Monday, May 09, 2005

Capítulo 3: El movimiento skinhead en España

Es preciso que la hermandad no se multiplique en forma indefini­da; porque desde el momento en que la astucia y la determinación existen sólo en una porción relativamente reducida de la humani­dad, un movimiento cuya organización no pusiera límite al creci­miento del mismo, se debilitará necesariamente alguna vez.
Adolf Hitler, Mi lucha


Mi cráneo recién afeitado ya no dejaba lugar a dudas. Por desgra­cia. Por esa razón los 20 o 15 punks, anarquistas y red‑skins que se encontraban en la plaza de Malasaña, importante punto de encuen­tro izquierdista madrileño, lo tuvieron muy claro nada rnás verme. Estúpido de mí. Esto es lo que ocurre por no conocer el terreno que pisas. Yo ignoraba que esa zona de Madrid fuese una especie de rneca antifascista. Y lógicamente, para todos aquellos antinazis encontrarse a un skinhead solo y con cara de despistado, era un regalo del cielo,

Sólo tuve tiempo de escuchar dos frases: «¡Compafieros, un nazi!», «¡A por él!», antes de echar a correr como un poseso. Al llegar a la calle Fuencarral me atreví a echar un vistazo atrás, sin dejar de correr. Una auténtica horda de energúmenos con las crestas de colores y cadenas en las manos me seguían cada vez más cerca, Apreté el paso maldiciendo a las Doc Martens que me restaban agilidad y rogarido a todo el panteón vikingo que en el cruce de la Gran Vía estuviese el coche de la Policía Municipal que tantas veces había visto aparcado en la plaza. Prefería ideritificarme ante la policía como periodista infiltrado, que recibir una palíza de los «pacíficos y tolerantes» izquierdistas que me seguían, profiriendo todo tipo de gritos: «¡Nazi, fascista, racista, te vamos a matar!» Pero los dioses paganos comunicaban. Y es que nunca encuentras un policía cuan­do lo necesitas. (pa habernos matao jojojojojojojojojojojojojojojojojojojojojojojojojojojojojojojojojojojoj)

Bajé la calle Montera a la velocidad de la luz, tropezándome con prostitutas, traficantes y proxenetas, y, por la forma en que me miraban, es seguro que alguna vez habrían sido víctimas de una agre­sión por parte de mis camaradas sIcins. Pensé en refugiarme en el número *****, donde se oculta la sede del ***** *****. Pero tendría que subir seis pisos, y probablemente nin­gún neonazi se encontrase a esas horas en el local. Así que seguí corriendo Montera abajo, hasta la Puerta de Sol, casi sintiendo el aliento de mis perseguidores en la nuca. Atravesé Sol como un come­ta hasta alcanzar la calle ***** y por fin llegué al número *****. Subí las escaleras de tres en tres, para refugiarme en DSO, que, gracias a Wotan, no había cerrado todavía...

No sé qué ocurrió con los SHARP. Supongo que conocían la tienda nazi por antonomasia en Madrid y decidieron no arriesgarse a encontrar a un grupo de camaradas NS dispuestos a protegerme. Sin embargo, cuando recobré el aliento y pude detallar la «anécdo­ta» a la compañera de Femando ***** *****‑propietario de DSO y uno de los fundadores de Bases Autónomas, cuyo nom­bre se ha publicado en cientos de libros y artículos‑, supe que acaba­ba de dar otro paso de gigante en mi investigación. Acababa de convertirme en un camarada NS que había estado a punto de «pere­cer por la causa de sus ideas». Tenía que sacar todo el partido posi­ble a aquel suceso y lo hice.

Continué visitando esa tienda; el propietario, entre mi cráneo rapado y mi aventura con los SHARP, ya no tenía ninguna duda sobre mí. Quizá por eso el mismísimo F***** ***** me invi­taría, poco tiempo después, a asistir a un acto organizado por la extrema derecha, en el que se darían cita fascistas, neonazis, falan­gistas, etc., de todo Madrid. Y fue este histórico del neonazismo espa­ñol quien estrechó mi mano mientras me entregaba una invitación para asistir a esa especie de «cumbre» de la extrema derecha española, con motivo de la proyección de un documental en tomo a la División Azul. Parecía evidente que estaba en el buen camino. Y debía agradecérselo a aquel grupo de anarquistas, punks y red‑skins que habían intentado darme una paliza. Todavía no sabía que poco tiempo después debería convivir con ellos durante meses, asistir a sus manifestaciones, participar en sus atentados callejeros, convivir con los líderes okupas y convertirme también en un antifascista para conocer el otro lado del espejo. La otra cara del movimiento skin­head. Pero vayamos por partes.
Antes de salir de DSO, tras agradecer la invitación hecha por F***** *****, me percaté de que había llegado material nuevo a la tienda. Además de los últimos CDs de Céltica o Divi­sión 25o; además de nuevos colgantes con cruces célticas, runas o martillos de Thor; además de banderas preconstitucionales, cami­setas de las SS o parches y pins neonazis, me encontré con bufan­das, banderas y camisetas de la peña Ultrassur del Real Madrid, que decoraban los estantes de DSO. Y entonces recordé que Jor­di, alias Rommel, me había explicado en una ocasión que la pefia ultra a la que él pertenecía, las Brigadas Blanquiazules del Espa­ñol' ‑en cuyo estadio aparecieron skins por primera vez‑ esta­ba «hermanada» con los Ultrassur del Real Madrid, «donde pue­des encontrar a los skinheads más veteranos de Madrid». Así que la cosa estaba clara, continuaría mi acercamiento a los neonazis a través del fútbol. (estaba claro, el tema de los ultras futboleros era más sensacionalista y me ayudaria a dar más publicidad a mi libro, con lo que tendri más ventas...)



Ultrassur versus Hammerskin

Antes de pedir a Jordi que me pusiese en contacto con algún cama­rada de Ultrassur, me dediqué durante varios días a pasear por los alrededores del Bernabéu antes, durante y después de los partidos. Quería familiarizarme con las calles y localizar rutas de fuga en el caso de que fuese descubierto y tuviese que poner los pies en polvorosa, como me había ocurrido en el centro de Madrid unos días antes. Estaba claro que si fueran los skinheads de Ultrassur los que me persiguiesen para agredirme, no iba a encontrar refugio preci­samente en un local neonazi...

Localicé el VIPS del Paseo de la Habana, donde siempre hay guar­dias de seguridad; memoricé las entradas y salidas de metro más cercanas y un par de locales con puerta trasera por si fuese necesa­rio despistar a unos hipotéticos perseguidores; después me compré un llavero, un mechero y una bufanda del Real Madrid y acudí a la cervecería El Refugio, donde Jordi me había citado con Waffen, un joven ultrassur, que además era ya un viejo conocido mío de los cana­les neonazis en Intemet.

Wiafien, cuyo verdadero nombre no revelaré por razones obvias (sería víctima de una paliza mortal si los cabecillas de Ultrassur sospechasen que fue quien me introdujo en la peña), también era miembro de una importantísima familia madrilefía. Nada que ver con la imagen estereotipada de los skinheads de escasos recursos económicos y bajo nivel cultural. Lo sé porque en una ocasión le seguí hasta su domicilio, en una lujosa urbanización del norte de Madrid; perímetro vallado, garitas de seguridad, etc. No fue fácil llegar hasta los buzones para averiguar el nombre de sus padres...

La cervecería, ubicada a pocos metros del Bernabéu, resultó ser todo un refugio para los cachorros de Ultrassur. Allí se daban cita, antes de cada partido, los componentes más jóvenes de la peña madridista. Conecté la cámara oculta antes de entrar a comprar tabaco y echar un vistazo, mientras esperaba a Waffen, y lo primero que grabó fue a un grupo de skinheads de corta edad canturreando:

Seis millones de judíos a la cámara de gas,seis millones más, seis millones más...

Siempre me ha parecido ridículo que los neonazis revisionistas negasen la existencia del Holocausto y de las cámaras de gas, cuando todos los que he conocido se manifiestan a favor de gasear a todos los judíos. En otras palabras, si no hubiesen existido los cam­pos de exterminio, los neonazis de hoy en día se ocuparían de cons­buirlos...

En El Refugio seguían los cánticos:
Es judío el que no bote, es, es...
Y yo boté, claro, mientras sostenía la cámara de vídeo que lleva­ba sujeta bajo la bomber para que no se me cayese al suelo delante de aquellas docenas de jóvenes neonazis que me rodeaban. Evi­dentemente no me había equivocado de local.
Waffen llegó puntual.
‑Iñald, tío... tú eres el colega de Jordi.
‑Sí, qué pasa, tío.

Un apretón de rnanos caluroso, sincero y unas cervezas compar­tidas mientras hacíamos las presentaciones.
Caprichos del destino. Waffen acababa de adquirir en un anti­cuario madrileño una daga de las SS muy similar a la que El Coma­dreja había regalado a mi camarada del Ku Klux Klan, sólo que la de Waffen era una réplica por la que había pagado una pequeña fortuna. Lo que me dejaba claro, por si me quedaba alguna duda, que disponía de holgados recursos económicos, a pesar de ser estudian­te. El joven skinhead, neonazi y madridista hasta la médula, me puso en antecedentes sobre el colectivo en el que ahora iba a sumer­girme, mientras nos tomábamos unas hamburguesas en el McDo­nald's de Concha Espina, a pocos metros del Bernabéu. Éste es un resumen de la historia de Ultrassur, narrada por ellos mismos:

«Todo cornienza a finales de los años setenta, cuando dentro de la peña Las Banderas hace irrupcion un grupo de jóve­nes con una idea un tanto "particular" de entender el fútbol, si bien en principio son acogidos con normalidad y la mayor parte de este grupo de jóvenes se afilian a dicha peña. Corría ya la temporada 1981‑1982, cuando el Real Madrid disputa la final de la Copa del Rey en Valladolid frente al Sporting de Gijón, partido en el cual este grupo de jóvenes, pertenecientes aún a la peña Las Banderas, protagoniza una larga serie de inci­dentes frente a la hinchada Fondo Sur del Sporting, actual­mente Ultra Boys. A raíz de estos incidentes, estos miem­bros son expulsados de la peña, lo cual sienta las bases para la creación de Ultrassur.
»Así pues, en la presentación del Real Madrid 1982‑1983, este grupo de jóvenes liderado por Antonio Guerrero decide formar Ultrassur, acto que toma forma definitiva con la crea­ción del primer camet del grupo. En esta temporada tienen lugar dos acontecimientos que catapultan a los Ultrassur a las primeras páginas de los periódicos; el primero fue con motivo del encuentro de Liga disputado por el Real Madrid en Valencia, partido que perdió el Real por 1‑0, dejándoles sin conquistar el título, lo que provocó que los aproximada­mente 5o ultras desplazados a la ciudad del Turia comenza­ran a agredir a los aficionados valencianistas. El segundo hecho de esta temporada 82‑83 fue la final de Copa disputada ante el F.C. Barcelona en Zaragoza; en esta ocasión los incidentes con los hinchas catalanes comenzaron desde la llegada a la pla­za del Pilar de los madridistas, continuaron durante el parti­do y no concluyeron hasta varias horas después de terminado el choque. Con esto se puede apreciar que, desde el primer año de actividad propiamente como grupo ultra, vienen arras­trando la "fama" que les precede. Esta temporada 82‑83 con­cluye con la declaración ante el comité de disciplina del club blanco de varios integrantes de Ultrassur, teniendo que res­ponder de varios incidentes en Charnartín y de los ya relata­dos en la final de Zaragoza.

»En la temporada 85‑86 es muy importante, igualmente, el inmenso banderón patrocinado por la Comunidad de Madrid que fue desplegado por vez primera con ocasión del Real Madrid‑Barcelona de este año; el banderón más grande desplegado hasta la fecha en un estadio español. Pero sin duda lo más relevante de esta temporada fueron los hechos producidos en Alicante con la visita del Real; hasta allí se desplazaron unOS 200 ultras, que llegaron el día anterior al partido. Ya esa noche, estando en un bar, ciertas personas comienzan a cantar el himno del Barcelona, lo que termina con agresiones, el bar destrozado y ocho ultras detenidos. Al día siguiente, ya en el estadio, al marcar el tercer gol el Real Madrid, los hinchas alicantinos comienzan a arrojar objetos a los rnadridistas, los cuales terminan por cargar dentro de la grada, recordando la tragedia de Heysel sucedida el año ante­rior, lo que se saldó además con otros dos ultras detenidos. Desgraciadamente, de este año también hay que mencionar que después de un partido de baloncesto que jugaron los blancos, los ultrassur se presentaron en el Vicente Calderón, donde jugaban el At. Madrileño y el Castilla, y entraron en el Fondo Sur del mismo agrediendo a los seguidores atléticos.

»La temporada 86‑87 quizá fue la rnás importante en la his­toria de este grupo, ya que marca su total consolidación como grupo ultra, a la vez que le lanza al "estrellato" tanto nacional como internacionalmente. En el mes de octubre, en el encuen­tro que disputa el Real Madrid de baloncesto en la cancha del Estudiantes, se producen numerosísimas agresiones por par­te de los ultrassur a los seguidores estudiantiles. Tan sólo un mes después de estos incidentes, el conjunto blanco se des­plaza a Valladolid en encuentro liguero, lógicamente acompa­ñado por sus más fieles seguidores. Hasta aquí todo es nor­mal, hasta que en ¡in determinado momento del partido, y ante los continuos insultos a que se veían sometidos los ultras madridistas por parte de aficionados vallisoletanos, los ultras­sur dan comienzo a una serie de cargas y peleas dentro de la misma grada, lo que lleva a la memoria de la sociedad las imágenes protagonizadas por el mismo colectivo tan sólo unos meses atrás en Alicante. Todo esto trajo consigo unas tre­mendas oleadas de protestas a la vez que el nombre de Ultras­sur se veía continuamente atacado, lo que creó una especie de psicosis como jamás se ha visto en España. En el mes de enero, en el partido contra el Betis, los guardias jurados del estadio cargan brutalmente contra el grupo, por lo que los ultrassur repelen las agresiones, lo que lleva a los agentes a practicar cuatro detenciones. Y esto era solo una muestra de esa psicosis hacia los ultras, incluso el Sindicato Profesional de Policía Uniformada y la Asociación Sindical Independiente de la Policía consideraron desproporcionada y fuera de lugar la actuación del cuerpo privado de seguridad.

»Posteriormente a estos hechos se disputaba en el Bema­béu un partido amistoso entre las selecciones de España e Inglaterra, para lo cual acudieron 2oo hooligans desde las islas a presenciar el encuentro; este desplazamiento hizo extremar a la policía las medidas de seguridad, pese a lo cual el mismo día del partido tres hinchas británicos resultaron apuñalados por los ultrassur.

»Con todo esto llegamos a la temporada 87‑88, que comien­za con las consecuencias del partido del año anterior contra el Bayern, y así el Real Madrid juega su primer partido de la Copa de Europa contra el Nápoles a puerta cerrada en el Ber­nabéu; para la segunda ronda eliminatoria el Real Madrid se desplaza a Valencia a enfrentarse al Oporto, y hasta la ciudad del Turia se desplaza Ultrassur volviendo a generar inciden­tes con los portugueses antes, durante y después del partido, ya que además su ubicación estuvo justo encima de los afi­cionados llegados de Portugal. Antes de estos hechos, y duran­te el partido del trofeo Santiago Bernabéu disputado ante e¡ Everton, i8o miembros del grupo eran expulsados del estadio. Esta temporada, en el derby contra el Atlético en el Ber­nabéu y tras ir perdiendo el Real Madrid por 0‑4, mediado el segundo tiempo, los ultras blancos acceden hasta la zona del tercer anfiteatro donde se ubicaba el Frente Atlético y desen­cadenan una carga sin precedentes hasta el momento contra ningún grupo ultra dentro de un estadio; en este encuentio, ya una vez finalizado, resultó también apuñalado un segui­dor atlético.

»En cuanto al derby del Calderón hay que señalar que el autocar que portaba a los jugadores rojiblancos, y que llegó al estadio con tan sólo una hora de antelación, fue apedreado por Ultrassur en la M‑30, muy cerca del estadio. De esta tem­porada hay que decir también que a la salida de un Real Madrid‑Estudiantes fue agredido Javier García Coll, jugador del cuadro estudiantil, que además sufrió desperfectos en su coche. Por último, de esta temporada debemos apuntar que tuvo lugar un programa de Iñaqui Gabílondo titulado En Fami­lia, donde miembros de Ultrassur con la cara tapada hicieron unas muy duras declaraciones, amén de ser la primera vez que grupos de ultras se ponían delante de las cámaras en un pro­grama en directo.

»Así llegamos a la temporada 88‑89 que comienza con la muerte, en el verano del 88, de Ton¡, miembro carismático del grupo. Continúa en el mes de septiembre con el viaje a Gijón del grupo; así, el día anterior al partido viaja hasta tie­rras asturianas un autocar del grupo, y cuando Regaban a Gijón toman camino a Oviedo, donde eran las fiestas patronales, una vez allí son constantemente provocados hasta que se desencadenan unos gravísimos incidentes que concluyen con la detención de 24 ultras blancos. A partir de este año, comien­za a hacerse más fuerte la amistad que de años atrás unía a Ultrassur con las Brigadas Blanquiazules del Español; se hacen fotomontajes de amistad y también se unen ambos grupos en la celebración del 2o‑N del año 88, quedando finalmente sellada esta amistad cuando, el 13‑5‑90, cuatro miembros de Ultrassur se desplazan a Sarriá, invitados por las Brigadas, a presenciar el partido de promoción contra el Betis, para lo cual colocan por primera vez la pancarta de Ultrassur en el fon­do sur de Sarriá. A finales de la temporada un grupo de Ultras­sur siembra el pánico en la madrileña zona de Moncloa con numerosísimas y graves agresiones (algunas con arma blan­ca), que terminan el 15‑12‑90 con la detención de alguno de sus líderes. El fin de esta temporada tiene lugar con la dispu­ta, por parte del Real Madrid, de la final de la Copa del Rey frente al Valladolid en el estadio Vicente Calderón; hasta el estadio del eterno rival se acercaron los ultras madridistas, volviendo a sembrar el pánico entre los aficionados pucela­nos, con el resultado de cuatro heridos, uno de los cuales debió ser operado tras haber sido apuñalado, y numerosas denuncias puestas por agresiones contra los ultrassur.

»También hay cosas que destacar en la temporada 90‑91, donde con motivo del derby de Copa en el Vicente Calderón, aproximadamente 300 ultras madridistas se concentran en la Plaza Mayor de Madrid y se dirigen al estadio. Una vez cru­zada la Puerta de Toledo, son parados por la Policía Nacional y, convenientemente escoltados, son ubicados en la tribuna del Manzanares; ésta es la primera vez que los Ultrassur son conducidos de esta manera al Calderón, lo que a partir de este momento será una norma en los desplazamientos al estadio vecino, y que actualmente a todos nos resulta tan natural. Así pues, meses después y con motivo del derby de Liga, se organiza una nueva concentración en la Plaza Mayor, ya acordada previamente con la Policía Nacional, y a la que acuden unos 500 miembros del grupo, la representación rnás numerosa hasta aquel momento. De esta temporada, hay que comentar también que por primera vez en muchos años un pequeño grupo organizado de Boixos Nois (aproximadarnen­te unos 20) se desplaza al Bernabéu. Una vez comenzado el encuentro, los ultrassur deciden subir al tercer anfiteatro y car­gan contra los aficionados culés que se habían desplazado al estadio sin escolta policial, y sin oponer casi resistencia dado su escaso número no tienen otro remedio que abandonar el estadio a la carrera.

»Así llegamos a la temporada 91‑92, en la que sin duda lo más significativo fue el barco vilcingo desplegado contra el Aflé­tico de Madrid; éste quizá ha sido uno de los "tifos" en el que más gente ha tenido que colaborar, ya que la íntegra construcción del barco corrió a cargo del grupo, construcción en la que se tardó cerca de una semana. Como anécdota hay que comentar que por su gran tamaño resultaba imposible hacerlo acceder al Fondo Sur, por lo cual hubo de ser sacado el barco del estadio e introducido por una puerta normal de entrada al campo. Este barco llevaba consigo un acompana­miento de olas, las cuales no se pudieron sacar en su totali­dad porque, una hora antes del partido, la policia rompió la mayoría de ellas ya que los ultras llevaban pequeños palos para estirarlas.

»En esta temporada 1992, y con motivo del choque con­tra el Atlético de Madrid en el Calderón, varias horas antes del partido, unos 15 miembros de Ultrassur se presentan en la Plaza Mayor, lugar habitual de concentración rnadridista, y cuál es su sorpresa cuando aparecen unos 40 individuos, entre nriembros del Frente Atlético junto con miembros de la sec­ción Centre de Boixos Nois, convenientemente armados, los cuales han de huir en el enfrentamiento con los ultrassur. En esta temporada hay que resaltar también que por prirnera vez los ultras blancos acuden organizadamente al Nou Camp y, a bordo de ocho autocares, unos 450 miembros del grupo acuden a la ciudad condal, en la que son acompañados por un centenar de miembros de las Brigadas Blanquiazules del Español. Esta temporada marca también el inicio de los via­jes organizados al extranjero, y así cabe destacar el viaje a Turín en la Copa de la UEFA, así como el desplazamiento a Nantes para la final de la Recopa de Europa de baloncesto frente al Paok de Salónica. El final de esta temporada tiene lugar con la disputa del último encuentro de Liga con el equipo que se convertiría en la "bestia negra" de los merengues: el Teneri­fe. Para ello aproximadamente 300 tátras madridistas acuden a las islas Canarias a apoyar al equipo, que terminó por per­der la Liga y acarreó una oleada de violencia por parte del grupo a la salida del partido, lo que se saldó con numerosos heridos, bares rotos, autocares destrozados, etc. En esta tem­porada también tiene lugar un intento de legalizar el grupo, para lo cual se crea una junta directiva compuesta por unas io personas, quienes se encargan de realizar los estatutos de la peña y de llevarlos al Ministerio del Interior, si bien éste no da el visto bueno para la legalización del grupo. No obs­tante, antes de la negativa del ministerio se suscitaron algu­nas diferencias con algún miembro del grupo, lo que cuIrni­na con la creación en la temporada siguiente del grupo Orgullo Vikingo, si bien el grueso del grupo no se resiente práctica­mente nada de esta escisión.

»Sin duda, el aspecto más importante del grupo esta tem­porada 92‑93 fue el de los desplazamientos, ya que los ultras­sur estuvieron presentes en La Coruña, donde se produjeron enfrentamientos con la policía; Vigo; Oviedo; Logroño; Zara­goza; Barcelona contra el Español y el Barga; Burgos; Valen­cia; Sevilla; Cádiz, y París, donde se desplazaron unOs 350 miembros del grupo que tuvieron el "gustazo" de poder que­mar unas cuantas bengalas y botes de humo, algo prohibido en España. Esta temporada vuelve a concluir con el desplaza­miento a Tenerife, donde el Real Madrid se vuelve a jugar la Liga y la vuelve a perder. Pero no es sólo eso; la noche ante­rior, y debido a una chiquillada sin importancia por parte de un par de miembros del grupo en el hotel donde se hospe­daban, que consistió en utilizar un extintor, el conserje llama a la policía y ésta, alertada y escannentada de los incidentes que se habían protagonizado el año anterior, en un arrebato, irrumpe despiadada e injustamente en las habitaciones ocu­padas por miembros de Ultrassur: algunos dormían, otros jugaban a las cartas y, echando mano de la ya extinguida Iey Corcuera", detiene a 17 miembros de la peña. Algunos son sacados a la fuerza medio desnudos y tienen que pernoctar en comisaría tres días. Más tarde, serían acusados de desór­denes públicos y de tirarse a la piscina desde la terraza (exis­ten fotos donde se demuestra que era imposible tirarse a la pis­cina, pero el juez no las tuvo en cuenta), etc. El trato por parte de los funcionarios fue bueno y sólo tuvieron algún enfrentamiento verbal con algún yonqui ... »

Confieso que estaba asombrado. Me fascinaba la tranquilidad con que los ultras del Real Madrid confesaban haber apuñalado y apa­leado a hinchas rivales y cómo habían protagonizado todo tipo de incidentes violentos, amparados en su supuesto amor al club blan­co. Pero yo quería ir más allá. En su «autobiografía» no habían mencionado en ninguna ocasión las palabras nazi, fascista o skin­head. Así que tal vez, como ellos afirman una y otra vez, su supues­ta vinculación con el movimiento neonazi fuese tan sólo fruto de la imaginación calenturienta de algún «periolisto» (así denominan a los periodistas).
Sin embargo, yo había escuchado con mis propios oídos las aren­gas antijudías en El Refugio, y estaba viendo ante mis ojos celticas y cruces gamadas que Waffen, socio oficial y muy activo de Ultrassur, exhibía en su bomber. Bajo la cual, por cierto, llevaba una daga de las Waffen SS... Así que todo parecía sugerir que realmente existía algún tipo de vinculación entre Ultrassur y el movi­miento neonazi. Y por ahí orienté la conversación, obligando a Waf­fen a que me informase sobre esas relaciones. Sin embargo el joven skinhead se mostraba reacio a darme más información que la estric­tamente necesaria. Al fin y al cabo yo era un extraño recién llegado a la comunidad neonazi madrileña. No obstante, el mayor triunfo de la noche fue que me condujera a la cervecería Mr. Raff, ubicada en la calle Marceliano Santamaría, a muy pocos metros del Saritia­go Bernabéu. Allí me encontré con José Luis 0.., alias Ocha, considerado por todo el mundo como el cabecilla de Ultrassur. Yo disiento de esa opinión.
En la cervecería Mr. Raff, Ocha colocaba, antes de cada partido del Real Madrid, un pequeño puesto de venta, en el que comercializa­ba un amplio merchandising con todo tipo de productos sobre el club blanco y la peña ultra: pegatinas, camisetas, bufandas, relojes, llaveros, gorras y la revista oficial de Ultrassur: En elfondo hay sitio, entre otras muchas cosas. Según las malas lenguas, Ocha comer­cializaba también en ese puesto las entradas que el Real Madrid cedía a la peña como invitaciones, y con cuya venta se subvencionaban los ultras. Pero nadie había conseguido demostrarlo. Yo también lo intenté y fracasé. En mi primera visita al Mr. Raff, ingenuo de mí, pretendía que Ocha me vendiese una entrada para el partido y sólo conseguí que me fulminase con la mirada. Todavía no me había ganado su confianza. Deberían pasar aún un par de meses para que yo pudiese comprar a Ocha una de las entradas que el Real Madrid regala a la peña ultra. Y antes tendría que ingresar como socio en Ultrassur.
Naturalmente, investigué a fondo a Ocha hasta el punto de loca­lizar el bar donde solía ir a comer todos los días. Y no fue dificil, ya que el presunto cabecilla de Ultrassur es el ultra más famoso en la historia del fútbol español.
Nació el ***** de ***** de 19***** en el pueblo de ********* (*****), adonde todavía regresa con cierta frecuencia. Hijo de ***** y *****, estaba domiciliado en la calle*****. Tanto esa dirección, como su DNI, aparecen en varios momentos de mi investigación, cuando rastreo las finanzas de la peña. Ultrassur.

En el Registro de la Propiedad, por ejemplo, la pista de la marca comercial Ultrassur apunta una vez más hacia Ocha. El siguiente es un documento público, así que me permito reproducirlo exactamente:
********* ******* ************ **

Ocha se ha ganado a pulso la fama de violento y peligroso que le precede. Sus altercados más gloriosos figuran en su expediente policial:

‑ Detenido por lesiones y daños, el u de septiembre de 1988 en Oviedo, durante los disturbios que produjeron los ultrassur en uno de sus desplazamientos históricos más memorables, y que reseña en su autobiografia.
‑ Detenido el ir de septiembre de 1988 en Bonn (Alemania), por difundir distintivos de organizaciones anticonstitucionales. A la peña de Ultrassur desplazada hasta Alemania con el Real Madrid, sólo se les ocurrió blandir banderas nazis, esvásticas y cruces gama­das en cuanto su avión tomó tierra. Ocha era uno de los ultras dete­nidos por aquella provocación, en un país donde los símbolos del III Reich están prohibidos.
‑ Detenido el 2o de mayo de 1997 por intentar agredir al árbi­tro durante un partido de baloncesto entre el Real Madrid y el Bar­celona. Aquel incidente le valió una sanción administrativa por la cual se le prohibió el acceso a cualquier recinto deportivo durante tres años. Tras cumplirse esa condena, yo mismo compartiría las gra­das del Bernabéu con Ocha poco después.
El primer intento de ganarme la confianza de Ocha fue decep­cionante. Pero sólo era una cuestión de tiempo. Así que volví una y otra vez a los alrededores del Bernabéu protagonizando en cada visita ‑a lo que es un verdadero coto neonazi‑, un sinfin de anéc­dotas. Por citar una; en cierta ocasión, mientras recorría la zona tomando imágenes de recurso para mi reportaje de los cabezas rapadas de Ultrassur, de locales de reunión y de sus actuaciones dentro y fuera del estadio, fui asaltado por dos enormes policías nacionales que me arrinconaron contra una pared, pidiéndome que me identificara. Al parecer una joven había denunciado que un cabeza rapada vestido con bomber y botas militares le había robado el teléfono móvil y yo coincidía con la descripción... YO Y 300 skin­heads más. Los policías se sorprendieron cuando me saqué el DNI de la bota. Lo ocultaba ahí por temor a que pudiese caérseme del bolsillo o pudiese ser visto por alguno de los neonazis por cual­quier razón, delatando mi verdadera identidad.

Éste fue uno de los momentos de gran tensión en la investiga­ción, ya que si los policías decidían registrarme allí mismo, ante cien­tos de ultrassur, encontrarían mi cámara oculta y no tendría fonna de explicar a los cabezas rapadas qué demonios estaba haciendo con una cámara de vídeo si no era grabándoles a ellos... Gracias a los dioses en ese momento intervino la joven, explicando a los agen­tes que el ladrón llevaba una bomber negra y la mía era verde... Respiré aliviado.
En otras ocasiones me encontré con miembros de Falange, Fuer­za Nueva, Alternativa por la Unidad Nacional o Democracia Nacional que aprovechaban la concentración de neonazis en tomo al Bema­béu, antes de cada partido, para vender sus revistas y productos. Creo que la sola presencia de la extrema derecha en tomo al estadio del Real Madrid, antes de cada encuentro, invita a pensar. Sin embargo no era más que un pequeño síntoma de la estrecha vinculación entre el movimiento ultra, los skinheads y los partidos políticos de extrema derecha, que descubriría más tarde.
Y por fin, en una de mis visitas al Bernabéu, podría ver mi pri­mera paliza de los skinheads a un negro. Ocurrió minutos antes de un Barcelona‑Real Madrid. Yo llevaba ya casi una hora patrulland» los alrededores del Bernabéu. Me dejaba ver en el Mr. Raff, en El Refugio, en el Tarumba y en todos los locales frecuentados por skinheads. Saludaba a unos y a otros, compraba sus revistas y, sobre todo, grababa sus caras. Y de pronto un estrépito al final de la calle Marceliano Santamaría llamó mi atención. Salí corriendo hacia allí, casi al mismo tiempo que un grupo de agentes antidisturbios. Un grupo de ocho o nueve jóvenes skinheads habían rodeado a un turis­ta francés, de raza negra, que ignoraba la concentración de neona­zis que frecuenta el estadio de fútbol del Real Madrid antes de cada encuentro, y pagó su osadía.
No me resisto a relatar una anécdota que se produjo a continua­ción. Cuando llegó la ambulancia para recoger al joven negro, bru­talmente agredido, descubrí que otros dos turistas franceses, amigos del primero pero de raza blanca, habían recibido también algu­nos golpes por ser «colegas de los negros». Sin embargo sus heri­das eran superficiales y no necesitaron ser trasladados a Urgencias, como el muchacho de color. Me pegué a ellos intentando grabar con mi cámara oculta sus comentarios sobre el ataque que aca­baban de sufrir, pero sabía que un skinhead haciendo preguntas sobre aquella agresión llamaría mucho la atención. Yo no podía interrogar a los testigos de la paliza, pero alguien iba a hacerlo por mí. Tres personas, una chica y dos varones, se abalanzaron sobre los franceses interesándose por lo que había ocurrido. La conversa­ción entre aquellos tres desconocidos ‑armados con sospechosas mochilas y bolsos‑, un policía y alguna de las vecinas que rodea­ban a los dos turistas agredidos quedó registrada por mi cámara. Ya que yo no podía hacer preguntas sin despertar sospechas, utilicé las suyas para conseguir la entrevista con los agredidos.
‑¿Qué sois, franceses?
‑Sí.
‑¿Por qué os habéis metido aquí?
‑Pero no nos hemos metido, sólo íbamos paseando. Es que como él es negro han empezado a tirar cosas. Y ya está. Después a pegamos porque estábamos ahí.
‑¿Cómo iban vestidos?
‑No sé, hombre, son todos los mismos, y si tú tienes miedo, ¿qué vas a hacer?
‑¿Qué hay? ¿3.000 personas? 3.000 personas no han sido. Habrán sido 20 0 25. Usted me dice: uno llevaba una camiseta con un tres aquí, pues ya está...
‑No, realmente estás muy así para fijarte...
‑Ay, qué miedo.
‑Pero miedo a qué, miedo a qué, señora, miedo a qué...
‑¿Pero por qué os habéis metido ahí?
‑No sabíamos, queríamos ver el partido en un bar, algo así... ‑¿Quién venía a por ti? ¿Los ultras venían a por ti?
‑Nosotros hemos pasado, imagínate, pasado, y la gente ha empe­zado a pegamos, sobre todo a él...
‑Ultrassur.
‑No sabíamos que ésta era la zona de Ultrassur. Conozco la reputación de Ultrassur y todo, por eso... Pero únicamente hemos pasado, nada más...
Sólo mucho tiempo después descubriría que aquellos tres curio­sos, que tanto se interesaban por lo ocurrido, eran tres periodistas de Antena3 que se encontraban realizando un reportaje con cámara oculta sobre los ultras. Yo les grabé a ellos y ellos me grabaron a mí. Y cuando alguno de mis camaradas me reconoció, en el repor­taje emitido por Antena3, mi identidad como auténtico neonazi se vio notablemente reforzada. Vaya desde aquí mi saludo a los com­pañeros de la competencia. Y mis disculpas por haberles ufflizado ‑ellos eran tres y yo estaba solo para conseguir aquellas declara­ciones de los turistas agredidos por los skinheads.
Evidentemente los neonazis de la peña Ultrassur consideran aque­lla zona su territorio y ningún extranjero, y menos un negro, es bienvenido a los alrededores del Bemabéu un día de partido.
Quienes conocen mi forma de trabajar saben que soy muy escru­puloso en mis investigaciones, así que tomé el número de la ambu­lancia y me las apañé para conseguir localizar, unos días después, al joven agredido por los skinheads de Ultrassur ante mis narices (y las de la policía), en el derby Barga‑Madrid.
No se trataba de un trozo de carne negra anónima, como segu­ramente creían sus agresores. Era un joven estudiante que se encon­traba de vacaciones en Madrid, y tan sólo quería conocer el legen­dario estadio del club blanco. Su nombre es Didier C. Y si quería conocer la paliza, desde el punto de vista del agredido, tenía que dirigirme a él. Mientras lo entrevistaba podría ver, por primera vez, el miedo que se aloja en los ojos de un agredido por los neonazis. A lo largo de esta investigación volvería a ver aquel brillo de temor en los ojos de otros muchos agredidos por los skinheads. A pesar de que el español de Didier no era perfecto, prefiero transcribir exacta­mente sus palabras de la cinta de vídeo.

‑¿Qué ocurrió esa tarde en el Bemabéu, Didier?
‑Estábamos andando y de repente hay muchos cabezas rapa­das que han venido y me han tirado una lata en la espalda, como seis o siete que estaban a mi lado y otros que estaban mirando y se han puesto a insultarme, y hay uno de ellos que ha empezado a pegarme. Entonces he intentado defenderme pero había demasia­dos contra mí solo.
»La verdad es que a mí me han empujado dentro de un bar y han cerrado el bar, no sé si el dueño del bar está acostumbrado a ese tipo de agresión y es un amigo de ellos, lo que sé en que todo ha pasado muy rápidamente y que mis amigos estaban aislados y no podían ayudarme.

‑¿Recuerdas algún detafle?
‑Había entre 20 Y 30 personas y yo estaba solo, me han pegado. Al principio pensé en defenderme y he recibido un golpe a la dere­cha y me he puesto en el suelo para protegerme y esperar, esperar a que se vayan y empiece el partido, porque todo eso ha pasado a las 20‑30 0 20.45. Para mí, no me parece que es una hora peligrosa nor­malmente en Madrid, pero en esta ciudad es peligrosa. Me acuerdo que pasé mucho tiempo en el suelo, estaba así para protegerme como en el boxeo. Yo espero algo como cinco minutos. Había un heficóp­tero y yo pensé que sería la policía que estaba grabarido la agresión, pero no, al parecer no había ningún policía en esa acera y es una ace­ra muy conocida para ser peligrosa, porque ya se sabe que en ese tipo de gente se juntan todos, en esos momentos en esa calle. Estaba pensando sólo para vivir y diciéndome que tengo que protegerme para tener los menos golpes posibles, las menos heridas posibles y huir lo más rápidamente posible. No podía defenderme yo solo, estaba demasiado grave para correr e irme, entonces solamente a proteger­me y como sabía que ellos iban a pasar de pegarme y que en algún momento se van, entonces estaba esperando sobre todo.

‑¿Qué te diagnosticaron en el hospital?
‑Tenía varios golpes, tenía una cabeza, ibufi, increíble, me pare­cía más a un elephant rnan que otra cosa, porque tenía los ojos com­pletamente cerrados ya, ¡bufi, un golpe y choques por distintos lados, la rodilla derecha, el hombro izquierdo también, todavía me duele un poquito y sobre todo tenía la nariz rota y he perdido mis gafas durante la agresión; menos mal que no he perdido la conciencia.
‑¿Alguno de tus agresores tenía alguna estética especial, vestía de alguna forma particular?
‑Alguno sí, lo que pasa es que es algo que no sabía, es que yo no soy español y vengo de Francia, de París, y no sabía que por ejemplo [ ... ] es una forma de vestir de los skins, eso no lo sabía, aquí en mi país no se hace. Muchos tenían el pelo corto, sobre todo la cabeza rapada. Había algunos que tenían bombers, por ejemplo... Hablé con la policía y me han dicho que algunos forman parte de Ultrassur y de un grupo pequeño dentro de los Ultrassur que se llaman Águilas blancas.
‑Tú sabes por qué te atacaron?
‑Sí, por supuesto. A causa del color de mi piel...

Leyendas con nombre propio

Poco tiempo después de la agresión a Didier, el Mr. Raff cambió de propietarios y pasó a llamarse Moai, corno las misteriosas estatuas de la Isla de Pascua. Pero ninguna otra cosa cambió en la calle Marceliano Santamaría. Yo continuaba frecuentando el Bernabéu, DSO y otros locales, zonas y grupos neonazis. Y también acudía cada noche, desde el cibercafé, a las tertulias fascistas en la red. Allí fui ampliando mi círculo de amistades, mientras nuestra página se convertía en una web conocida, respetada y, lo que es más impor­tante, recomendada por todos ¿? los grupos neonazis españoles. Y por fin llegó el momento de conocer a uno de los skinheads más veteranos y peligrosos de España. Su nick en Intemet no dejaba lugar a dudas: Ultrassur.

Nos citamos frente al Moai, poco antes de un partido. Y para mi sorpresa, e intranquilidad, descubrí que tras aquel nick anónimo en la red informática se encontraba Álvaro C. *****., considerado número dos de Ultrassur, aunque a mi juicio es el verdadero Eder de la peña.

Llevaba semanas siguiéndole la pista. Los más jóvenes skinheads madridistas lo consideraban casi un mito y contaban todo tipo de leyen­das sobre él. Como aquella ocasión en que un «guarro» (con este cali­ficativo llaman a los anarquistas, okupas, comunistas y demás izquier­distas) le había rajado el cuello con una navaja, tras un enfrentamiento con hinchas rivales protagonizado por los ultrassur en Euskadi.
‑Joder, tío, le habían rajado de oreja a oreja y el Álvaro aún tuvo los cojones de irse a por él y reventarle la cabeza a hostias... pero que no se entere que te lo he contado ¿eh?, porque no le mola que hablemos de su cicatriz...

Rastreé archivos, consulté hemerotecas, revisé bibliografia especializada, crucé datos provenientes de grupos antifascistas, servicios de información, agencias de prensa, como he hecho con todos los líderes de grupos neonazis españoles relevantes, y por fin estaba en disposición de construir un perfil biográfico detallado de Álvaro.
Socio n' ***** del club blanco, con DNI *****.... nació en Madrid el ***** de ***** 19***** y siguió la tradición firniliar ‑su padre es un conocido jurista madrileño estudiando Derecho en la Uni­versidad Complutense, donde se licenció en ***** de 19*****.
Vivía en un buen barrio de la capital; concretamente en la calle *****, y en un buen edificio, al menos hasta su boda, en el verano de *****, con otra habitual de Ultrassur. Su hoja de antece­dentes penales es de lo más golosa:

‑ Detenido el 11 de septiembre de 1988 por lesiones y darios, en Oviedo, en los mismos altercados que su camarada y compañe­ro en el liderazgo de Ultrassur, Ocha.
‑ Detenido el 13 de diciembre de 1989 en Madrid, por lesiones. ‑ Detenido el 12 de diciembre de 1993 en Madrid, por robo con intimidación a una inmigrante.
‑ Detenido el 4 de marzo de 1998 en Alemania, por difundir distintivos de organizaciones anticonstitucionales. Vamos, que Álva­ro, junto con Ocha y otros miembros de Ultrassur, se pusieron a ondear banderas nazis, creyéndose que en Bonn eran tan tolerantes como en Madrid.

En el momento en que yo lo conocí, Alvaro se encontraba en liber­tad provisional, a la espera de juicio por unos graves altercados pro­ducidos el 18 de septiembre de 1999 en Las Rozas (Madrid). Sobre él pesaba una acusación por lesiones, atentado, resistencia y deso­bediencia grave a un agente de la autoridad.
Según las diligencias de la Guardia Civil no 4.102199‑R, que obran en mi poder, junto a Alvaro fueron detenidos otros jóvenes ultras: José Antonio R. .; Jorge Luis J. . y Eduardo P.. Y copio literalmente de dichas diligencias:
«Que en el momento de la detención a D. Álvaro C.., se le interviene una navaja (arma prohibida del tipo mariposa), con la que arremete a un componente de la Policía Local de Majadahonda (M) y la cual es depositada a disposición de S.S2. para los efectos que estime oportimos; que también se le intervienen 138 entra­das de fútbol, las cuales portaba en el bolsillo de su pantalón, para el encuentro entre los equipos del Real Madrid‑Deportivo de la Coruña para el día 18 de los corrientes, que con éstas se han realizado gestiones para verificar su lícita procedencia y la autenticidad de las mismas, para lo que por parte de la fuerza instructora tuvo que trasladarse al Estadio Saritiago Bernabéu de la localidad de Madrid para escuchar en manifestación al jefe de Seguridad de dicho club D. julio Cendal Pérez.
»Que asimismo en la detención de esta persona y poste­riormente en la manifestación del Agente de la Policía Local
que la efectuó, el cual está provisto de número de identifica­ción *****.... se denota una actitud xenófoba, ya que expresa textualmente: "Le he confundido con un sudaca de mierda y por tal motivo quería pincharle."»
En otras palabras, lo acusaban de haber intentado apuñalar a un policía de aspecto sudamericano... Para poder evitar el apuñala­rniento, según consta en la declaración del policía, y detener a Álva­ro, el agente se había visto obligado a llegar al extremo de sacar arma reglamentaria y disparar un tiro al aire. Esto nos da una idea la gravedad del ataque. Lo más sintomático de este incidente que, en el momento de su detención, la policía le encontró
entradas para el partido Real Madrid‑Deportivo. ¿Quién le ha entregado a Alvaro 138 entradas para el Bernabéu?
Alvaro intentó desmarcarse de la cuestión declarando que las entra­das eran propiedad de Raúl V.., otro miembro de Ultrassur que ade­más es su abogado. Fue el letrado que defendió a Alvaro en este caso, y a casi todos los demás ultrassur en incidentes similare. Nacido el ***** de ***** de 19*****, hijo de ***** y *****, y domicilio en la ***** de*****, con DNI*****... Raúl es un activo miembro de la peña, no sólo por asesorar jurídicamente a los ultras en infinidad de ocasiones, a tra­vés de sus Sonrisas jurídicas (publicadas en la web de Ultrassur y en la revista de la peña), sino que se encarga de las rifas, graba desde el estadio las cargas policiales en la calle Marceliano Santamaría, etc. Raúl es el abogado de casi todos los ultrassur detenidos. El último, Femando., alias Nando, detenido en 2002 por su responsabilí­dad en la elaboración de páginas web racistas y xenófobas. Por cier­to, Raúl también se desmarcó del tema de las entradas, declarando a la Guardia Civil ignorar de dónde habían salido...

Pero volviendo a Alvaro; en los archivos de irnágenes de televisión me encontré con interesantísimos documentos grabados por los servicios informativos, a mediados de los ochenta, en los que reconocí a Álvaro, liderando la violencia ultrassur. En uno de los vídeos se puede observar cómo él solo se enfrenta a un grupo de hinchas de una peña rival, antes de recibir el refuerzo de sus camaradas. Aquellas imágenes demostraban que aquel joven le echaba valor y no temía a la violencia. Al contrario. No es de extrañar la leyenda que pesa sobre él entre todos los skinheads españoles.
Vamos, que el muchacho ‑que ya había cumplido los 30 años­ era una joyita. Y naturalmente no me sentía precisamente tranquilo al encontrarme con él. Varios compañeros periodistas, concretamente de la productora El Mundo‑TV, sufrieron una brutal paliza y perdieron parte de sus equipos de grabación y cintas mientras intentaban llegar hasta este personaje. Los reporteros de El Mundo, que también inten­taban realizar un reportaje de cámara oculta sobre los neonazis de Ultrassur, hicieron demasiadas preguntas sobre Alvaro, levantando las sospechas de los ultras, que obraron en consecuencia. A la hora de escri­bir estas líneas, y tras haber conversado con Lucía, una de las agredi­das, me contó que todavía se encuentra convaleciente por aquella pali­za. Ni los compañeros de Antena3 ni los de El Mundo‑TV habían conseguido llegar hasta Alvaro, ni mucho menos ingresar en las filas de Ultrassur, y yo no quería su suerte. Sobre todo porque yo no con­taba con ningún apoyo y en el caso de recibir la violencia de los sIdn­heads, no tendría ningún compañero cerca. Así que llegados a este punto tendría que extremar las precauciones e intentar aprender de los intentos de mis compañeros, para no seguir sus pasos.
No apartaba este pensamiento de mi mente cuando estreché la mano de Alvaro mientras me presentaba. Sabía que estudiaría todos mis movimientos y me sometería a un riguroso examen. Pero creo que aprobé la prueba.

‑Coño, tío, tú eres Tiger.
‑Y tú Ultrassur. joder, qué raro verte en persona y no por el orde­nador...
Durante horas aburrí al skinhead más legendario de Madrid con una sarta de arengas absurdas contra la inmigración, el mestizaje, los nacionalismos separatistas, ETA, el aborto, etc. Me concentraba profundamente en cada argumento para que mis gestos, mi ento­nación, y todo mi ser, resultasen convincentes. En ese instante tenía que odiar realmente a los negros, a los demócratas, a los abortistas, a los moros... o al menos debía parecerlo, sin dejar lugar a dudas. Y tras cada afirmación subrayaba mis palabras con un puñetazo sobre la carrocería del coche más cercano, con un escupitajo tras pronun­ciar la palabra judío, o simplemente brindando mis músculos y mi vida a la lucha por la supremacía blanca y la revolución NS. Mien­tras me escrutaba de arriba abajo, como sopesando cada uno de mis gestos y cada una de mis palabras, Alvaro sonreía satisfecho. Creo que le caí simpático. Y debió ver en mí a un nuevo guerrero ario dispuesto para la lucha, porque me facilitó una infonnación valiosísima para el desarrollo de mi investigación. No sólo me rega­ló una colección de las revistas editadas por su peña, sino que me propuso organizar una sección de Ultrassur fuera de Madrid.

Hasta ese momento los ultras acusaban a los «periolistos» (perio­distas) de inventarse la supuesta relación entre Ultrassur y el moví­miento neonazi. Yo mismo había podido escuchar a portavoces de la policía y a representantes de clubs deportivos, en diferentes tertulias televisivas, desnrintiendo esa supuesta relación. Y ahora, sin embar­go, era el rnismísimo y legendario líder de Ultrassur quien me rati­ficaba que «muchos de nosotros pertenecen a Harnmerskin».
Ante mi cámara oculta, Álvaro enumeraba relajadamente a muchos de sus camaradas ultras, pertenecientes además a uno de los dos grupos neonazis que se reparten el movimiento skinhead espa­ñol:

‑Aquí está la gente del fútbol. Estoy viendo yo al José, al Pío, al Teletubbie, al Mario, que también viene al fútbol, al Chopi, que son todos hammerskin, al lavito, el Nando, que también viene, al Pica...

En aquel instante no conocía a ninguno de los skinheads rnen­cionados por Ultrassur, sin embargo en poco tiempo compartiría borracheras, manifestaciones políticas, conciertos y hasta palizas callejeras con muchos de aquellos componentes de la Hanmierskin Nation. Hammerskin es una de las organizaciones internacionales de cabezas rapadas con delegaciones oficiales en España. La inmen­sa mayoría de skinheads españoles pertenecen o bien a Hammers­kin‑España (HSE) o a Blood & Honour‑España (BHE). Lo que yo ignoraba en ese momento, y supe a través de Álvaro, es que existía una gran rivalidad entre ambos grupos. De nuevo transcribo de las cintas las palabras literales, y no pongo ni quito nada de mi cose­cha con intención de alentar odios que existían ya antes de mi infil­tración entre los neonazis.

‑No son nadie Blood and Honour. Pero ellos se han buscado las enemistades, si es que han sido ellos, hablando mal de noso­tros. A mí insultándome. A Clavero que está en la cárcel. Al Freddy el de Barcelona, que si era un traficante; él, que odia la droga de toda la vida. Hablando en Italia, en un concierto en Italia, que si era un traficante, diciéndole a los de Gesta Bélica'. Y luego vienen aquí los de Gesta Bélica y nos lo contaron. Pues éstos decían que el Freddy que si era un traficante. Son gilipollas... Como aparezca uno por aquí sale volando.

Sin saberlo, el skinhead más legendario de Madrid me estaba poniendo en la pista de las vinculaciones entre los neonazis y la peña ultra del Real Madrid. Cuando le pedí que me orientase sobre dónde conseguir camisetas, discos o bibliografia revisionista en Madrid, al margen de Soldiers, DSO y las tiendas accesibles por el gran público, apuntó en una dirección muy concreta:

‑Mira, aquí la mayoría son de Hammerskin. Si quieres saber cómo conseguir material, o lo que sea, habla con Nando. Él nos hace la página web de Ultrassur y también ha hecho la de Ham­merskin.

Efectivamente, las páginas web de los neonazis Hammerskin y la de Ultrassur estaban «hermanadas». No solo en ambas existían respectivos banners que comunicaban la una con la otra, sino que parecían diseñadas y programadas por la misma persona. Álvaro me explicó cómo podía cornunicarme con el creador de ambas, y eso hice. Contacté con Nando a través de un e‑mail, y fue él quien me invitó a reunimos en La Bodega, el principal local neonazi de España, situado en ***** *****. «Cuando llegues aquí pre­gántale a cualquiera en la barra por Nando y me avisarán ... » Era consciente de que tal vez me estaba acercando a uno de los mornen­tos más peligrosos de esta investigación. No encerraba los mismos riesgos entrevistarse con dos o tres neonazis aisladamente, que intemanne en solitario en la auténtica rneca de los skinheads esp ñoles. Sabía que hasta La Bodega peregrinaban nazis de toda Europa ¿? y que ahí estaría completamente solo. Sin apoyo. Lo que tampoco era una novedad en mis investigaciones. Pero antes di arrojarme al abismo, intentaría averiguar en las fauces de qué lobo iba a meterme.

En un segmento de la película The Wall (El muro), realizada en 1980 por el grupo de rock Pink Floyd, aparecen cientos de skinheads marchando por las calles londinenses y expulsando a los palcistaníes de Inglaterra. Aunque los responsables de la película se rnanifesta­ron contra la violencia del movimiento sIcinhead, a muchos neona­zis norteamericanos y británicos les gustó aquella estética expresión de fuerza y pasaron a denominarse literalmente «skins del marti­llo^ harrimersIcins, basándose en el símbolo de la película. A partir de ese instante el símbolo de los dos martillos cruzados comenzó a extenderse por EE.UU.; fundándose los HS del Oeste, HS confede­rados, HS del Norte, etc. Dallas, Georgia, Tennessee y Florida fue­ron los primeros lugares donde los «skins del martillo» se interrela­cionaron con grupos neonazis y racistas ya veteranos en la lucha por la supremacía blanca como Naciones Arias, Ku Klux Man, etc.
Estoy seguro de que la imagen que la opinión pública interna­cional tiene de los cabezas rapadas: pendencieros, fascistas, pelígro­sos... se debe, en buena medida, a este sector del movimiento skin, Ya que, desde su fundación, protagonizaron innumerables actos violentos y palizas que en numerosas ocasiones terminaron en el depósito de cadáveres. Se integraron rápidamente en la comunidad nazi norteamericana y en el rriundo de la música RAC, OV y el White Power, y muchos de los grupos más emblemáticos de la música neonazi internacional son miembros de Hammerskin. En poco tiempo, la ya conocida como Hammerskin Nation (HSN) se consolidó como un grupo racialista y neonazi con entidad propia, que a partir de 1989 empieza a extenderse por otros países; Francia, Checoslovaquia, Gran Bretaña, Nueva Zelanda, Polonia, Serbia, Eslo­venia, Rusia... y España. Se calcula que sólo en Europa pueden existir 2.ooo componentes de la HSN.

Y en España, para mi sorpresa, muchos de los principales cabe­cillas de los hammerskins pertenecían además a Ultrassur, Briga­das Blanquiazules y otras peñas neonazis del fútbol español. A todos ellos los conocería a partir de mi primer contacto personal con Nando.

Antes de presentarme ante él, visité ***** *****y la calle*****, donde se ubica La Bodega, para familiarizarme con la zona. Como había hecho en los alrededores del Bernabéu, me preocupé de localizar posibles rutas de fuga, en el caso de que algo saliese mal. Record las calles y plazas de la ciudad memorizando todos los detalles posibles. Y me consoló encontrar, a pocos metros del local neonazi, una comisaría de policía. En el supuesto de que las cosas se complicasen, sólo tendría que abrirme paso a puñetazos entre 1oo o 2oo skinheads (¿caben tantos en la bodega?), conseguir no perder la cámara ni las cintas por el camino, llegar hasta la calle y correr más deprisa que ningw no de ellos hasta la comisaría de policía más cercana. Y en este ins­tante me di cuenta de que mis propios pensamientos estaban advir­üéndome de alarmantes cambios en mi propia personalidad.

Detesto la violencia. La detestaba antes de infiltrarme entre los neo­nazis y siempre he opinado que la mayor fuerza del hombre no está en los músculos, sino en el cerebro. Eso es lo que nos ha convertido en la especie animal más poderosa, a la par que cruel, del planeta. Si nuestra fortaleza se limitase a nuestra masa muscular, estaríamos
varios puntos por debajo de otros mamíferos. Sin embargo, durante la infiltración entre los skinheads era perfectamente consciente de que, en caso de ser descubierto con mi cámara oculta, no habría lugar para el diálogo. Repasé una y mil veces todas las posibilidades de ser descubierto y restiltaba estremecedor darse cuenta de lo abun­dantes que eran. En el caso de darse ese supuesto, desgraciadamen­te, tan sólo contaría con mis músculos para defender mi vida. Natu­ralmente es ridículo pensar que podría enfrentarme solo contra docenas de cabezas rapadas. Pero si esa situación llegase a producir­se, no tendría alternativas. Debería utilizar la violencia, que tanto desprecio, para intentar llegar a alguna salida y poder huir.

Sin embargo, a medida que transcurrían las semanas y mis con­tactos con los skins se consolidaban, también mi percepción de la violencia se iba alterando. De alguna manera los skinheads vivía­mos empapados en violencia. La dura estética neonazi, las letras de las canciones, la decoración de los locales, el contenido de nuestras conversaciones... todo ello generaba violencia. Nos empapaba hasta la médula día a día.

Era consciente de que la única forma en que podría pasar desa­percibido dentro de ese mundo era no destacando. Siendo uno más Racista, nacionalista y violento. Así que, intentando ser consciente en todo momento de que sólo era un disfraz transitorio, dejé que el odio y la violencia me llenasen a mí también. Además, cada vez tenía más claro que en ese mundo, sólo los fuertes sobreviven. Y yo me había propuesto sobrevivir. Así que en poco tiempo TigerSS sería uno de los skinheads más radical, duro y violento del colectivo NS. Pocas semanas después haría las pintadas más agresivas, grita­ría más que nadie en las gradas, escupiría las arengas racistas más violentas e incluso, en una ocasión, tendría que enfrentarme a otro skinhead que había puesto en tela de juicio mi lealtad al rnovi­miento NS, hasta el extremo de casi llegar a las manos. Afortuna­damente otro camarada nos separó en el último segundo y la cosa quedó en un intercambio de bravatas. De lo contrario, sin duda en el primer intercambio de puñetazos, habría perdido la cámara ocul­ta y con ella toda posibilidad de continuar la infiltración. Lo preo­cupante es que, aun siendo consciente de ello, en ese instante esta­ba dispuesto a demostrar a todos los neonazis que podía ser más agresivo, violento y radical que ninguno de ellos, e iba a hacerlo a puñetazos... El mal ya me había infectado a mí también...

Pero eso ocurriría algún tiempo después. Ahora conducía hacia ***** *****, con el corazón en un puño, y repasando una y otra vez todas las cosas que podían salir mal aquella noche...

En la meca skinhead de Madrid

Creo que el miedo duele. A mí por lo menos me dolía. Sentía una terrible opresión en el pecho y en la boca del estómago. Y descu­brí que aquella expresión estúpida: «el sudor frío», existe. Creo que pocas veces sentí tanto terror como aquella noche, mientras con­ducía hacia ***** para encontrarme con Nando en La Bodega.
Una y otra vez me repetía que aquello era un absurdo. Un sui­cidio. E intentaba encontrar alguna razón de peso para obligarme a correr un riesgo tan elevado. En pocos minutos me encontraría, total­mente solo, en el interior del local más secreto (¿enfrente de una comisaria?) y tradicional de los neonazis españoles, rodeado por docenas y docenas de cabezas rapadas, violentos y probablemente ebrios.

Mi comportamiento podía no ser el correcto, tal vez el miedo no me permitiese recordar las consignas y claves NS, de hecho se me habían olvidado completamente las 14 palabras... ¿Y la cámara? ¿Qué ocurriría si en un abrazo, un tropezón o un simple empujón cualquiera de ellos descubría el enorme bulto metálico que oculta­ba bajo mi bomber?

No, prefería no pensar en qué ocurriría si algu­no de aquellos neonazis gritaba, en medio del local: ¡este tío es un periodista que nos está grabando!


Empujé ese pensamiento fuera de mi mente e intenté ser práctico. Telefoneé al inspector Javier F., jefe del grupo de Violencia en el Deporte, con quien me había entrevistado semanas atrás, para comunicarle lo que estaba a punto de hacer. Quería que supiese dónde me encontraba por si algo salía mal. «Pero no seas estúpido, que te van a pillar y de ahí no te sacan ni los GEO.» Le agradecí enormemente su preocupación y sus intentos de persuadirme de aquella temeridad. Pero había iniciado esta investigación precisamente para llegar a lugares como aquél, los reductos más íntimos y secretos de los cabezas rapadas españoles, y no podía echarme atrás estando tan cerca.

Era viernes noche y Javier F. no estaba de servicio, pero aun así, en vista de mi cabezonería, se ofreció a estar toda la noche pendiente del teléfono por si me ocurría algo.

Así que también telefoneé a Santi, coordinador del Equipo de Investigación para el que estaba trabajando, y le informé de mi situación, pidiéndole que me telefonease cada 45 minutos al móvil. «Si en alguna llamada no te cojo, avisa a este policía, él sabrá lo que tiene que hacer.»

Racionalmente era consciente de que, si no le cogía el teléfono a Santi sería porque los neonazis me habían descubierto y de nada me iba a servir que una hora después algún coche patrulla de la policía se pasase por la zona. En el mejor de los casos para recoger mis restos y avisar a una ambulancia... o al forense. Pero preferí no pensar en eso y aparcar el coche a una prudente distancia de La Bodega.

Antes de bajarme del vehículo respiré hondo 3 o 4... o 20 veces Repasé el equipo. Comprobé que llevaba suficientes cintas y baterías y me encomendé a Loki Quizás esa misma noche yo visitase el Walhalla.

Es curioso cómo reacciona nuestro cuerpo ante el pánico. Tuve que parar dos veces a orinar antes de llegar al local nazi. Mis riñones estaban tan aterrorizados como yo y eran incapaces de contener mis miedos.



Pero cuando por fin llegué a la calle ***** fue peor. Ya había grabado anteriormente aquel local pero, mientras permanece cerrada, la fachada de La Bodega queda discretamente oculta bajo una verja metálica. Tan sólo alguien observador se percataría de que los colores que decoran las paredes dibujan una bandera alemana. Sin embargo, al quitar la verja, se puede ver la entrada al local nazi con más solera e historia del nazismo español. En la puerta una contundente sentencia: Whites Only... evidentemente era un recinto sólo para blancos.

Cuatro o cinco skinheads bebían cerveza en la acera, frente a la entrada. Y a medida que me acercaba a ellos me hacía más y más consciente de que no iba a tener el coraje de entrar allí dentro. Sencillamente mis piernas no responderían a las órdenes de mi cerebro. Ellas también sabían que, en caso de ser descubierto en el exterior del recinto, podrían pasar por encima de cualquier obstáculo y echar a correr calle arriba, hacia la comisaría. Pero si esto ocurría dentro del local, sería imposible salir.

Thor, Loki o quizá el mismísimo Odín se apiadaron de mi pánico, porque al llegar a la puerta reconocí a Daniel, uno de los ultrassur que Waffen me había presentado en El Refugio, y me pegué a él como una muleta en la que apoyarme para conseguir mantener el equilibrio.

‑¡Coño!, Tiger, qué pasa, tío.
‑Ya ves, quedé aquí con Nando y con la peña de Hammer ¿Los conoces?
‑Joder, aquí casi todos somos Hammer.

Daniel L. posee el camet de socio de Ultrassur número *****, es boxeador amateur y uno de los fundadores de Ultras‑Sanse, los ultras de San Sebastián de los Reyes (Madrid). Identificado policialmente en varias ocasiones por su participación en actos violentos, es uno de los cachorros más jóvenes, y a la vez más activo, de Ultrassur. Confío en que la publicación de este libro haga recapacitar tanto a él como a otros jóvenes de su edad, que ahora engrosan las filas del movimiento neonazi español. Probablemente esos jóvenes skinheads y ultras, que ahora tienen entre 15 y 25 años, ignoran hasta qué punto son títeres en manos de líderes tan corruptos, como cualquier líder. Y aunque, con toda seguridad, cualquiera de ellos sería feliz de poder cortar el cuello del infiltrado que ha desvelado todos los secretos de su movimiento ‑aunque sólo fuese para hacer méritos ante los veteranos‑, espero que algún día entiendan que, corno diría San Juan, «la verdad les hará libres Y yo que lo vea.

‑¿Te saco una cerveza? ‑Dani me estaba salvando la vida al darme coba y permitirme un respiro, para no entrar dentro del local.
‑Sí, tío, gracias. Qué montón de peña hay aquí, ¿no?
‑Claro, aquí viene mogollón de gente de *****, no sólo de *****. Porque aquí hay mucho nazi. Peña de los paracas, gente de Democracia Nacional, de Ultrassur, de Hammerskins yo qué sé.

Dani tenía razón. La Bodega es un auténtico santuario para los skinheads que lleva funcionando más de 10 años en*****. Perteneció a miembros del partido político Democracia Nacional después pasó a ser propiedad de componentes de Blood & Honour y ahora está en manos de Hammerskins pero continúa siendo la meca de los cabezas rapadas españoles. Y cada vez que se abría la puerta, al entrar o salir algún skins podía entrever en su interior docenas y docenas y docenas de cráneos afeitados, cazadoras bomber e inquietantes pares de botas militares, que ya imaginaba impactando contra mi cuerpo, si alguien descubría que era un infiltrado...

‑Ven, entra, que te presento a la peña ‑dijo con la mejor intención, pero produciéndome tal ansiedad que creía que el corazón se me iba a salir del pecho.
‑¡EhhI ... ! Sí, ahora, espera un segundo... ‑improvisé sobre la rnarcha‑. Es que estoy esperando una llamada de unos camaradas de las Brigadas que llegan hoy de Barcelona y esta mierda de teléfono sólo me pilla cobertura en la calle. Ahí dentro seguro que me apaga...


Cuando Dani sonrió y acudió a sacarme una cerveza, y a Nando, respiré aliviado. Había tenido que sentarme en el capó de un coche porque las piernas apenas me sostenían.

‑Mira, tío, éste es Tiger. Tiger, éste es Nando.

Nando es un tipo muy corpulento. Cráneo totalmente rapado y grandes conocimientos informáticos es uno de los máximos cabecillas de la Hammerskins Nation en España. Su verdadero nombre es Fernando L.., y está domiciliado en un chalet de la calle***** , con teléfono ... Además de las web de Ultrassur y Hammerskin, Nando también era el creador de otras páginas neonazis, como juventudes Canillejas con la dirección IP*****... desde la que se profirieron todo tipo de amenazas a inmigrantes diputados izquierdistas, etc., lo que le valdría ser detenido el ***** de ***** de 2002.

Nando, Dani y yo charlamos durante unos 10 o 12 cigarrillos ‑yo fumaba compulsivamente esa noche‑ Y 3 o 4 cervezas, antes de reunir el valor, o la inconsciencia, para acompañarlos al interior de La Bodega. Mis evasivas para no franquear aquella puerta y su White Only grabado en la madera empezaban a resultarme sospechosas hasta para mí.
Además, al echar un vistazo al reloj, me di cuenta de que casi llevaba una hora y media de grabación, y aún no había reunido el valor para entrar dentro del local neonazi. Había consumido una batería y una cinta completa en la calle, sin grabar un solo plano del interior. Y mi tiempo se había acabado. Evidentemente no tenía sentido seguir allí, soportando el miedo y el riesgo de ser descubierto, si mi cámara no estaba grabando. Y la única forma de cambiar la batería y la cinta era entrar en el local y resguardarme en el cuarto de baño. 0 eso, o volverme a casa con las manos vacías.
Así que apreté al cuerpo la ríñonera que llevaba escondida bajo la bomber, respiré hondo y me encomendé a Odín.

‑Venga, vamos para adentro que tengo que mear...

No encuentro palabras para transmitir mis emociones al atravesar aquella puerta y ver cómo se cerraba tras de mí; al sumergirme en aquella masa de skinheads, neonazis y ultras que me rodeaban por todos lados; al intentar que ninguno de ellos rozase con su cuerpo el bulto que ocultaba bajo mi bomber, pese a encontramos en un local de copas absolutamente abarrotado. Y sobre todo, al esforzarme por no bajar la mirada corno si tuviese algo que temer, aparentando encontrarme cómodo y en mi ambiente habitual.
‑Joder, Nando, esto es la hostia, no creo que exista ningún lugar así en España...
Y Nando sonreía satisfecho mientras me mostraba las banderas del III Reich, los retratos de Primo de Rivera, las runas vikingas o las bufandas de Ultrassur que decoraban el local. Una decoración que sin duda se consideraría ilegal en muchos países de Europa, donde los símbolos nazis están totalmente prohibidos. (no como en España)

Crucé La Bodega concentrado en parecer natural y sólo respiré tranquilo al llegar al lavabo. Allí eché el pestillo y apagué la luz, como si pudiese fortificarme en aquel destartalado WC, que ahora me parecía el único lugar seguro del local. Al cambiar las baterías y cintas de la cámara me di cuenta de que mis manos temblaban demasiado Bebí agua y me refresqué la nuca. Me senté unos minutos en la taza del váter intentando calmar mi agitada respiración. Y volví a salir, enfrentándome a la masa de neonazis que ya me parecían superar los dos centenares. ¿?
Nando y Dani me interceptaron al vuelo ofreciéndome otra cerveza, mientras charlaban animadamente sobre el panorama neonazi español. Estaba claro que no podía dejarlos con la palabra en la boca para volver a salir a la calle, así que me limité a buscar una posición cercana a la puerta, intentando que en todo momento nadie se interpusiese entre yo y la salida. Por si las moscas. Y me integré en la conversación. Aquella noche aprendí más sobre la situación del movimiento skinhead en España que leyendo 50 libros. Nando era muy gráfico en sus comentarios, que transcribo literalmente de la grabación.

‑Oye, ¿conoces a la peña skin de Parla?
‑Son gentuza, gentuza. Con esos pibes he tenido yo juicios por ir por la calle destrozando papeleras. Para mí son gente que van de skin y son punkies Son gente que no vale la pena. Y luego aparte unos cuantos se ponían de perico. Y luego son todos unos bocazas. Porque luego les ves y qué pasa... Hay dos o tres de Parla que van al fútbol, que son del Madrid, y que como tienen movida conmigo ya no van. Le dije yo a uno de Parla: «Qué pasa que no me saludas «No, joder, como tienes movida con los de Parla Le dije: «Mira, tu sabes perfectamente que si yo tengo movida contigo, tú al fútbol no vienes. Porque si te veo en la calle te voy a rajar. En el fútbol no te puedo rajar, pero en el fútbol estoy yo y están cien amigos míos y le reventamos la cabeza. A ése y a los que se pongan.»

Evidentemente Nando no se andaba con chiquitas. Su forma de hablar, de moverse, de apretar los dientes al pronunciar la palabra rajar me recordaban las palabras de Adolf Hitler en Mi lucha: La psiquis de la masa popular no es sensible a nada que tenga sabor a debilidad ni reacciona ante paños tibios.» Bebí otro trago de cerveza intentando controlar los nervios y continué sonsacando al violento skinhead Nando resultó ser, no solo el creador de las páginas web de Hammerskin y Ultrassur, sino un programador informático profesional, de gran experiencia.

Confiado, nos explicaba todo tipo de anécdotas sobre su trabajo, que eran recogidas por mi cámara oculta, constatando que Nando utilizaba su plataforma laboral para difundir el nazismo y evitar ideologías izquierdistas:

‑Me han encargado ahora una web de logos, con logos para bajarte, Y he metido el de Ultrassur y la runa de la vida.

Lo he metido y no me han dicho nada. Yo soy el diseñador. De hecho, hay otros dos diseñadores que están por debajo de mí, y les pedí que pusieran logos también, porque metí como 300 logos, estaba ya hasta la polla de currar Y les dije que me mandaran logos y uno me mandó uno del Che Guevara. ¡Una polla meto yo al Che Guevara! Hice ras, ras, ¡a tomar por culo!

Y no sólo eso, sino que Nando era uno de los editores de algunas de las revistas neonazis más emblemáticas de la cultura skinhead española:

‑Yo ya llevo tiempo haciendo fanzines Hace cinco años por lo menos hacíamos el Retaguardia, pero ahora hacemos El Martillo, que dicen que es el mejor fanzine español, es lo que dice la gente, yo qué sé. Antes era hoja informativa y ahora fanzine . Si quieres los puedes pillar aquí, pídeselos al de la barra...

Esa noche tuve la oportunidad de conocer a muchos de los skins con los que llevaba meses chateando en los canales fascistas de Internet, como Tony88 Casual, Domi‑H, Hess HFFH, etc. Tras cada uno de esos personajes, que durante meses tan sólo habían sido un nick en la red, se escondía una persona de carne y hueso, Un neonazi con mayor o menor relevancia en el entramado skin español.

Algunos como Tony88, un ultrassur barcelonés alto y de orejas que destacaban como pantallas de radar en su cráneo rapado, o Casual, un jovencísimo neonazi obsesionado por el Santo Grial, los ovnis del III Reich y el ocultismo de Miguel Serrano; eran simples skinheads de base. Pero otros, como Hess nick
k dé Víctor G.., domiciliado en la calle ***** de *****, no sólo era uno de mis camaradas habituales en los chats de Hispania Gothorum o de Nación Solidaria, sino que era el autor de páginas web, hermanadas con la de Ultrassur, corno Mods Skin o Ultrassanse En otras palabras, a partir de aquella noche, empecé a conocer y a confraternizar con los neonazis que hasta ese momento tan sólo conocía por su trabajo en Internet.

Pero eso no era lo más importante, ya que también conocí a algunos de los miembros más ernblemáticos y relevantes del panorama ultra, skinhead y neonazi madrileño, a los que posterior mente me encontraría una y otra vez a lo largo de mi investigación

La inmensa mayoría de ellos tenía un dilatado currículum de violencia y detenciones policiales. Como José Antonio R. *****., alias Gordo. Nacido el ***** de ***** de 19***** en *****, con domicilio en la calle*****, y con DNI *****....
El Gordo Reyes fue detenido el 15 de enero de 1986 por delito contra la salud pública; el 4 de marzo de en en Bonn (Alemania) por difundir distintivos nazis en compañía de Ocha, Alvaro y otros ultrassur, y el 18 de septiembre de 1999 en Las Rozas (Madrid), en el transcurso de los graves incidentes en los que un policía resultó apuñalado y por los que se encontraba en espera de juicio, junto con Alvaro en calidad de coautor.

El Gordo aparece repetidas veces en las imágenes de incidentes violentos protagonizados por Ultrassur, que me facilitó otro de los miembros de la peña. Especialmente en unos graves desórdenes protagonizados por los ultras del Real Madrid, el 19 de mayo de 1993, durante un desplazamiento de Ultrassur al Puerto de la Cniz (Tenerife).

En esas imágenes aparecían otros conocidos veteranos de La Bodega, como Carlos R. ., alias Gori, nacido el ***** de ***** de 19***** en *****; o el legendario Javier., alias Javito

A Javito nacido el ***** de *****de 19***** en *****y con DNI*****.... le seguiría especialmente la pista desde la primera noche que me lo crucé en La Bodega. Su rostro me era familiar. Y no sólo porque aparecía en las imágenes que me había facilitado uno de sus camaradas, enfrentándose a la policía tinerfeña durante aquel histórico desplazamiento de Ultrassur a mis islas. En aquel video un jovencísimo Javito demostraba no tener ningún temor a los agentes de la ley. Y no sería la última vez que exhibía su desprecio a los agentes de policía. Javito tenía un dilatado historia] en el submundo de la violencia neonazi; corno aquella ocasión en que hubo un enfrentamiento entre skinheads y policías, el 26 de febrero de 2ooo, durante el cual perdió su carnet de socio del Real Madrid y acabó declarando en la comisaría de Chamartín. Además, el de Javito era uno de los rostros que aparecía en las páginas web neonazis que llevaba meses estudiando.

Pero había algo más. Mario, uno de los camareros de La Bodega, me sacó de dudas al tornar de la trastienda del local, donde se venden muchas de las revistas fanzines neonazis de difusión clandestina en España, el número i de la revista Respuesta Sonora. Mientras pasaba las hojas de aquella lujosa publicación, a todo color, editada por la distribuidora de música «patriótica» Rata‑ta‑ta‑tá, Mario me repetía sorprendido: «Joder!, mira que no saber quién es el Javito ... »

Por fin encontró lo que buscaba. En la página 2o de Respuesta Sonora (no I enero 1998), aparece una fotografía del grupo de musica más legendario en la historia del movimiento neonazi español: Estirpe Imperial, y Javito me sonreía desde esas páginas, mientras sostenía el bajo, instrumento que tocaba en la mítica banda. evidentemente Javito sería uno de los puntos de contacto de la música «patriótica», el movimiento skinhead, y los ultras del fútbol que rne encontraría en mi investigación. Pero no el único.

Otra de las piezas daves, que conocería en La Bodega, es un gigantón totalmente cubierto de tatuajes y de enorme protagonismo tanto en las gradas ultras del Bernabéu, como en el movimiento de los hammerskins Habitual de los canales de Internet, utilizaba alternativamente los nicks de HFFH o Dani 14 Me refiero a Sergio., alias Chopi. Chopi se ocupaba, junto con su hermano (al que gana en antecedentes penales), de coordinar a la sección juvenil de Ultrassur. Chopi, motero, estudiante de Derecho y compañero nocturno en los chats neonazis de la red, había sido detenido el 4 de marzo de 1998 en Bonn, junto con Ocha Álvaro, el Gordo Reyes y otros cabecillas de la peña; también fue detenido el 9 de enero de 1999 en Madrid por amenazas y el 27 de enero de 1998 en Madrid, poi robo con violencia e intimidación.
Chopi y su hermano se ocupaban de los cachorros de Ultrassur, los mismos adolescentes de 15, 16, y 17 años que había visto en El Refugio, y de los que se sentía orgulloso por iniciativas como la que me narraba ante la cámara:

‑Y ¿os enterasteis de una que hubo en Malasaña, aquí? Se juntaron 40 rapadillos, pero niños. 40. Y fueron a Malasaña y la arrasaron. Detuvieron a siete. A uno le han perforado un oído, un madero; a otro le jodieron un brazo y a otro un diente. Los van a denunciar a los maderos. Encima un guarro los va a identificar. Y fue una pasada. 40 chavales y gritando por allí...

En un momento determinado, Chopi comenzó a hablarme de los policías infiltrados que intentan obtener información sobre los skinheads a través de Internet, y creí que el corazón se me salía porla boca.

‑Van mucho y a preguntar, y preguntan mucho. Están todo el rato ahí. Hay dos o tres maderos que están siempre, siempre [ ... ]. Y en Internet hay... Sí, porque a mí me detuvieron hace poco y me preguntaron: «¿Tú, cuánto hace que no te conectas a Intemet?» Y le digo: «El mismo tiempo que tú.» Fue lo primero que se me ocurrió. [...] De todas maneras a algunos se les cala en seguida, porque hacen muchas preguntas estúpidas y absurdas. Yo ya he calado a dos o tres. Entérate. Estar hablando conmigo, y decir que era yo, o estar hablando con un chaval de mi barrio, y decir que era él, y estar los dos en el chat. ¿Tú eres gilipollas? Tú eres imbécil. Tú eres madero. Tú eres un madero hijo de puta, me cago en la madre que le parió...

Consideré que era un momento oportuno para salir de allí, antes de que el gigantesco Chopi pudiese imaginar que yo era uno de aquellos infiltrados y tuviese que liarme a puñetazos con él para conseguir llegar hasta la puerta del local. Pero cuando salí de La Bodega me llevaba muchas pistas que seguir. Nando me había pasado CD
ROMs llenos de material. Había adquirido numerosas revistas y fanzines neonazis, editados por toda España. Incluso había adquirido un compromiso con Nando para imprimir a través de él una tirada de pegatinas con consignas skinheads:

‑Si queréis hacer pegatinas, nosotros os podemos vender papel de pegatinas muy barato. ¿Os acordáis de las pegatinas que se hicieron en apoyo de Pedro Varela hace unos años? Pues era nuestro papel.

El proceso judicial contra el propietario de la Librería Europa marcó un punto de inflexión en la historia del neonazismo español, al conseguir que todos los grupos skinheads y nazis, enfrentados por distintas razones, hiciesen frente común en defensa del ex director de CEDADE, convertido ya en mártir del fascismo hispano. Y Hammerskin fue uno de los más activos.
Los mismos perros con distinto collar

A partir de entonces, el descenso al submundo del neonazismo español era imparable para Tiger88, ya completamente integrado en la comunidad skinhead. Un complejo entramado de peñas futbolísticas, grupos de rock «patriótico», asociaciones culturales, partidos políticos, bandas camorristas y colectivos racistas, interrelacionados entre sí como las piezas de un enorme puzzle. Como un perfecto mecanismo de relojería, cuyo tic‑tac avanza inexorablemente hacia un destino incierto. Aunque todos mantienen una misma esperanza: recuperar el poder que Adolf Hitler ostentó en la Alemania de 1933.
Unos intentan alcanzar ese sueño extendiendo sus creencias y postulados a través de las letras de sus canciones; otros por medio de sus publicaciones clandestinas. Los hay que organizan conferencias revisionistas o que abogan por el racismo y la supremacía blanca en sus páginas web; mientras que otros prefieren recuperar la antigua religión aria mediante siniestros rituales paganos. Algunos mimetizan su ideología en programas electorales «nacional‑democráticos», intentando triunfar en democracia sin creer en ella, y los hay que prefieren llevar su «lucha» a las calles, manchando las paredes con pegatinas y pintadas, y el asfalto con la sangre de prostitutas, inmigrantes, judíos y homosexuales. Y yo viviría todas esas situaciones durante mi personal descenso a los fascismos

A medida que transcurrían los meses, y como si de un gigantesco dominó se tratase, una ficha me conducía a otra, recorriendo la geografla española a través de sus respectivas comunidades neonazis, no siempre bien avenidas. Y descubrí algo importante. Bien por desavenencias intemas o bien con objeto de borrar su rastro y dificultar el seguimiento de estos grupos por parte de la policía, los individuos son los mismos pero los nombres, direcciones postales y correos electrónicos cambian periódicamente.
En Madrid, por ejemplo, además de Hammerskin y de Ultrassur contactaría con otros muchos colectivos skinheads, como Tierra Nuestra, asociación skin del norte de Madrid, cuyos integrantes formaban parte simultáneamente de otros grupos nazis.

En San Sebastián de los Reyes, sin embargo, además de los ultras Sanse, me encontré a los editores de Resistencia, dedicados ahora a imprimir también pegatinas contra la inmigración, etc., quienes me dijeron algo que se podría aplicar a todo el movimiento neonazi español: «Somos los mismos perros con distintos collares.»
Tras la revista de gran calidad Extremo, por ejemplo, se ocultan en realidad miembros de Thor's Hanimer y de Skins Cubos, muchos de ellos miembros además de Ultrassur y veteranos skinheads de Bases Autónomas.

Y también viejos miembros de Bases Autónomas son los componentes de juventud Nacional Revolucionaria, activísimo grupo skin madrileño que a partir de 2002 intenta «recuperar las calles con el mismo espíritu combativo de BBAA», llenando de pintadas y pegafinas las calles de la capital, «para hacer saber a los moros, negros, judíos y demás subhumanos que no son bienvenidos en España ... ».
Por otro lado, el boletín Revuelta es fruto de la unión de los madrileños Ofensiva NR y los salmantinos Respuesta joven. Editan cuadernillos formativos y algunos de sus componentes están vinculados a Skins‑Salamanca, antes conocidos como Imperio Blanco.


En Parla, *****, alias Roni, redactor de Gente Blanca ‑uno de los fanzines neonazis más relevantes de España‑, me descubrió que ellos eran también los editores de la hoja informativa The voice of Spain dedicada a difundir las novedades del movimiento skinhead español en el mundo anglófono. Estos skins de Parla son más simpatizantes del colectivo Blood & Honour que de Hammerskin ‑‑‑como,me dejó claro Nando‑, quizá porque en general simpatizan con el Frente Atlético más que con el Real Madrid, según me reveló Roni. Y sin embargo durante una de las noches en que yo participé personalmente en palizas y agresiones por Madrid, junto a mis compañeros de Ultrassur, fue detenido algún skinhead de Parla...
Además, y por si no fuese bastante, los incansables cabezas rapadas de esta población madrileña llevan Rot, Weiss und Schwar Distribution (o sea, distribuciones rojo, blanco y negro), una importante distribuidora de productos neonazis. Y, sin embargo, ellos mismos me pusieron en contacto con Heritage, «la mejor distribuidora neonazi de España». Y en concreto con Juan, uno de los responsables de la misma, estrechamente vinculado a las skingir1s de Edelweiss.

Las chicas skins de Edelweiss, al mismo tiempo, estaban integradas en la División España de Blood & Honour, quienes, a su vez, según mis pesquisas, estaban muy relacionados con el portal de Internet Hispania Gotorum ¿?, o lo que es lo mismo, NuevOrden.net, y con la distribuidora de literatura y material neonazi Fahrenheit 451... Esta distribuidora, apadrinada por el Centro de Estudios Indoeuropeos, está controlada por Roberto V. C., y desde Gijón se ocupa de extender el mensaje neonazi por todo el mundo.

Muchos de los afiliados al CEI y casi la totalidad de B&H en Zaragoza, por ejemplo, resultaron ser los mismos skinheads que antes componían los grupos neonazis Grial, Thule o parcialmente Kripo (nombre tomado de la Policía Criminal alemana), detenidos en el año 2002 por divulgar en Internet las identidades de jóvenes izquierdistas zaragozanos.

En Galicia César, Óscar o Pablo, los mismos skinheads y neonazis que realizan ResistenciAria, la página web nazi más importante del país después de NuevOrden, son los mismos que editan el fanzine Orgullo Blanco, y varios de ellos son miembros del Círculo de Estudios Indoeuropeos, de asociaciones islámico‑nazis como Handschar, o de peñas ultras como Infierno Ferrolano.

En Córdoba se edita Race Rock and Revolution, revista sobre música y política NS realizada por Poli, con la ayuda de dos camaradas de la burgalesa Alea jacta Est, antes Acción Radical y antes Skin Burgos

En Toledo la revista Falkata oculta a los mismos neonazis que componen Fuerza Aria, quienes también tienen relación con el Ku Klux Klan No confundir con el grupo musical madrileño, también NS, en el que hay algunos miembros de Krasny Bor...

La lista sería interminable y necesitaría escribir io volúmenes corno éste para difundir toda la información acumulada en mis archivos. Y sólo a través del contacto directo y continuo con todos y cada uno de esos grupúsculos, estrechamente interrelacionados entre sí, podía aprender las claves, trucos y formas de actuar de los skinheads españoles. Algunos con muchos años de experiencia en la «lucha por la revolución socialista y nacional».

Sin duda, uno de los colectivos más emblemáticos y ejemplares en este sentido son los catalanes Viking Llobregat, que antes se denominaban Cascos de Acero, Centuria Rubricatus y Clase Obrera. Ellos me enseñaron a no poner los nombres de los destinatarios de mis cartas en los sobres (¿es tan tonto el autor que no aprendio esto en la EGB)?. Simplemente el apartado postal, sin ninguna referencia que pudiese hacer sospechar a los responsables de Correos quién se ocultaba tras esa dirección.
Y me enseñaron también a colarme en tertulias radiofónicas para dejar una píldora de su mensaje NS. Ellos lo hacían frecuentemente, telefoneando a algún debate en directo donde sabían que ningún tipo de censura podría callarles antes de haber pronunciado al menos unas pocas frases en antena. Así se colaban en las tertulias de Radio Nacional, por ejemplo, para pedir el referéndum sobre la pena de muerte por delitos de terrorismo, o para reafirmar que Vascongadas es territorio español.

Tanto ellos como los gallegos de Wotan, muy perjudicados por mi investigación, me enseñaron a fabricar plantillas con una simple lárnina de cartón, para hacer pintadas perfectas de esvásticas o cruces gamadas en unos pocos segundos. Basta dibujar la silueta de una cruz céltica por ejemplo, en la base de una caja de cartón, obteniendo así dos moldes para las pintadas. Después uno de nosotros sostenía la lamina, o el recorte hecho de la misma, sobre la pared, mientras otro pasaba el spray dejando una firma neonazi perfecta bajo cualquier mensaje nacionalsocialista.

El efecto visual es mucho más impactante que las pintadas improvisadas y de trazo inestable que hacen los skins novatos.

Los pilares de Viking llobregat antes eran Cascos de Acero, y su activismo en el mundo skin es enorme. Hasta el punto de ofrecerse a colaborar con Falange Española‑JONS a través de Diego *****, con quien contactaron por primera vez durante un acto politico celebrado por FE‑ JONS Editan una de las revistas skinheads más importante de España ¿?, pero también son los responsables de una hoja informativa llamada: Skinheads Boix Llobregat, y al mismo tiempo son los propietarios de Distribuciones Vilcingas, a través de la cual comercializan libros, vídeos música, camisetas, CD‑ROM, etc., para subvencionarse. «Este dinero esta destinado a ayudar al movimiento NS, a ayudar a presos, a la librería Europa, etc.»

Conseguir entrevistarlos no fue tarea fácil y debo agradecérselo a la ingenuidad de Wotan, pero considero que es mejor conocer sus ideas, con sus propias palabras.
‑¿Cómo definiríais Viking Llobregat?
‑Para quien no nos conozca nos definiríamos como personas absolutamente normales; es decir, con trabajo, novias, casados, con amigos que no son N S, etc. La única diferencia es nuestro amor hacia nuestra tierra, nuestra cultura, nuestras familias y una defensa a ultranza de la clase obrera oprimida. En fin, una serie de valores que defiende el nacionalsocialismo. Respecto a desde cuándo somos NS, depende de la edad de cada uno. Yo por ejemplo desde que tenía 14 años, y ahora tengo 29, aunque mis inquietudes políticas se remontan unos cuantos años antes. He vivido la lucha obrera desde muy pequeño. Mi padre luchó por la clase obrera desde los años sesenta y yo desde muy pequeño he sido testigo de ello. He estado en cortes de carreteras, manifestaciones y hasta en un intento de ataque a la sede de Comisiones Obreras por parte de gente de Fuerza Nueva que no acabó violentamente porque se cagaron. Una vez me tuvo en brazos Marcelino Camacho cuando yo tenía tres o cuatro años. Vamos, que soy de clase obrera y por eso abracé el nacionalsocialismo, como la única esperanza que tenernos los europeos de salvar nuestra raza y de acabar con el capitalismo.
‑Como agrupación NS catalana, ¿cómo habéis vivido el caso de la librería Europa?
‑El acoso de la librería Europa lo hemos vivido muy de cerca, pues cuando podemos nos acercamos a interesarnos por el tema, además de comprar libros. Por teléfono también hablarnos de vez en cuando con ellos. Desde aquí animamos a todos a que compren libros para ayudar a Pedro Varela. CEDADE desapareció hace ya años, pero el activismo NS no desapareció con ellos. Hoy día hay muchos proyectos buenísimos; hay gente, aunque falta algo de unidad. Hay buenas revistas, como Bajo la Tiranía y El Barco Vikingo las publicaciones del MSR. Blood & Honour Combat 18, también editan una muy buena revista.
‑¿Qué opináis del movimiento skinhead?
‑No cabe duda que nuestra publicación proviene del movimiento skinhead Aunque por culpa de la gran cantidad de borregos y paranoicos que abundan dentro de este movimiento estamos mal vistos por la sociedad. No cabe duda que los medios de desinformación tienen buena culpa de ello, pero la mayor parte de culpa es de los individuos que creen que ser nazi es ser el malo de su ciudad. Se drogan y emborrachan, y luego pegan al primero que pillan, normalmente más débil que ellos. La música patriótica no cabe duda que es un gran media de difusión y de captación de nuevos jóvenes que se unen a la lucha. Algún día el movimiento skinhead deberá hacer desaparecer de sus filas a los indeseables, si no es así, más vale que desaparezca él, pues es una obstrucción para la expansión del nacionalsocialismo.
‑¿Habéis tenido en alguna ocasión problemas con el sistema, por vuestra condición de sknhead?
‑Alguna que otra vez nos hemos topado con la represión, aunque como no hacemos actos violentos no pueden caer con toda la fuerza que les gustaría sobre nosotros, Ser NS en Cataluña es como serlo en cualquier parte de España, está mal visto, por culpa de lo anteriormente comentado. Hay mucho paranoico y drogadicto, más de lo que la gente se imagina.
‑¿Cómo veis los atentados del 11‑S y el conflicto palestino‑israelí?
‑Respecto a los atentados es un tema muy complejo. Por un lado esas torres eran el símbolo del poder judío, pero por otro muchos blancos trabajaban allí y ningún moro tiene derecho a asesinar a un blanco. Sobre Palestina no tenernos duda, estamos con ellos totalmente.
‑¿Cómo veis las corrientes NS paganas y esotéricas?
‑Pienso que el paganismo es una parte cultural del nacionalsocialismo. Personalmente me gusta leer sobre mitología, ya sea celta, vikinga ibera, romana, etc. Los temas esotéricos para mí no forman parte del NS El pueblo necesita soluciones a los problemas que padece y esas soluciones están en el nacionalsocialismo. El esoterismo que escribe don Miguel Serrano escapa a la mayor parte de la población y nosotros no leemos libros esotéricos, prefiero los de historia. Aunque respetamos a quien le guste el esoterismo, claro está.
‑¿Pensáis que existe algún futuro político en España para el movimiento NS?
-Cierto es que hoy por hoy es inviable un partido puramente NS, aunque existen otros cauces, y alguno de ellos puede ser Democracia Nacional y el Movimiento Social Republicano. Pensamos que Democracia Nacional tiene futuro en España y que todos deberíamos apoyar en vez de criticar tanto. DN sale a la calle a protestar contra la inmigración y eso tiene un gran mérito, y es innegable que en sus filas hay una gran cantidad de NS. DN y MSR me parecen bien aunque DN me gusta más.
‑Sabéis que algunos personajes históricos del III Reich visitaron Cataluña, ¿no?
‑Para nosotros es un orgullo que personajes de la talla de Himmler hayan pisado nuestra querida tierra, como también lo hizo León Degrelle en innumerables ocasiones.
‑¿Cómo veis el problema de la inmigración?
‑La gente empieza a despertar y a darse cuenta de la invasión que sufrimos. Algún día habrá revueltas y los NS nos pondremos a la cabeza para actuar con eficacia y contundencia. Cada uno de nosotros tiene el sagrado deber de abrir los ojos a todos los que nos rodean y es algo que está ocurriendo aquí. Hay que tener paciencia y esperar nuestro momento,
‑¿Cómo trasmitiríais vosotros lo que sentís siendo nacionalsocialistas?
‑Ser NS actualmente es algo dificil de explicar. Es un sentirniento que se lleva dentro, una fuerza interior que en muchos casos no sabe de dónde proviene y que te da fuerza para luchar por todo lo tuyo, por lo que fue de tus antepasados y lo más importante, por lo que será para nuestros hijos. Debemos luchar para que ellos vivan en una España mejor que la que tenemos nosotros. El orgullo de ser español y nacionalsocialista es algo grandioso. Como bien dijo José Antonio Primo de Rivera: «Ser español es de las pocas cosas serias que se puede ser en este mundo.»

No comments: