Thursday, December 22, 2005

Proximo concierto en Barcelona de los camaradas de Odal y otros.

Interesados escribir a Catalunya NS (http://libreopinion.com/members/jomp/)

Tuesday, December 06, 2005

*Diario de un Skin ahora en pelicula ¡no la compres ni la alquiles! Aqui la tienes gratis




Primero engaño a miles de lectores con un libro basura, y ahora Super *Antonio Salas vuelve para sorprendernos con sus intrépidas aventuras en el cine. A Tristan Ulloa le toca el muerto de interpretar a nuestro amigo Gabi (como el payaso) en una película tan cargada de mentiras como el libro. Cualquiera que haya leido el libro se dara cuenta de la cantidad de mentiras y estupideces que han metido en la película que no aparecen en el libro, asi que si ya el libro era un conjunto de mentiras, imaginaros la película.


En esta ocasión *Antonio Salas se nos presenta como un justiciero solitario que se infiltra en los skinhead para vengar la muerte de un amigo sudaca a manos de unos traficantes de niñas. Una paja mental como todo lo demas. Además exprime hasta el limite su violación de una camarada skingirl, con la que se acostó engañandola haciendose pasar por un verdadero NS, y que en esta película se pretende hacer pasar por la hermana de D. Pedro Varela, al disfrazar la libreria Europa como una supuesta libreria Hispania o algo asi.


Tambien podemos recoocer, aunque Antonito intente disfrazarlo, a personajes como el Sr. D. Miguel Serrano, que *Antonio Salas entrevistó engañandolo como a todos, y que en la pelicula llaman Martin Solano. Por lo demas las tonterias que cuenta del Real Madrid y de los camaradas de ultrassur en el libro solo son superadas por las burradas que dice en esta pelicula que termina con un final glorioso y espectacular, como no podía ser menos en una pelicula sobre nuestro superheroe favorito. *Antonio Salas sobrevive a una puñalada que le dan unos camaradas, al descubrir que es un periodista infiltrado. A nuestro querido Gabriel se le va la olla.


Dicen que hace un cameo en la pelicula, asi que si veis a un tio alto y delgado, con cara de gilipollas, avisadnos, porque nosotros no lo hemos encontrado.Pero como nuestra misión es joder a *Antonio Salas de todas las formas posibles, vamos a contribuir a que este usurero judio y bisexual, confesado por el, gane un poco menos con los derechos de este bodrio.Aquí os damos el enlace permanente para que podais bajaros gratis la película. ¡No la compres ni la alquiles!Diario de un Skin gratis: http://pandop2p.blogia.com/2006/021402-diario-de-un-skin.php

Sunday, November 20, 2005

Mucho cuidado con los falsos Antonio Salas

Gracias a unos camaradas de BH nos hemos enterado de que en una revista de Madrid se ha publicado esto. Que este publicado en medio de un articulo sobre maricones famosos no es casualidad, asi que mucho cuidado con los falsos Antonios Salas, que no se nos vuelva a colar como ha hecho en Valencia:
"No lo digas, cariño: soy Antonio SalasEn una conocida universidad española desde la que se tarda únicamente unos minutos en llegar al mar, está actuando una especie de sátiro que pertenece a un espécimen típicamente español: el ligón que cuenta a su conquista que es piloto de un cazabombardero para dejarla impresionada.
En la facultad de Periodismo de esa universidad mediterránea hay un profesor crápula que les va contado a sus alumnas muy intimamente, muy en secreto, que no digan nada, que nadie lo sabe, pero que él es Antonio Salas, “ya sabes el periodista de investigación que se ha jugado la vida denunciando a los skin heads y a los traficantes de mujeres•. Las chicas, según parece, le piden detalles de sus investigaciones, sienten que su admiración por ese profesor crece por momentos y terminan convencidas de que es el hombre de sus sueños. Claro, sienten que no deben traicionar la confidencia personal con nadie… excepto con sus amigas y demás. Así se ha sabido que el crápula ha conseguido mantener relaciones con un buen número de alumnas utilizando a Antonio Salas como distraz.
Un caso similar descubrí hace unos años. Una mujer de elche me llamó asegurando que llevaba siente años manteniendo relaciones con “El Lobo”. Raudo y veloz me fui a verla. Me habló de un hombre que aparecía y desaparecía de su vida continuamente. Que le contaba los detalles de su lucha contra ETA, en la que seguía después de que hubieran pasado casi veinte años de su famosa infiltración en la banda. Que ella le era absolutamente fiel y que estaba locamente enamorada de él. Por una serie de detalles, no tardé en descubrir la falsedad de ese hombre casado que cuando podía iba a acostarse con ella, sin adquirir ningún compromiso.
Ahora esta de moda para ligar hacerse pasar por Antonio Salas. He hablado con el periodista y no se lo puede creer. Y es que Salas jamás dice quien es."

Thursday, November 03, 2005

Próximo concierto. Dedicado a la memoria del camarada Cesar. 19 de Noviembre.
Actuarán:

- Mas que palabras
- Brutal Attack
- Civico 88 y otros

Informacion: 627 42 14 43

Sunday, October 30, 2005

IDENTIFICAMOS A OTRO PERIOLISTO INFILTRADO

Siguiendo los pasos de su maestro Antonio Salas, y en la misma editorial que él, ahora otro hijo de puta paisano nuestro, de Barcelona, vuelve a jodernos con otro libro sobre el movimiento skinhead. "El mundo ultra" esta tan lleno de mentiras y patrañas y topicos como "Diario de un Skin". Y como Antonio Salas, Carlos Viñas traicionó la confianza de todos sus camaradas, para dedicarse a escribir libros y forrarse a nuestra costa.


Hace unos años publicó "Skinhead en Cataluña", obra en la que igual le ayudo su paisano y amigo Antonio Salas, y ahora decide pasarse, de la mano de su colega Gabriel Lopez, a la editorial de "Diario de un Skin" para publicar otro libro lleno de patrañas y seguir ganando dinero con nosotros.

Para quienes no lo sepan Carlos Viñas fue durante mucho tiempo el cantante de Opcio K-95 , y ahora va de historiador serio y academico, publicando libros sobre nuestro movimiento, para intentar forrarse como su amigo y mentor Gabriel Lopez. Gracias a nuestro camarada TNT del foro de Super Hinchas tenemos estas fotos, para que le pongais cara a este nuevo infiltrado.


Y os ponemos tambien unos videos de su epoca de falso skin, catalanista y guarro, infiltrado en Opcio K-95, para luego sacar libros traicionando la confianza de sus camaradas. Que no engañe a nadie, nunca ha sido un skin NS aunque ahora quiera ir de Antonio Salas por la vida, estos videos lo demuestran.



Tuesday, September 06, 2005

Brutal concierto de Batallon de Castigo

Hace unos dias Malaga nos reunio a NS de toda España en un concierto de la puta hostia. Clavero, el mejor. Y la peña de Fuengirola y Torremolinos, especialmente Paco, Marcos y Jose II, los camaradas mas enrrollados. ¡14/88!


Sunday, September 04, 2005

Epílogo

Todos sabemos que en un porvenir lejano, la humanidad deberá afrontar problemas cuya solución exigirá que una raza excelsa en grado superlativo, apoyada por lasfuerzas de todo el planeta, asuma la dirección del mundo... Advertí, pues, que me estaba reservada la particular misión...
Adolf Hifier, Mi lucha

Jesús Quintero, el loco de la colina, entrevistó en la cárcel a varios neonazis convictos por asesinato para su programa Cuerda de Pre­sos, en Antena3. Resulta muy interesante escuchar las opiniones de algunos de ellos, ahora que se encuentran entre rejas, cum­pliendo una condena por homicidio. Por ejemplo, Oliver Sánchez *****,, uno de los seis cabezas rapadas que el 5 de octubre de 1991, cuando tenía sólo 16 años, asesinó a patadas y puñetazos al tra­vesti luan José Rescalvo en la barcelonesa glorieta de los Músicos, después de apalear a otros travestis y mendigos salvajemente. Oli­ver, que como sus compañeros neonazis era militante de la Van­guardia Nacional Revolucionaria, cumple condena en la prisión Bar­celona‑Jóvenes. Sus respuestas a Jesús Quintero son profundamente inquietantes.

‑¿Eres racista?
‑Pasivo. Yo soy un chaval muy organizado, me gusta cada cosa en su sitio. Por eso te he dicho que era pasivo. Morenos aquí en Espa­fla no me molestan, siempre y cuando venga aquí a trabajar, a hacer lo que tengan que hacer y se vuelvan a su sitio. No pido más. Por eso yo no soy de los que apalean negros por ahí, ni hacen barbari­dades de ésas. Sólo quiero que cada uno esté en su sitio.
‑Pero es bueno el cruce, la mezcla, el mestizaje, ¿no?
‑Pues si quieres que te diga la verdad, a mí no me gusta. Res­peto más a un moreno que al hijo de un moreno y una española. Los cruces no. Mezclas dos razas de perro y te sale un perro que no es de raza. Por poner un ejemplo en perros, no me entiendas miz
‑¿Qué edad tenías cuando te hiciste skin?
‑No sé, no hay una fecha. Pero bueno, cuando empecé tenía más o menos 13 0 14 años.
‑¿Cuántos años tendrás cuando salgas de la cárcel?
‑Pues lo he calculado. No estoy condenado firmemente, lo ten­go recurrido, pero pienso que con treinta y algo saldré limpio, y aun así cada uno y cada quién tendré que ir a firmar a los juzgados que, por suerte, los tengo al lado de casa. Saldré un poco pureta.
‑Cuando salgas se te habrá pasado la edad de ser skín, ¿no?
‑Hombre, pienso que no hay edad. Si tú piensas de una mane­ra, puedes madurar esa idea, pero toda tu vida pensarás igual.
‑Pero tú no tienes claro cuál es tu manera de pensar, ¿o sí?
‑Sí.
‑¿No será la violencia?
‑¿Por qué no?
‑Oliver, yo no entiendo bien cómo el hijo de un obrero le pue­de hacer el juego a la ultraderecha.
‑Pues mira cómo son las cosas.
‑¿No te parece una contradicción?
‑Sí, pero mi padre es mi padre y yo soy yo. Qué le vamos a hacer.
‑A veces tengo la impresión de que ya no eres un skin.
‑Yo siempre seré un skin. porque eso se lleva en el corazón. A lo mejor un poco más light, sin esa propaganda y todo eso que se espera de un skin, pero no se puede dejar. Es como los colores de tu equipo. Yo no soy un chaquetero.
Oliver Sánchez ya dio el salto. Ha evolucionado. Si cuando cum­pla su condena continúa manteniendo la misma ideología que le hizo apalear hasta la muerte a un travesti, cuando sólo tenía 16 años, ya no se rapará la cabeza, vestirá bomber, ni calzará botas Doc Martens. Se hará un casual para no llamar la atención y profesará las mis­mas ideas pero «sin esa propaganda». Habrá dado el salto que otros muchos dieron antes que él, de skinhead a neonazi. De soldado de asfalto a fascista camuflado.
Pero si Oliver no miente a Quintero, ése será el único cambio: la apariencia. Por dentro, el neonazi de 16 años, condenado por asesinar a Juan José Rescalvo, seguirá siendo el mismo. Y es que, como decía Mahoma ‑tan admirado por los nazis islámicos‑, «es más sencillo alterar de lugar una montaña, que cambiar el carácter de una persona».
Tras pasar un año conviviendo con los skinheads, veo que las cosas no han variado demasiado. Después de que Tiger88 saliese del mundo neonazi, el panorama del fascismo español continúa sien­do más o menos el mismo, con ligeras excepciones.

Eduardo, creador y responsable de la empresa Soportes Sono­ros S.L., que además de la revista musical Respuesta Sonora dirigía la discográfica Rata‑ta‑ta‑tá, sigue trabajando en la difusión del rnen­saje neonazi a través de la música, pero ahora lo hace por media­ción de la distribuidora Bicéfala, dando un papel fundamental a Internet.

Los mismos perros con distinto collar.

La página NuevOrden volvió a activarse, meses después de la crisis neonazi que produjo en EE.UU. el 11‑S. Durante su periodo de inexistencia otra web, resistenciAria, adquirió un enorme prota­gonismo en la red. Tras esa página se esconden varios skinheads y neonazis gallegos ‑alguno de ellos licenciado universitario como David ., óscar . y Pablo .‑ vinculados al CEI, la Hermandad Aria y Orgullo Blanco. En el año 2002 unieron a todos los grupos nazis gallegos en una plataforma llamada Resistencia Aria, y consi­guieron legalizarse como ONG con objeto de obtener fondos de la Xunta de Galicia para adquirir un local social donde centralizar sus actividades. La plataforma ha conseguido unir en objetivos comu­nes a veteranos neonazis corno Enrique , Niso_ José E..,
MWT A. R., etc., miembros históricos de CEDADE, AUN, etc., con jóvenes skinheads como César F.., etc., reunidos incluso para celebrar los solsticios y equinoccios, a la manera pagaria.

El susto internacional que dio el vertiginoso ascenso electoral de Le Pen, en las primarias francesas de 2oo2, entusiasmó a los skin­heads españoles, que siguen muy de cerca al ultra francés desde su serniclarldestina visita a España. Éste vino en marzo de 2ooo para reunirse con los líderes de la ultraderecha española y apoyar a DN con un millonario donativo económico.

El símbolo de la rata negra que utiliza Bases Autónomas, mas­cota del neofascismo europeo desde fines de los setenta y cuyo ori­gen se halla en un cómic belga llamado Chlorophylle contre les Rats Noirs, ha resucitado en JNR. Éstos han vuelto a llenar de esvásticas y cruces célticas las fachadas madrileñas. Al mismo tiempo, jóve­nes neonazis barceloneses, vinculados a Pedro Varela, todavía reali­zan excursiones a la montaña de Montserrat, en 2003, buscando el Grial‑‑‑.

Las facultades de Derecho madrileñas continúan escupiendo nazis dedicados a la abogacía. El ultrassur y haamerskín Sergio R. ., alias Chopi, terminó sus estudios de Derecho, uniéndose a otros ultras­sur licenciados en la misma disciplina, como Álvaro C. o Raúl V.. Supongo que será una coincidencia que el también abogado Carlos Rodrigo Ruiz de Castro fuese el principal animador de Bases Autónomas, hasta su suicidio en enero de 1995, con 31 años. En 1988 había creado Eurosurcamp, sociedad con la que abrió las tiendas Soldiers en Madrid, Su compañero de despacho era el también abo­gado Fernando*****,, propietario de la tienda DSO. Este último dirigía, junto con Pablo C*****,, el semanario El Porvenir de la Nación Española, que contaba con redactores como Elena B. Degrelle...

En relación a Soldier y DSO, algunos grupos skinheads como Gente Blanca, los skineads de Parla, o SHAM de Salamanca, antes Imperio Blanco, iniciaron en Cl 2002 una campaña de boicot con­tra Soldier y DSO. Los skinheads más idealistas con la causa NS acusaban a las tiendas y armerías más famosas de la historia del fascismo español de haberse aburguesado y funcionar como un nego­cio lucrativo. Haciendo gala de una «tierna ingenuidad», los skin­heads pretendían que los negocios fundados por los abogados que iniciaron Bases Autónomas dedicasen parte de sus ingresos a la lucha nacionalsociafista, ya que las distribuidoras fundadas por Gente Blan­ca o SHAM sí destinan buena parte de sus ingresos a la ayuda a presos nazis, campañas publicitarias (pegatinas, carteles, etc.) o apoyo a otros «camaradas» como los de la librería Europa. Librería ésta que, sin embargo, es acusada a su vez de ser un negocio ajeno a la lucha NS por otros colectivos skinheads como mis camaradas del Ku klux klan en Galicia.

Supongo que tarde o temprano los skinheads, la tropa de base del movimiento neonazi, madurarán y se harán conscientes de que tan sólo son los peleles que cuelgan al final de los hilos. Títeres de otros intereses políticos, económicos o personales, que los manipu­lan hábilmente gracias a su fanático e irracional fervor nacionalista.
En el siglo xxi que ya comenzamos, el premío que ofrecen los nazis a quien pueda demostrar la existencia del Holocausto, y que inició el revisionista David Irving en los años setenta con una suma de mil dólares, continúa ascendiendo año tras año. Esto es un evi­dente intento de provocación a los medios de comunicación para atraer la causa NS a los titulares de prensa. Este provocador premío me recuerda a los que ofrecen asociaciones escépticas hacia lo para­nonnal, en alguna de las cuales nos topamos con miembros del MSR, como el madrileño Juan A. Extraña afinidad ideológica.

Suleyman L*****, sigue vendiendo libros en Orense, vinculado, aun­que de lejos, al movimiento nazi. País Islámico continúa editándose en la calle *****, de Granada, aunque ahora ya ha dado el salto a Intemet con un portal propio. En enero de 2002 País Islá­mico divulgaba que se reanudaban las obras de la mezquita grana­dina, sobre lo que advertía Tomás Navarro en La Mezquita de Babel (1998). Sus preclaras advertencias en tomo a la comunidad integrista islámica fundada por el presunto espía judío Ian Dallas, y sus rela­ciones con la comunidad musulmana y neonazi a la vez ‑en medio de una compleja operación del MOSSAD‑ palidecieron ante el 11‑S. Desde esa fecha, los servicios secretos israelíes han reabierto la inves­tigación del neonazismo internacional a causa del apoyo que gru­pos nazis, como el Movimiento Social Republicano español, brinda a la causa palestina.
Handschar, la revista nazi‑islámica, edita ahora los Galleciense Regnum. A través de estos catálogos distribuyen libros sobre tem­plarios, heráldica, historias heroicas... y hasta las obras de J. J. Bení­tez o del suizo Erich von Daniken, sobre la supuesta presencia de extraterrestres en la historia de la humanidad (Galleciense Regnum n9 i, pág. g). Su director, José Carlos R*****,, profesor de instituto, fue denunciado por sus alumnos, en noviembre de 2oo2, acusado de hacer apología de Hitler y Ben Laden en sus clases. En Cl 2003 se prolongaron las investigaciones en tomo a José Carlos R*****,, aho­ra rebautizado con su nombre islámico: Shuman H*****,.

Pedro Varela, propietario de la librería Europa, que atiende su hermana, y ex presidente de CEDADE, continúa recurriendo la sen­tencia a cinco años de cárcel a la que fue condenado. Su abogado ‑uno de ellos‑ sigue siendo Eduardo A., mano derecha de Ynes­trillas ‑ahora caído en desgracia por su afición a las drogas‑ y líder de Patria joven. Para pagar sus servicios, Varela publica un núme­ro de cuenta bancaria en todas las revistas y fanzines nazis españoles. En el año 2oo2 la Audiencia le retiró el pasaporte para que no pue­da escapar del país. Y asociaciones antifascistas organizan periódica­mente actuaciones contra la librería Europa, intentando provocar su cierre definitivo. Cada vez que se convoca una de esas actuaciones antí­fas, como la construcción de un muro de contenedores de basura en tomo a la librería, los skinheads son avisados y acuden a protegerla para evitar que, como el año anterior, sufra un incendio.

Otros fundadores de CEDADE continúan en activo en el nuevo siglo. Unos, como Jorge R*****,, lo hacen en la lucha política desde Democracia Nacional. Otros, como Ricardo B., lo hacen en la lucha cultural, desde el Círculo de Estudios Indoeuropeos.

Ultrassur retomó al Fondo Sur del Bernabéu y este año ha prota­gonizado otro de los incidentes más graves de su historia. Tras la emisión de rni reportaje Infiltrado en Ultrassur, en Tele5, las agresio­nes a periodistas por parte de los ultras del Madrid se han multipli­cado, alcanzando su momento de mayor agresividad el 1 de mayo, día en que, tras hacer explosión una bomba de ETA en la Castellana, se inició una guerra campal en tomo al Bemabéu que los ultras apro­vecharon para cebarse con la prensa. Numerosos cámaras, fotógrafos y reporteros fueron atacados, aunque la peor parte la sufrió el fotó­grafo de El Periódico de Catalunya Antonio jiménez, quien tuvo que ser hospitalizado con el codo izquierdo roto y con una luxación de hom­bro, como consecuencia de la brutal paliza que le propinaron. Ese mismo día, cinco ultrassur fueron detenidos por estos incidentes. Tres días después, y tras analizar los vídeos tomados durante los altercados, se produjeron nuevas detenciones. Según informó toda la prensa nacional, junto con Alvaro C. eran detenidos Alberto A.., Luis N.. y José S. Álvaro y Alberto A.., alias Ayala, son veteranos miembros de Ultrassur a los que me he referido y referiré a continuación. Luis N.. fue arrestado después de ser identificado por la policía «lanzando objetos contra los vehículos policiales, rom­piendo una marquesina y lanzando una valla contra un furgón poli­cial» en los incidentes del miércoles. En abril de 2000, la Policía le intervino una pegatina con la leyenda «R.K. TERROR PERMANENTE» y una Cruz Gamada con la inscripción «ROMMEL KORP». El cuarto arres­tado, José S.., fue detenido en abril de 2000 junto a otros «destacados núembros de Ultrassur», y formaba parte del autodeno­minado Comando Rommel Korp, quienes «propiciaron una agresión a un joven que portaba una bufanda del equipo rival» y que «podría quedar parapléjico», según señalaron los facultativos en un primer momento. Posteriormente fueron detenidos otros componentes de Ultrassur por esas mismas agresiones a periodistas.



Algunos jugadores, como Raúl, continúan apoyando al grupo neo­nazi a pesar de todo. Pero otros han comenzado a suffir las conse­cuencias de su colaboración con ellos. Aitor Karanka volvió al Bil­bao tras pasar cinco temporadas en el Real Madrid y allí Abertzale Sur, los ultras del Bilbao tan absurdamente estúpidos e irracionales como los Ultrassur pero en extrema izquierda, no le perdonan su colaboración con la revista de los neonazis del club blanco.
Alvaro, a mi juicio líder absoluto de Ultrassur, contrajo ma monio en *****, de 2002, y Cl Moai ahora se llama Drakka Pero cada día de partido continúa abriendo sus puertas para qu Ocha instale su puesto de venta y comercialice los productos d Ultrassur. Los productos que se venden internacionalmente a través de la página web de la pefía en Intemet. Un dominio que segúu mis pesquisas en la red está registrado por dos relevantes miem­bros de la peña. Éstos son los propietarios de los dominios ultras­sur.com y ultras‑sur.com hasta abril y mayo del año 2002:

ULTRASSUR.COM
domain: ultrassur.com
status: production
origin‑c: *****,#o
ov,rner: *****,
address: APDO. CORREOS *****, city: Madrid state: MADRID
postal‑code: *****,
country: ES
admin‑c: ultrassur@hools.net#o
tech‑c: ultrassur@hools.net#c, nserver: nsi.easypost.com
nserver: *****,
registrar: JORE‑i
created: 2000‑05‑11 12:29:21 UTC COre
modified: 2001‑05‑12 05:50:59 UTC JORE‑i
expires: 2002‑05‑11 12:29:21 UTC
source: joker.corn
ULTRAS‑SUR.COM: Domain Name: ULTRASUR.COM Administrative Contact: *****,*****,*****,*****,*****, Registration Date: 3o‑Apr‑2000 17:58:21 Expiration Date: P‑Apr‑2002 17:58:21

Renovados esos registros, en el *****, de 2002, Ocha continua­ba viviendo a costa de la ingenuidad de los jóvenes sIcinheads que adquieren sus productos en el Drakkar. Un negocio lucrativo y sobre todo cómodo. Basta con instalar el puesto de venta antes de cada partido y flarrarse vendiendo las camisetas, relojes, pegatinas, llaveros, gorras, banderas, etc. que los adolescentes, tan crédulos como ignorantes, exhibirán orgullosos en el Fondo Sur del Santia­go Bernabéu.

Ante ellos, cada domingo, un reducido puñado de policías del Grupo de Violencia en el Deporte, perteneciente a la Brigada de Información Provincial de Madrid, continúa siendo la última línea de defensa contra la violencia de Ultrassur. Apenas una decena de agentes contra más de mil hinchas radicales. Hace falta echar­le valor para sumergirse cada domingo entre ellos, lo que honra a esos agentes. A uno de ellos, propuesto para recibir una medalla en el 2002 por su trabajo con relación a Ultrassur, quizás le debo la vida. Él me advirtió de que un responsable del control de las actividades de estos grupos, José Manuel A., podría haber alerta­do a los Ultrassur sobre la existencia de un periodista infiltrado que llevaba meses grabándoles con cámara oculta. La tarde en que ese policía me advirtió de la supuesta traición, los ultras estaban espe­rándome para darme una paliza mortal... Ahora comprendo por qué no encuentra las relaciones entre los ultrassur y el movi­miento neonazi que el autor sí ha podido encontrar. Aparente­mente, los ultrassur se limitan a hacer «inocentes travesuras de muchachos, sin ninguna organización ni relevancia social». Intu­yo que mientras este funcionario continúe al mando de ese gru­po, oficialmente en España no existirán grupos neonazis organi­zados...

A pesar de ello, otros policías hacen el trabajo para el que les pagan los contribuyentes y, a pesar del jefe del grupo que lleva Extrema Derecha, todavía se producen detenciones.

En el año 2002 también fueron arrestados otros cabecillas de Ultrassur. Su webmaster Fernando ., alias Nundo, y el activo Alberto., alias Ayala.
Ayala, nacido el *****,de *****, de 19*****, en Madrid, era dete­nido el 7 de marzo por su vinculación con las juventudes Canillejas, grupo neonazi autor de amenazas a varios inmigrantes, diputa­dos izquierdistas, etc., cuya página web había creado también Nan­do. Ayala estuvo también implicado en unos incidentes ocurridos en marzo de 20oo en el distrito madríleño de San Blas, «con oca­sión de una revuelta vecinal contra ciudadanos de nacionalidad ruma­na», y fue acusado de un delito contra los derechos fundamentales y otro de lesiones. Además, en noviembre de 1995 fue detenido por la Policía Municipal como autor de una agresión con arma blanca y lesiones ‑en el momento de su detención llevaba diversas pegati­nas con contenido nazi‑ y en marzo de 1998 fue arrestado en Bonn por difundir distintivos de organizaciones anticonstitucionales. En mayo de 2002 volvía a ser detenido, por las agresiones a perio­distas que protagonizaron miembros de Ultrassur en los alrede­dores del Bernabéu.

En el registro realizado por la policía en casa de Ayala se encon­traron camisetas de las Brigadas Blanquiazules, Ultrassur y juven­tudes Canillejas; una bandera grande de juventudes Canillejas y otra de Ultras Espafia; CDs con música RAC y Oil,‑ pins con dife­rentes anagramas neofascistas y, lo que es más interesante, varios álbumes de fotos con centenares de imágenes de reuniones y con­ciertos skinheads en Madrid. Esas fotos, con los rostros de media comunidad neonazi madríleña, no tienen precio.

En el registro realizado en el domicilio de Nando se encontraron varios vídeos nazis, como Lucrecia jódete (en alusión a la inmigrante dominicana Lucrecia Pérez, asesinada el 13 de noviembre de 1992 por un guardia civil neonazi), El Triunfo de la Voluntad, La Fuerza del Führer, Mussolini, etc. Además se descubrió más de un centenar de CDs con música RAC y 0¡! y material neonazi; un puñal de marca Last Fighter; un mural de los hammerskins; docenas de líbros de conteni­do nazi y cuaderníllos de formación nacionalsocialista; camisetas de los harrimierskins; una navaja de cachas negras y un cartucho del calibre 7,62; banderas con la cruz céltica, la esvástica y el emblema de Ultras­sur y Bases Autónomas; un machete de grandes dimensiones; 21 CDs de la compilación neonazi La censura de la democracia; una defen­sa extensible; un tirachinas con una bola de rodamiento de acero; una navaja automática marca Nato‑military; 41 pegatinas con la ima­gen de Hifier; fanzines de Ultrassur y Hammersldn; infinidad de pegatinas contra la inmigración; dos puños americanos, etc. Aunque lo más interesante, sin duda, son los seis sobres blancos dirigidos a diferentes paises, especialmente a Alemania y a Estados Unidos, y el disco duro del ordenador con los e‑mafis y las direcciones de IP de numerosos neonazis españoles que se escribían con Nando y que también están en mis archívos. Esos datos, unidos a los álbumes de fotos con imágenes de los desplazamientos de Ultrassur a otros paí­ses, conciertos de música RAC celebrados en España y hasta alguna foto del mismo Nando posando con un arma corta de fuego en su propia habitación, merecerían un capítulo aparte...

Estos registros, realizados en el año 2oo2, son importantísimos porque son la última evidencia de lo que vengo repitiendo una y otra vez. Nando era uno de los máximos exponentes de la organi­zación Hammerskin en España, pero también un activísimo miem­bro de la violenta peña Ultrassur. Era un pagano seguidor de Miguel Serrano y se había formado con los libros y folletos editados por Ramón B. Era un seguidor acérrimo de la música RAC y 0¡!, fle­gando a ser el organizador de varios conciertos internacionales en España. Y su novia es una activísima skingirl, comprometida además en la lucha política, como su novio.
Nando es el ejemplo perfecto de lo que es un skinhead español. Un joven de ideología neonazi, involucrado activamente en el com­plejo entramado fascista en el que la música, el paganismo, las tri­bus urbanas, la política e Internet se entrelazan estrechamente. Un creyente, equivocado o no, que intenta ser consecuente con sus ideas, maduradas y reforzadas por los ideólogos del neonazismo, en todos los ámbitos de su vida. Sea en las gradas de un estadio, en las urnas o en la difusión del mensaje NS a través de la música, Inter­net, o los graflitis callejeros.

Nando no es muy diferente a los demás jóvenes de su edad, no skins. Tiene una novia a la que me consta ama, le gusta el fútbol y la música, siente fascinación por el misterio y también por las armas, admira a los héroes míticos y sueña que es como uno de esos glo­riosos guerreros de antaño, que desdibuja en su imaginación. Pero lo que diferencia a Nando de los demás jóvenes de su edad es que, por encima de todo, odia.
El odio es una fuerza tan poderosa como el amor. Genera un fuego ardiente en el corazón que bombea la sangre hacia los mús­culos y hacia el cerebro con rabiosa energía. Da calor. Te hace más fuerte y feroz porque te obliga a despreciar tus miedos y también a tus semejantes. Te convierte en un ciclón imparable, invencible, imprudente. Lo sé porque yo también sentí ese poder de la ira.
La ira, la rabia y el odio fortalecen al guerrero, lo hacen más duro e inmisericorde. Lo acercan a la victoria por encima de sus adversarios. ¿Pero victoria sobre qué adversarios?, ¿sobre qué ene­migos?, ¿en qué guerra?
Esa sensación de fuerza, de energía, de poder que otorga el odio a ese enemigo ficticio, tiene sólo una pega. Como todo combustible debe ser renovado periódicamente con frecuencia. La ira contra los inmigrantes, la rabia por el mestizaje, el odio a los judíos tienen que reafirmarse regularmente o de lo contrario caen en el olvido, menguan y desaparecen. Y ésa es la misión de los ideólogos. Reno­var esa ira frecuentemente para conseguir que los soldados de asfal­to, los matones gratuitos, los animadores incansables, los votantes sumisos, los consumidores generosos, continúen siendo fieles a la causa. Su causa. Sea ésta una ambición política, un interés comer­cial o una vanidad personal.

Por eso, mientras no descubran que pueden existir al margen del grupo, que son individuos libres, que no necesitan al clan para sentirse realizados, que ya existían antes de afeitar sus cabezas y tatuar sus cuerpos, que no necesitan un líder que les diga lo que deben pensar; mientras no se enfrenten a sus propios miedos, con­tinuaran siendo borregos que desean creerse lobos.

La guerra en las calles no existe. La guerra está dentro de ellos mismos; por debajo de sus cráneos rapados, en su mente. La única batalla real es la que tendrán que librar contra sus propios temores. Su miedo a no ser respetados. Su temor a la soledad. Su pánico a no ser capaces de avanzar sin las muletas que ahora les sustentan. Su terror a perder el calor de los camaradas, del dan, de la mana­da. Paradójicamente, según su propio Führer, ésa es la última batalla que debía librar el verdadero guerrero ario. la batalla contra si mismo y contra su dependencia del grupo. «No debe olvidarse nun­ca que ninguna de las grandes hazañas de este mundo ha sido rea­lizada jamás por coaliciones; tales cosas han sido invariablemente la obra del hombre individuaL» (Adolf Hitler, Mi lucha.)
Y cuando los skinheads reúnan el valor para convertirse en hom­bres individuales y se atrevan a abandonar su dependencia del clan, descubrirán que no necesitan odiar más para sentirse fuertes. Hitler dijo: «Sólo puedo combatir por lo que amo, amar sólo lo que res­peto, y a lo sumo respetar sólo lo que conozco» (Mi lucha). Luego sólo podía combatir por lo que conocía... Pero más allá de lo que conocía el Führer, ahí afuera en el mundo real, hay miles de cosas por las que merece la pena luchar y que todavía no conocemos. Quizás merezca la pena descubrirlas, porque sin duda encontrare­mos alguna que merezca nuestro respeto y que por tanto podamos amar. Al final, resulta más divertido que pasarse la vida furioso, irascible y odiando... Por lo menos sonríes más.

Thursday, August 18, 2005

Capítulo 9: Cazadores de hombres

El éxito en la conquista del alma popular se logra cuando al paso que libramos la batalla política en pro de nuestros propios fines, destruimos también a quienes se nos oponen.
Adolf Hitler, Mi lucha
El corazón me golpeaba en el pecho corno si fuese un ariete, inten­tando abrirse paso hacia el exterior. Bombeaba sangre tan deprisa que dolía y me embriagaba a la vez. Como si toda la cerveza que había bebido antes, durante y después del partido se me subiese ahora a la cabeza.
La camiseta de las Waffen‑SS se me pegaba a la piel por el sudor que manaba a borbotones de todos los poros de mi piel, Caía por mi cráneo afeitado al cero, entrando en mis ojos y escociéndome. Pasaba por mis labios y me revelaba que el miedo es salado.
Y la cámara oculta rebotaba en mi cuerpo mientras corría Caste­llana abajo, pasando de un grupo a otro de skinheads que busca­ban alguien a quien propinar una paliza. Si se me caía la cámara en medio de uno de esos «comandos» y la descubrían mis camara­das, estaba perdido. Si me encontraba yo solo, al pasar de un grupo a otro, con un conjunto de «antifascistas» o de «guarros», estaba perdido. Si era sorprendido por la policía, antidisturbios o de paisa­no, que ignoraba que yo era un infiltrado, estaba perdido.
Definitivamente, el miedo duele mucho más, y es mucho más pesado, cuando trabajas solo. Y durante todo aquel día, un día da­ve en rni investigación, había sentido miedo. Sabía que se me acaba­ba el tiempo y tenía que obtener pruebas sobe la violencia skinhead de la que tanto había oído hablar. Mis camaradas me habían sopla­do que esa noche «arderían las calles», y que muchos «guarros a morder el asfalto». Así que había que jugárselo el todo por el todo, aun a riesgo de ser descubierto.

En realidad esa noche no estaba completamente solo. Llevaba meses integrado en la comunidad skinhead y ya conocía sus rutinas, lo que me permitía. ‑hasta cierto punto‑ predecir sus movimien­tos. Así que, a primera hora de la tarde, varios compañeros del equi­po de investigación para el que trabajaba en ese momento se apos­taron en la azotea de un edificio estratégicamente situado, en la Calle Marceliano Santamaría. Desde esa atalaya podían vigilar las puertas 40 Y 42. del Santiago Bemabéu y al mismo tiempo el bar Moai ‑que hasta hacía unas semanas se llamaba Mr. Raf‑, donde había conocido a Ocha meses atrás. En el Moai, el cabecilla de Ultrassur continuaba colocando su puesto de venta de productos cada día de par­tido. Llaveros, pegatinas, bufandas, gorras y demás merchandising de la marca Ultrassur, que suponen un lucrativo negocio para Odia.
Tuve que pasar meses integrado en la comunidad skin, convertir­me en un nombre y un rostro familiar para los ultras, y hacerme miembro de la peña Ultrassur ‑mi camet tiene el número de socio 1016‑, para poder ganarme la confianza de Ocha y conseguir que me vendiese alguno de los pases que facilita el Real Madrid. Ahora tenía las pruebas de aquel antiguo mito, que inerodeaba en tomo al mundo ultra, en relación a que eran vendidas clandestinamente para sub­vencionar a la peña. Son las rnismas invitaciones en las que se especP fica «No aptas para la venta» que la Guardia Civil incautó a Alvaro cuando fue detenido con el Gordo y otros ultrassur, en los distur­bios de Las Rozas. Sólo que ahora no podrán decir que se trata de una calumnía de periodistas que «no saben de qué hablan». Nadie me lo contó. Yo pagué 2.ooo pesetas por esa entirada <~no apta para la venta». Cuando salía del Moa¡ con mi invitación ‑regalada por el club y comercializada por Ocha‑ mi cámara oculta grabó un elocuente comentario que hacía uno de mis compañeros de Ultrassur: ‑Guarda la entrada, si ves que vas a tener peligro de que te puedan detener o algo, la rompes y la tiras para que nadie vea que es invitación. Pero si no, y la quieres guardar de recuerdo, la guar­das bien y ya está. Después de comprar las invitaciones a Ocha, varios ultrassur nos dirigimos al estadio. Nuevas angustias. Había entrado en el Bernabéu en otras ocasiones con la cámara oculta para grabar a los ultras desde la parte alta de la grada, pero siempre me las había apañado para cruzar solo los controles. En algunos partidos espe­cialmente conflictivos, la policía registra a los hinchas con aspecto más sospechoso. Y mí pinta era cualquier cosa menos inspiradora de confianza. Si la policía me registraba, buscando bengalas, nava­jas o puños americanos, herramientas habituales de los ultras, podrían descubrir mi cámara oculta, por eso siempre me las había arreglado para quedar con ellos dentro del estadio y cruzar los tor­nos sin ultras cerca. Pero en esta ocasión no había escapatoria. Había comprado la entrada a Ocha con ellos, y con ellos tenía que enfrentarme a los controles de acceso al estadio. Es una de esas terribles situaciones en las que no hay alternati­va, ni escape posible. Habría sonado demasiado sospechoso que me negase a entrar junto con ellos en el Bernabéu. Eran mis cama­radas nazis y compañeros de peña, y me estaban esperando para entrar juntos y acomodamos en la grada joven para animar al equi­po blanco. Desde que derribaron una portería, en un partido de Copa de Europa, los ultrassur habían sido desplazados desde el Fondo Sur del Bemabéu ‑su territorio privado desde hacia lustros‑ a la grada joven, hacia la que ahora me dirigía con ellos. Mientras me acercaba a la puerta de acceso al estadio, miré de reojo a la azotea del edificio. Allí asomaba el objetivo de la cámara con la que mis compañeros seguían mis pasos. Sabía que si la poli­cía me registraba, en la puerta de acceso, y me descubrían la cárna­ra delante de los ultras, iba a tener muchos problemas y ellos no tendrían tiempo para bajar a ayudarme, pero aunque parezca una estupidez, el hecho de saber que alguien amigo estaba vigilando mis pasos me tranquilizaba un poco. Tomé aire al llegar a la entrada. Varios policías escogían al azar entre los ultras y procedían a registrarlos. Yo me encomendé a Odín y entregué mi invitación al portero. Después agaché la mira­da y entré esperando que algún agente me detuviese. Gracias a los dioses, no me registraron. Tuve suerte. Una vez en la grada, me acomodé con mis compañeros en la primera fila. Había llegado a donde Santi B., fundador del equipo de investigación, me había dicho que era imposible llegar. ‑Si llegas a conseguir entrar en el estadio con ellos, date con un canto en los dientes si puedes sentarte en la grada donde se sientan ellos y conseguir que te hable algún rapadillo. Son como una secta y ni siquiera los que pertenecen a la peña desde hace tiempo pueden estar con Ocha o los cabecillas en las primeras fflas. Pero allí estaba yo, y mi cámara oculta, a apenas unos centírne­tres del mismísimo Ocha. Y allí estaban también el Gordo y Álvaro. La Santa Trinidad de Ultrassur. Los líderes legendarios de la peña ultra más violenta del fútbol español. Esa tarde el Real Madrid jugaba contra el Osasuna. Y en cuanto los hinchas del club rival hicieron su aparición en el Bemabéu, los gritos e insultos estallaron en la grada joven: ‑¡Todos a una, puta Osasuna! ¡Guarros, etarras de mierda! ¡Eus­kal Presoak, cámara de gas! En las gradas del Bernabéu había algo más que un enfrentamiento entre peñas futboleras. Los Indar Gorri (Fuerza Roja), ultras del Osasuna de ideología izquierdista, hondeaban ikurriñas vascas en el Fondo Norte del Bemabéu, provocando las iras de los ultrassur que no dejábamos de vociferar insultos y amenazas. Raúl B. ., nacido el *****, de *****, de 19*****,, con DNI *****,.... es paisano, íntimo colaborador de Ocha y responsable de la anima­ción en la grada con el megáfono, alentaba a nuestro grupo: ‑Vamos a callar a esos rojos de mierda... La violencia que después del partido se desataría en las calles de Madrid se estaba gestando en aquella grada. Creciendo minuto a minuto hasta convertirse en una bestia desbocada. Para mi asom­bro y perplejidad, los españolistas de Ultrassur respondimos a la provocación de los Indar Corrí poniéndonos en pie, con el brazo derecho en alto y cantando el Cara al sol en la grada joven del San­tiago Bemabéu. Era como retroceder en el tiempo a la época fran­quista. Pero nos encontramos ya en el siglo xxi. Y ahí estaba yo, brazo en alto, con mi cabeza rapada, cantando el famoso himno fascista español... Durante ese partido también realizamos un tifo, coreografías de animación y cantamos sin cesar durante todo el encuentro. Previa­mente me había estudiado las letras de algunos de sus cánticoq más importantes, para poder pasar por un ultra más en las gradas: Vamos, campeones, hoy tenéis que ganar, con dos cojones. Lucha, con huevos, antes que ser del Barça yo me muero. Porque aquí estamos todos te venimos a ver. Te llevamos muy dentro no podemos perder. Vamos, campeones, hoy tenéis que ganar con dos cojones... Una vez más, la gran ventaja de la cámara oculta es que roba fragmentos de realidad. Congela pedazos de tiempo con todos sus detalles y, al examinar las cintas de vídeo, posteriormente, descu­bría mil detalles que no había registrado conscientemente en el momento de las grabaciones. Como los insultos espontáneos que sur­gian a mi alrededor hacia los propios jugadores del Real Madrid, de raza negra: «macaco», «mono», «kuritakinte»... Digan lo que digan los expertos, mi experiencia personal me indica que estos ultras no son jóvenes apasionados por el fútbol que se dejan influir por malig­nos individuos aislados de ideología filonazi», sino auténticos neo­nazis que expresan su agresividad con la excusa del fútbol. Aquellos insultos a los jugadores negros del Real Madrid dejan claras las prioridades ideológicas de los ultras que me rodeaban en la grada del Bernabéu. Primero está la ideología racista y después el club blan­co. «Y eso que dice la gente, que somos borrachos, vagos, delin­cuentes. No les hago caso, voy a todos lados. Yo soy ultrassur, soy un descontrolado....» Nuestros himnos seguían sonando en la gra­da del Bernabéu a voz en grito. En algunos momentos nuestros cánticos y gritos se dirigían a] portero del Osasuna, que estaba a pocos metros de nosotros, con objeto de ponerlo nervioso y desconcentrarlo: «Que lo vengan a ver, que lo vengan a ver, esto no es un portero es una puta de cabaret ... » ¿El club del Real Madrid apadrina un grupo nazi? En ese momento Raúl B. apareció en la grada portando una gigan­tesca bandera de España. Sus dimensiones eran extraordinarias y si esa bandera hubiese sido introducida en el estadio por algún ultras­sur, yo la habría visto. Le pregunté a uno de mis camaradas y su respuesta me dejó perplejo. La bandera estaba guardada en la ofici­na que Ultrassur tiene dentro de las instalaciones del Bernabéu. En otras palabras, el club no sólo le cedía entradas a Ocha, que éste comercializaba, sino que les había facilitado un almacén propio para que pudiesen guardar sus pancartas, banderas, etc. dentro del propio estadio. Poco después la cámara oculta registraría esa ofici­na de Ultrassur en el Bernabéu. Pero hay más: ‑Lo que es la polla es cuando nos venimos nosotros con las lla­ves al estadio para preparar alguna pancarta o tifo y nos bajamos al campo a darle unos toques al balón... ¿te imaginas lo que es tener todo el Bernabéu para ti? No daba crédito. Que el Real Madrid facilitase a Ocha algunos cientos de invitaciones, que él comercializaba en el Mr. Raf, ahora Moai, era grave. Que los ultras neonazís del club blanco tuviesen sus propias instalaciones en el interior del Bernabéu, era peor. Pero que los responsables les dejasen a los ultrassur las llaves del esta­dio, para que ellos campasen a sus anchas por todo el recinto, resul­taba inverosímil. Me imaginaba a Ocha, Cadenas, Reyes, javito, Nando o el Chopi correteando por el césped del terreno de juego, pasándose la pelota, y la escena se me antojaba increíble. ‑Joder, o sea que nos trata bien la directiva ¿no? ‑pregunté. ‑¡Buah!, nos trataba mejor este tío. Éste sí que era un presidente. Mi interlocutor me señalaba un ejemplar de la revista oficial de Ultrassur: En el fondo hay sitio, que se edita casi para cada partido del Real Madrid en casa. En el número 15, del año , correspon­diente al encuentro entre el club blanco y el Osasuna, se incluía una entrevista hecha en 1997 a Ramón Mendoza, anterior presidente del Real Madrid, y fallecido pocos días antes. En esa entrevista, para mi sorpresa, Ramón Mendoza se deshacía en elogios a los ultras: ‑Yo, si tuviera ahora veinte años, sería ultrassur. las respuestas de Mendoza, al entrevistador, no dejaban lugar a dudas sobre su apoyo incondicional al grupo presidido por Ocha y por Álvaro: ‑¿Qué relación tuvo con ellos? [con los ultrassur] ‑Extraordinaria siempre, porque cuando yo todavía no era pre­sidente del Madrid, me acuerdo que tuve que intervenir siempre a favor de ellos. Me llamaban «Menduqui», que me hacía mucha gra­cia, y siempre conecté muy bien con ellos; me costó muchos dis­gustos, fui acusado de ser instigador de todas las cosas malas de este mundo, pero me trajo sin cuidado y siempre he hablado bien de ellos. Creo que el estadio Santiago Bernabéu, sin los ultrassur, hubiera sido entonces un cementerio. ‑tuvo cosas que recriminarles durante su mandato? ‑Un día que un ultrassur enseñó el culo. Me dejó a mí el mío al aire. ‑¿Cree que la prensa ha maltratado a Ultrassur? ‑Sí, bastante e injustamente. Y Ultrassur hace también, de vez en cuando, cosas que no tenía que hacer. Ese «hace también, de vez en cuando, cosas que no tenía que hacer» imagino que hace referencia a las brutales palizas, apuñala­mientes, agresiones y actos vandálicos que han conferido a Ultras­sur su leyenda negra, confesados por ellos mismos en la autobio­grafía incluida en su web. Insisto, lo dicen ellos mismos, no yo. Pero ese conato de sutil regañina se diluye al final de la entre­vista, con las últimas palabras de Ramón Mendoza: ‑Me acuerdo cuando decían: «Hola Fondo Norte, hola Fondo Sur, y hola presidente.» Y os repito una vez más: yo soy ultrassur. La insólita entrevista se ilustraba con una fotografía aún más increíble, publicada en la página 7 de la revista en blanco y negro (poco después yo conseguiría una copia en color de esa foto, así como de otras fotos de Mendoza apoyando a la peña, con elocuentes dedi­catorias), en la que un sonriente Ramón Mendoza aparece ostentando una gran bandera de Ultrassur. Aluciné con el documento. Pero no era más que el principio: ‑Joder, Tiger, ¿tú no te enteraste del follón que han montado los putos «periolistos» con las entrevistas que nos han dado los jugadores y sus fotos? En ese instante no sabía a qué se refería el ultra. Lo averigüé al localizar el diario El País del 21 de marzo de 2001, en el que se denunciaba la colaboración que los jugadores del Real Madrid ofre­cían a la peña; cediéndoles su imagen, concediéndoles entrevistas, fotografiándose con sus bufandas o banderas y dándoles camisetas o balones dedicados para sus rifas, etc. Finalmente, conseguí todas esas entrevistas, en las que jugado­res como Guti, Figo, Iván Campo, Iker Casillas o Raúl alababan a los ultras del Real Madrid, posando con los productos que Ocha vendía en el Moai. En el caso de Raúl es más grave porque, a pesar de haber homenajeado a Aitor Zabaleta ‑‑el joven asesinado por los ultras neonazis del Español‑ en el pregón que dio en Madrid el 18 de diciembre de 1998, había cantado las maravillas de Ultras­sur en una entrevista publicada en En el fondo hay sitio, no 8, 5 de febrero de 2oo1. Y volvía a hacerlo en otra entrevista, publicada después de la polémica denunciada por El País, en el número 21, del año , correspondiente al 29 de septiembre de 200I, de la misma publicación ultra. Los jugadores del Real Madrid, ídolos de miles de jóvenes en todo el mundo, se deshacían en elogios a los ultras. Ni una palabra de reproche, ni una mención a sus símbolos nazis, a sus esvásticas, o que pudiésemos cantar libremente el Cara al sol en las gradas de su estadio. Lo que, por otro lado, me parece un «ejercicio de tole­rancia» extraordinario. Sobre todo, cuando he visto cómo reacciona­ban los mismos skinheads que Hondamente se quejan de la cen­sura de la que son víctimas, al encontrarse con un joven izquierdista que cantaba La Internacional... Sólo go minutos después, al termi­nar el partido, yo mismo participaría en las palizas a jóvenes izquier­distas cuyo terrible delito era llevar el pelo largo, una bufanda del Osasuna o una camiseta del Che Guevara... Pero supongo que eso a los jugadores o directivos del Real Madrid, se la trae al pairo, mientras las agresiones, o incluso los apuñalamientos, se den fuera del estadio. Las declaraciones de los jugadores a los ultrassur no tienen des­perdicio. Y la campaña publicitaria con la que obsequian a los neo­nazis ultras, posando con sus banderas, bufandas o revistas, sim­plemente no tiene precio. Guti, Figo, Casíllas o Raúl, cobran millones por posar con cualquier otro producto comercial. Pero estoy seguro de que posan con los productos de la marca Ultrassur, cuyo segun­do solicitante en el Registro de la Propiedad es el mismísimo Ocha, totalmente gratis. Pero, ¿por qué? ¿Por qué ese apoyo desmedido e incondicional, por parte del club y los jugadores, a una peña plagada de neonazis organizados y activos componentes del movimiento neofascista internacional? 290 La respuesta es muy sencilla, aunque yo mismo tardé tiempo en comprenderlo. Me resultaba increíble que un club de fútbol pudie­se permitir en sus gradas, y menos aún apoyar hasta estos extre­mos, a un grupo fidoríazi. Mi conclusión es que esa colaboración entre ultras (no sólo Ultras­sur) y clubs de fútbol se debe a los siguientes motivos: 1: Apoyo. La labor de «guerra psicológica» que cualquier grupo ultra desarrolla en las gradas de su estadio es importantísima. Nos dejábamos la voz ‑literalmente‑ animando al Real Madrid duran­te todo el partido. Hasta el extremo de que puedo prometer que yo he salido del Santiago Bemabéu, tras una jornada de animación en las gradas, absolutamente afónico y sin saber si habíamos ganado o perdido el encuentro. Azuzados por Raúl B. y su megáfono, no dejábamos de animar y cantar ni un segundo. Supongo que ese apoyo psicológico es especialmente efectivo cuando se trata de insul­tar o asustar al portero del equipo contrario, con objeto de descon­centrarle. 0 cuando el equipo juega fuera de España, lejos de los aficionados de siempre, y sólo los ultras animan. ¿Pero qué ocum­ría si toda esa energía se volviese contra el club o contra el presidente? 2: Miedo. Poco después de ese partido, el diario Marca denunciaba que uno de sus redactores y un jugador del Atlético de Madrid habían sido agredidos a la salida del estadio por ultras del Frente Atlé­tico que reprochaban al futbolista no haber contribuido con un donativo al desplazamiento de los ultras para asistir a un partido en mis islas. Y puedo garantizar que la imagen de un grupo de skin­heads amenazantes puede infundir el suficiente temor como para que cualquier deportista de elite ceda unas camisetas, balones o botas dedicadas, o incluso haga aportaciones económicas a la peña, vícti­ma de un vil chantaje. ‑¡Qué coño!, con la cantidad de míllones que ganan gracias a nosotros, que suelten un poco ‑me decía un ultrassur al respecto. Además, y esto también es importante, un grupo de ultras des­bocados puede cerrar un campo de fútbol o propiciar graves sanciones al club. Cuando en abril de 1998, minutos antes de iniciar­se el Real Madrid‑Borussia de Dormund, ultras radicales derribaron la portería, el club fue multado con 6o millones de pesetas y aquel partido de la liga de Campeones tuvo que ser retrasado varias horas. Evidentemente, digan lo que digan los «expertos», los ultras tienen un cierto poder tanto fuera como dentro del estadio. 3: Política. El diario El Mundo destapaba el 7 de julio del año 2,ooo, el enésirno escándalo de la peña. El mismísimo Ocha, líder del grupo, acudía a las oficinas de Lorenzo Sariz, en la séptinra planta de cierto edificio de la Castellana, para colaborar en su carn­paña electoral a la presidencia del Real Madrid. Ocha utilizaba a los miembros de Ultrassur, que además eran socios del Real Madrid, para apoyar la candidatura de Sanz y desde sus oficinas en Caste­llana telefoneaba a sus ultras, pidiéndoles el voto para Sariz. El mismo Ocha rellenaba las papeletas y luego se reunía con los socios de la peña, en un pub cercano al Bemabéu, para que las fir­masen. Evidentemente, para los directivos de cualquier club, es mucho mejor tener a los ultras contentos, sean neonazis o ultraizquierdis­tas. Y si no que se lo pregunten a Alfonso Ussía, que osó presen­tarse a las elecciones para la presidencia de Real Madrid, sin contar con los ultrassur. Su oficina electoral sufrió todo tipo de actos van­dálicos, apareciendo frecuentemente decorada con grafitis y pinta­das nazis de corte amenazante. Parece que los ultras, de uno y otro pelaje, quieren dejar claro a los clubs quiénes son realmente los que mandan en el estadio. Y muchos directivos aceptan ese pacto no escrito. Les facilitan una oficina propia en el recinto deportivo ‑Jesús Gil también lo hacía‑, les facilitan invitaciones y entradas para la venta clandestina, les otorgan privilegios que están muy por encima de los de cualquier otro aficionado. Y si, en el exterior del estadio, se dedican a apalear o asesinar negros, indigentes, judíos o miembros de otras hincha­das... basta con cerrar los ojos y decir «yo no sabía». Al inicio de la temporada 2001‑2002, y tras permanecer en el exilio de la grada joven desde la famosa caída de la portería en el 98, el club prernió el «ejemplar comportarniento» de Ultrassur, devolviéndoles su histórica ubicación en el Fondo Sur del Berna­béu. Si es que en el fondo son buenos chicos... un poco nazis, pero buenos chicos. La caza Termina la primera parte del partido entre el Real Madrid y el Osa­suna. Los ánimos están cada vez más caldeados. Los insultos y amenazas hacia los hinchas del equipo rival son más violentos a cada minuto que pasa. Entre los cánticos de apoyo al equipo blanco y los insultos a los rojos, comienzan a mezclarse consignas nazis coreadas por toda la grada. Era realmente alucinante. ‑¡Real Madrid, ale, ale! Sieg Heill Evidentemente muchos de los cientos de ultras que me rodea­ban en la grada del Bemabéu sentían verdadero fervor por el Real Madrid. Algunos de ellos, como Antonio A. ‑‑durante años vice­presidente de Ultrassur‑, habían participado en la campaña de venta de bufandas decoradas con la leyenda: «Juanito Maravilla^ que se realizó tras el fallecirmento del legendario futbolista. El dine­ro recaudado por la peña, 500 pesetas por bufanda, fue entregado a la familia de Juanito en un gesto que les honra. Pero todo el méri­to de ese gesto queda deslucido cuando los mismos instigadores de campañas como ésa se dedican a apalear a hinchas rivales negros, moros, travestis, mendigos o «artarkistas», en el nombre del «honor de España^ o por «limpiar las calles de Madrid». ‑Pásame tu entrada ‑me espetó Lolo en la grada, rescatándo­me de mis pensamientos. Una ráfaga de angustia me azotó en el pecho y sentí que se me hundía el suelo bajo los pies. Creí que me habían desciibierto y que me pedían la invitación que había comprado clandestinamente a Ocha para que no tuviese ninguna prueba de esas ventas ilegales. Empecé a calcular probabilidades de salir de aquella grada, repleta de cientos de ultras, ileso. Y mi conclusión era la de que tal preten­sión era imposible. Entonces pensé en las vías de escape menos malas. Evidentemente la única salida era bordear a Gordo, a Ocha y a los otros cabecillas y saltar al campo para intentar llegar has­ta algún policía y pedirle protección identificándome como infiltra­do. Probablemente tendría que golpear a dos o tres de aquellos enormes skinheads que me cerraban el paso hasta la barrera para poder saltar al terreno de juego... ‑¡Que me pases tu entrada, coño! ‑volvió a decir Lolo. Di un paso atrás instintivamente, mientras me cerraba la bom­ber del todo para evitar que se me cayese la cámara al suelo si tenía que propinar una patada y un puñetazo a los dos skinheads de menos tamaño que tenía entre la valla y yo. A mi derecha Ocha se había girado hacia mí también. Pensé en apuntar la patada a los testículos y el puñetazo a la nariz y calculé el salto que debería dar por encima del primero para salir corriendo... Iba a tener que ser el primero en golpearles para tener alguna posibilidad de escapar, porque si era uno de ellos el primero en pegarme y me hacía perder el equilibrio entre los asientos de plástico de la grada, no tendría ninguna posibilidad de salir de allí sano y salvo... Y en ese instante me di cuenta de que los ner­vios me estaban traicionando de nuevo. Tanta tensión acumula­da termina por afectar a la mente. Waffen llegó en mi auxilio proverbialmente. ‑La de Tiger déjasela, joder, que seguro que se la quiere quedar de recuerdo, ¿verdad? Asentí con la cabeza, con cara de estúpido. No entendía por qué uno de los ultrassur me había pedido mi invitación y ahora empe­zaba a pedir sus entradas a otros hinchas de la grada, 294 ‑¿Quieres salir a beber algo? Nosotros vamos a llevarles entra­das a los camaradas que están afuera para que entren a la segunda parte. Si quieres vente, o si no te traemos una cerveza o algo... Así descubrí que, por si todo lo expuesto no fuese bastante, en aquel momento el club blanco permitía la salida del estadio en el intermedio, levantando los tornos de las puertas. Esto hacía que muchos ultrassur pudiesen salir con las invitaciones de otros corn­pañeros para repartirlas entre los ultras que aguardaban afuera. De esta forma en la segunda parte del partido, la presencia de la peña se duplicaba o triplicaba en las gradas. Además, en ese momento podían meter en el estadio bebidas alcohólicas, armas o cualquier otro objeto sin ningán tipo de control. Sabía que fuera, desde la azotea, mis compañeros estarían gra­bando la entrada y salida de los ultras en el intermedio, como si el Bernabéu fuese suyo, así que le pedí a Dani que me trajese una lata de cerveza y me excusé diciendo que tenía que ir a mear. Debía cambiar la batería y la cinta de la cámara antes de que comenzase la segunda parte del encuentro. Y así lo hice. Tenía suficiente autonomía para grabar el resto del partido y la salida del estadio. Tras lo cual, todos los ultrassur volvi­mos a reagrupamos en el Moai. Más cerveza, bravatas y conatos de pelea entre los mismos ultras. Mis compañeros grababan desde la azotea y yo a ras de suelo. El ambiente estaba ya muy caldeado cuando Dani se puso a hablar con Víctor, otro skinhead de la peña. Me pegué a ellos para grabar su conversación, que no tiene desper­dicio. ‑Bueno, qué, yo me voy a subir para arriba... ‑¿A qué? ¿A apedrear? ‑A apedrear lo que sea. ‑Es que tú vas así vestido. Te cambio la cazadora por la bom­ber... ‑No te jode. ‑Je, je. Hay que ir de casual. No te pasa na... ‑Tú no eres skin, de qué vas a ir si no. ‑De rompecabezas... Nueva sorpresa de la noche: los casuals. Había oído hablar de ellos en Zaragoza, donde los Ligallo Fondo Norte practican esta táctica. Los casuals son los más inteligentes, y por tanto peligrosos, del gru­po. Muchos de ellos eran skinheads que ya habían tenido muchos problemas con la policía anteriormente y habían desarrollado una estrategia para pasar desapercibidos en las agresiones. Álvaro, supuesto número dos de Ultrassur, pero en mi opinión verdadero líder de la peña, era un ejemplo perfecto de casual. Se habían deja­do crecer un poco el pelo y sustituían la llamativa estética neonazi, las bomber y Doc Martens, por cazadoras o camisas normales. De esa forma, sería más dificil que fuesen cacheados por la policía, al no delatar por su aspecto la ideología violenta que profesan. ‑A mí no me gusta que me den la vara. A mí en el fútbol, por­que cuando vino la policía nos cachearon a todos, me pillaron con un puño americano... ‑Es que eres subnormal. Tú cómo te vas a un partido de segun­da B con un puño americano... Llevaban gorras y bufaridas para intercambiárselas antes y des­pués de cada agresión y así poder evitar que hipotéticos testigos presenciales pudiesen atribuir las palizas o apedrearnientos a los skinheads. Con lo cual, las estadísticas que cada año realizan los movimientos antifascistas, en torno a las agresiones skis, deberán multiplicarse, ya que en muchas ocasiones los agresores, neonazis hasta la médula, pueden parecer chicos «normales» al utilizar la técnica de los casuals. Iban a empezar los apedrearnientos de autobuses navarros, así que estaba claro que la violencia ultrassur estaba a punto de desa­tarse en Madrid. Tenla que cambiar la cinta y batería de la cámara lo antes posible si quería no perder detalle de lo que estaba a pun­to de ocurrir. El baño del Moa¡ estaba lleno de ultras. Salí de nuevo a la calle e improvisé sobre la marcha. En la acera de enfrente al Moai había un cajero automático, aunque desgraciadamente era externo. Me pegué a él, como si estuviese sacando dinero, y a tientas cam­bié la cinta y la batería mientras telefoneaba a mis compañeros en la azotea, Santi me informó de que les habían descubierto y llama­ban por el telefonillo del portal a la casa en cuya azotea se encon­traban, amenazando de muerte a los propietarios. Por esa razón se habían visto obligados a abortar la grabación y a buscar una nueva ubicación para la cámara. Ya no podían garantizarme ninguna cober­tura, así que a partir de ahora me quedaba de nuevo solo. Dudé, creo que es lógico. Aquella noticia quebraba completamente la ficticia tranquilidad que podía inspirarme el saber que unos ojos amigos me miraban desde las alturas. Aun así sabía que tanto San­ti como Antonio, futuro coordinador del equipo de investigación, con­tinuarían en la zona e intentarían por todos los medios no perder­me de vista. Aunque sólo fuese para llamar a la policía en caso de que yo fuese interceptado por los neonazis. Inspiré hondo, pegué un buen trago al «mini» de cerveza y me uní de nuevo a los ultrassur, que estaban a punto de comenzar «la caza». En la puerta del Moai, el Gordo nos explicaba que había visto a varios policías de paisano, advirtiéndonos que anduviésemos con ojo y no nos fiásemos de ninguna cara que no fuese conocida. Álvaro nos dio la señal, varios ultrassur que patrullaban la zona habían visto a hinchas del Osasuna en tomo al párking del Palacio de Congresos, situado en la Castellana, y hacia allí salimos. Formábamos comandos de cuatro a ocho personas. Nos comu­nicábamos a través de los teléfonos móviles. Rodeamos el estadio y justo cuando la primera incursión llegaba a la Castellana, vi que los ultras se detenían o daban la vuelta regresando a la calle Marcelia­no Santamaría. Me crucé con Alvaro y le pregunté qué pasaba. ‑Cuidado, unos greñotas que se han chivado a los maderos... Unos jóvenes de cabello largo, suficiente para ganarse la antipa­tía de los neonazis, habían alertado a la policía, pero los agentes de uniforme se habían contentado con hacer un par de pasadas con la furgoneta por la calle de los ultras. Al marcharse, iniciamos una nueva incursión. De nuevo varios comandos de ultras, perfectamente organizados, se comunicaban a través de los móviles para rodear la zona donde se encontraban los objetivos a los que agredir. Crucé la Castellana uniéndome a un grupo de Ultrassur encabe­zados por José Carlos F., uno de los hammerskins que había cono­cido en La Bodega semanas atrás, y con los que había realizado pintadas y graffitis nazis por las calles de Madrid. Nacido el *****,de *****, de 19*****,, con DNI *****,..., José Carlos encabezaba el «coman­do» que ahora rodeaba el párking del Palacio de Congresos, donde Álvaro nos había indicado que había posibles «objetivos». ‑Ojo, mirad, mirad, ahí están... Era la señal. Tenía que descolgarme del grupo justo antes de que empezasen la paliza. De lo contrario yo tendría que participar en la agresión o me delataría como infiltrado. Y bajo ningún con­cepto estaba dispuesto a llevar mi papel de skihead hasta el extre­mo de agredir a alguien inocente. El día, a la hora y en el lugar equivocado, Sergio y su hermano David', bajaron las escaleras del párking del Palacio de Congresos de Madrid, pletóricos de alegría. Su equipo, el Fútbol Club Osasu­na, había perdido por dos a cero, pero la emoción del partido y aquella primera visita a la capital de España compensaban el esfuer­zo del viaje. Además, la imponente y colosal grandiosidad del San­tiago Bernabéii había impresionado a los dos jóvenes navarros, eclipsando el disgusto de la derrota. Cuando salieron del estadio, tras el partido, se dirigieron direc­tamente al aparcamiento para recoger su coche y enfilar la autopis­ta del Norte. Querían hacer noche en casa y tenían muchos kiló­metros por delante. No hablaron con nadie. No provocaron a nadie, mucho menos el odio que se estaba gestando contra ellos. Apenas tuvieron tiempo para descender hasta el primer descan­so por aquellas escaleras cuando, de pronto, David sintió un poten­te golpe en la espalda. José Carlos F., uno de los miembros más activos de la peña madridista Ultrassur, se había acercado sigilosa­mente a ellos, propinando una brutal patada al joven navarro a trai­ción. José Carlos disparó su bota, que se hundió en la columna verte­bral de David, haciéndole perder el equilibrio y caer de bruces con­tra la pared de enfrente. La sangre del joven salpicó el suelo del aparcamiento cuando su ceja derecha se abrió por el golpe. Casi al mismo tiempo otros tres componentes de Ultrassur se unieron a José Carlos en la feroz agresión. David no era capaz de comprender lo que ocurría cuando una tormenta de golpes se cebó con su frágil cuerpo. Y como única defen­sa posible se acurrucó en el suelo intentando proteger la cabeza con las manos, mientras la lluvia de puñetazos y patadas granizaba sobre él. Sergio tuvo más suerte. Consiguió esquivar los primeros golpes de los skinheads del Real Madrid y echó a correr escaleras arriba buscando auxilio, mientras su hermano recibía el odio de los neo­nazis de Ultrassur. Los gritos de socorro de Sergio resonaron en el párking subte­rráneo de la Castellana, provocando un instante de confusión en los skinheads, que dudaron entre seguir masacrando a David o per­seguir a su hermano. Y ese segundo de indecisión tal vez salvó la vida al joven navarro, que cegado por la sangre que manaba a borbo­tones de su ceja, oído y labios rotos, echó a correr a tientas, guiado tan sólo por el instinto de supervivencia. Tuvo mucha suerte. Por fortuna huyó escaleras arriba. Si lo hubiese hecho hacia el interior del subterráneo habría sido atrapado por los ultrassur en un calle­jón sin salida y no habría podido escapar. Subiendo las escaleras de tres en tres consiguió alcanzar la calle, pero allí le esperábamos otros grupos de skinheads y cuatro o cin­co de mis compañeros lo rodearon justo en la esquina de General Perón con Castellana, rematando la faena iniciada por José Carlos. De nuevo David procuró salvar su vida acurrucándose en el suelo e intentando que las patadas y puñetazos no le destrozasen la cara...más que lo imprescindible. Yo estaba paralizado por el horror. Sabía que si intervenía para proteger a David me delataría como infiltrado, y ni mi cabeza com­pletamente rapada ni mi cazadora bomber cubierta de esvásticas ni mis botas militares me protegerían. Pensé en gritar ¡que viene la poffi, pero mi garganta estaba tan petrificada como todo mi cuerpo. Y no pude. Ojalá David pueda perdonarme algún día por aquel pánico paralizante. De pronto vi a otros ultras agazapados en los semáforos de la Castellana y me uní a ellos, intentando que mi cámara oculta no perdiese detalle. ‑Cago en la puta. ‑Le voy a romper toda la luna de atrás. ‑¿Dónde están? ‑Colócate por ahí. ‑Si nos ponemos aquí en el semáforo pillamos a más de uno. ‑Álvaro decía que en el aparcamiento. ‑Ya, pero tú espérate aquí, que cuando bajen ya... Naturalmente yo no apedreé ningún coche ni a ningún peatón navarro. (ya ya...) Pronto una docena de skinheads y ultras se unieron a nosotros. Los comentarios que hacían entre ellos no dejaban lugar a dudas. Varios de aquellos skins habían agredido ya a varios afi­cionados del Osasuna en lo que iba de noche. ‑Estaban metidos en un coche, con matrícula de Bilbao... ‑Pero, ¿dónde? ‑Han salido corriendo... ‑Ahí han salido corriendo, joder. ‑Han salido corriendo a llamar a los maderos. ‑Que no han colocado a nadie, no vaya a ser que ahora por cebar­nos un poquito más nos jodan... ‑Hombre, pero si tampoco tenemos necesidad de bajamos allí, según salen... 300 ‑Claro, yo estoy diciendo de esperarles aquí en los semáforos. ‑Ahí, en esa esquina. Ha salido un coche con matrícula de Nava­rra y han puesto una bufanda del Madrid. Y uno de los tíos era el que iba con la mano en la cabeza y el otro está todavía metido ahí... ‑Mira, mira. ‑¡La poli! Me sentí aliviado al ver dos coches de la policía local que cruza­ban la Castellana, pero los ultras más veteranos no demostraban ningún temor al 092, y «la caza» continuó... ‑Si son los municipales, ¡joder!... ‑¿Sabes lo que tenemos que hacer?, quedamos por ahí a ver si salen, todos tienen que ir para abajo por huevos, ¿no? ‑No, si tienen que dar aquí la vuelta y subir para arriba... ‑No hace falta pillarles más lejos, donde estábamos hace un momento... ‑¿Y Álvaro y éstos dónde están? ‑Álvaro dijo que iba para el párking. De pronto dos coches con matrículas navarras salieron del apar­camiento. Estábamos estratégicamente situados para controlar todas las salidas. Todos cogieron piedras de los jardines que fianquean la Castellana. El estrépito de los cristales rotos inundó la Castellana mientras gritábamos «Sieg Heil, Sieg Heil!». A pocos metros de mí, Waffen me observaba. No me había visto golpear a nadie todavía y empezaban a sentir una incómoda desconfianza. Me di cuenta, así que yo también cogí una piedra y la arrojé contra uno de los vehí­culos a los que estábamos persiguiendo mientras gritaba con todas mis fuerzas «¡hijos de puta!, ¡rojos de mierda!». Apunté bajo deli­beradamente y mi pedrada apenas rozó la carrocería del coche. Waf­fen y los demás sonrieron. «Si se bajan del coche los matamos.... guarros de mierda.» De nuevo cambié de grupo, pero, al ir de un comando a otro, temía cruzarme con algún grupo de hinchas del Indar Gorri que pudiese agredirme en venganza por las palizas, o con algún policía que me tomase por un verdadero neonazi. Y de grupo en grupo de skinheads recopilé todo tipo de declaraciones incrimi­natorias, a cual más pintoresca. Algunos hinchas del Osasuna habían intentado escapar al odio de los ultrassur disfrazándose con gorras o bufandas del Real Madrid, luego supe que ninguno de los agredidos pertenecía a la peña ultra, todos eran simples afi­cionados. Ahora era Adrián M., otro rapado al cero, quien guiaba el grupo. ‑Se ha metido, el del Toledo se ha metido otra vez en el par­king y ha salido con la camiseta del Madrid el hijo puta, ¿sabes? ‑Que soy de Osasuna... ‑Que soy del Madrid, ¿no? ‑Que soy de Osasuna ha dicho, se le ha escapado [Risas]. ‑El acojone, tío... Cruzamos de nuevo la Castellana. Uno de los skinheads tararea­ba una canción de Estirpe Imperial, cuyo estribillo reconocí inme­diatamente: Guerra en las calles, el asfalto se tiñe de rojo otra vez. Sal a la calle y recuerda, morir o vencer... Eso es lo que intentaban hacer los neonazis de Ultrassur. justi­ficar sus actos de violencia gratuita como una guerra urbana. Una guerra en la que, inevitablemente, habría víctimas inocentes. Daños colaterales. Pero en el fondo ellos estaban luchando por una causa. Corno cuando agredían a un mendigo, que ensucia las calles con su presencia; a un inmigrante, que viene a España a robar puestos de trabajo y subvenciones oficiales que pertenecen a los españoles; a travestis y homosexuales, que entorpecen la evolución y la procrea­ción de la raza blanca; o como en este caso, «rojos» simpatizantes de ETA ‑ideología que suponían intrínseca a cualquier ciudadano vasco o incluso, como ahora, navarro‑ y por tanto enemigos de la unidad de España, y merecedores de toda la ira de los erguerreros de la noche». En otras palabras, ninguna de aquellas agresiones y brutales palizas se ejecutaba gratuitamente. Todas ellas estaban justificadas‑absurdamente‑ de una u otra forma. Como si en el fondo de sus conciencias necesitasen tener un pretexto razonable para poder patear la cara, romper las costillas o apuñalar a un desconocido. Un desconocido al que, a pesar de no haber visto en su vida, odiaban con todas sus fuerzas. El odio. Un odio irracional, absurdo e irrefrenable nos embarga­ba a todos. Nos envolvía, como un banco de niebla espesa. Nos impregnaba, como el olor del tabaco en la sala de espera de un paritorio. Se nos adhería a la piel, como el sudor en una sala de saunas. No podías eludirlo. Te empapaba. Yo no entendía de dónde venía. No podía verlo, olerlo ni tocarlo. Pero estaba allí. Abrazándonos fuertemente y creciendo a medida que duraba la «cacería». Aquel odio extraño y misterioso nos unía a todos los «guerreros arios» como el vínculo secreto de una her­mandad. Tan sólo en esa noche, los componentes de Ultrassur pro­pinamos más de medio centenar de palizas en los alrededores del Santiago Bemabéu. Borregos con piel de lobo Todo en Ultrassur está empapado en salsa neonazi. Empezando por su símbolo. El emblema que cada domingo preside el Fondo Sur del Santiago Bernabéu es sólo un síntoma de ese cáncer. El hacha de doble filo, la esvástica, la cruz céltica o las runas vikingas son algu­nos de los símbolos que utilizan infinidad de grupos nazis en todo el mundo. El hacha de doble filo es el símbolo de Ultrassur, pero también la usa el grupo Avanguardia italiano (no cofundir con el órgano de información de la Coordinadora Nacional Revolucionaria Vanguarda, de los skinheads portugueses) y el Frente Sindicalista de la juventud. Además es el símbolo de la revista granadina Orden Nuevo; da el nombre a la distribuidora (Doble Hacha) de los Lobos Negros, escindidos de Bases Autónomas; emblema de la distribuidora La Camisa Negra de Almería o de la Hermandad Nacionalso­cialista Armagedón, cuyos miembros fueron detenidos por la poli­cía valenciana en el año 2002. Y como en cualquier organización neonazi de estructura pirami­dal, los líderes del grupo ostentan un rango de jerarquía superior. Cuando noté que los skinheads empezaban a sentirse incómodos al no verme agredir a nadie, decidí volver al Moai. Allí Alvaro me salió al paso para preguntarme si le había pegado a alguien, ante mi cámara oculta: ‑¿Le has dado a alguno o qué? ‑Hemos tirado piedras ahí, a un buga con matrícula de Nava­rra, pero vinieron dos coches de maderos ahora al párking... ¿Los viste? ‑No, yo me he ido antes. Además de Álvaro, allí estaban también Ocha y el Gordo , la Santa Trinidad de Ultrassur. Y como si de un grupo paramili­tar se tratase, los diferentes agresores se iban presentando ante los tres líderes para dar cuenta de sus «hazañas», En ese instante descubrí algo más. Tras cada paliza, los neonazis hurtaban algu­na prenda personal de la vietirna; una bufanda, una mochila, una cazadora, etc. Esos objetos eran el trofeo que presentar ante los líderes del grupo, demostrando así su lealtad al ideario neo­nazi. Me pegué a Alvaro, Ocha y el Gordo como una lapa para gra­bar cómo uno a uno los agresores se iban presentando ante ellos para narrarles las palizas que acababan de propinar y mostrarles sus tro­feos. Desde mi cámara oculta y desde la cámara de la azotea, regis­tramos las sonrisas complacidas de los líderes de la peña, cada vez que un skin o un casual daba cuenta de sus fechorías. Uno de los primeros en llegar fue El Loco, uno de los ultrassur más veteranos, presurniendo del heroico honor de haber apaleado a un hombre, en presencia de su mujer, para robarle la bufanda del Osasuna, la mochila y el forro polar: ‑Mira, El Loco se ha transformado... No parece ni él. ‑El Loco, mírale. Está fashion, fashion. ‑No le ves que viene por ahí, y no parece ni él. ‑Fashion, fashion. ‑Ven aquí, guapo. ‑¿De quién es eso? ‑¿Y esto de quién es? ¿Te lo ha regalado? ‑Sí, me lo ha regalado. [Risas.] ‑Son como los vascos, ¡a por ellos!... ‑¿Qué dices? ‑Les venimos siguiendo José Carlos, otro chaval de aquí y yo, has­ta abajo. Llegando ya al parque de... [ininteligiblel nos encontramos a E*****, que viene bajando... Y la mujer: «Que mi marido es extranjero, que no es de aquí ... » Digo: «¿Que no es de aquí?» ¡Purn!, la bufanda y la mochila. ¡Pum, Pum ... ! Me he jodido todo el empeine... ‑Muy bueno. ‑Joder ahora si cualquiera se arrima... ahora ya ni moverse. ¿Has visto qué dispositivo? ‑No, ya nada, ahora ni moverse. ‑Mira la marca del Osasuna... ‑Y de la Real... ‑Pues te queda de puta madre, macho, parece que te lo hubie­ras comprado tú y todo... ‑Super disco fashion... Me hubiese gustado hacer algo, decir algo. Explicarle que las palizas propinadas cobardemente, y por la espalda no tenían nada de heroico. Que no eran guerreros arios luchando por una causa, sino una puta pandilla de matones traicioneros y cobardes... pero habría sido un suicidio. Lo único que podía hacer ahora era mantener el corazón dentro del pecho, la sangre fría y grabar todas las pruebas posibles. Ante mi cámara los ultras estaban haciendo una confe­sión completa y sincera de sus formas de actuación. Por de pronto El Loco me dejaba claro que las agresiones no eran espontáneas. Escogían un objetivo, lo seguían y aguardaban el momento oportuno para atacarlo, apalearlo y robarle. No tardó en llegar José Carlo F., luciendo los trofeos que habían robado a Sergio y David. ‑¿Qué, nada? Hemos triunfado. Por arriba no, pero por aquí‑‑­Hemos triunfado como una... [ininteligible]. Hemos pillado a unos ahí, y les hemos dado una mano, pero que... ‑Arriba también... ‑Hemos ido al párking y justo unos tíos que habíamos encalo­mado esta tarde, cuando el Paje se ha roto el pie, ¡coño!, pues a esos les hemos trincado yendo a por el coche. Y según baja las escaleras del párking le he metido una patada en la boca que se ha comido toda la pared... pero, o sea, toda la pared... [Risas.] Ese tio te digo yo que está una semana a base de... comiendo con pajita... [Más risas.] ‑Y según salía por donde salen los coches, bajaban éstos y les hemos pisoteado. Y los de ahí abajo, ya bueno... Pedía un taxi, «por favor, ¡ay, ay, ay!» ‑Nos hemos estado partiendo el culo, colega... ‑Hay guantazos para todo el que lo pide y para el que no lo pide... ¡Qué bueno, colega! El agresor se refería a que Sergio, el hermano de David, cuando consiguió salir del párking, gritó a un taxista pidiendo socorro para que le llevase a una comisaría de Policía en busca de ayuda. El taxista se negó a dejarle entrar en el automóvil, con lo cual David tuvo que huir Castellana abajo, pidiendo ayuda desesperadamente para su hermano que estaba siendo brutalmente golpeado por los segui­dores neonazis del Real Madrid. Me encantaría que hubiesen estado allí Miguel Serrano, Ramón B. o cualquiera de los ideólogos del CEI o de CEDADE para contemplar el fruto de su obra. No importa que intenten convertir el nacionalso­cialísmo en una fflosofia de vida ética. No importa que aboguen por la música clásica antes que por el RAC, por el cabello cortado a cepillo antes que por el rapado al cero, por los trajes de marca antes que por las bomber... Aquellos ultrassur leían Mundo‑NS, Bajo la Tiranía y La Voz del Pueblo; frecuentaban los chats de Hispania gothorum y ResistenciAria en internet; daban su voto a Democracia Nacional, AUN o al MSR, y en esos libros, revistas o programas electorales es donde encontraban ¿? las justificaciones pseudopolíticas para considerar como algo lícito y razo­nable apalear a todos los «subhumanos» ¿?, alimentada y argumentada por los ideólogos del nacionalsocialismo (en ninguna de esas publicaciones puede haber leido tales cosas), quieran ellos o no. Esa noche, según cálculos de los propios ultrassur, propinaron unas 5o palizas. Y sólo se produjeron dos detenciones. Tres neona­zis estaban propinando una brutal paliza a Endika ‑un joven con el que me reuniría días después al seguir su pista hasta Pamplo­na‑, cuando dos miembros del Grupo de Violencia en el Deporte del cuerpo nacional de Policía ‑los agentes que tienen que sufrir en primera fila la rudeza de los ultras en cada partido‑, los sor­prendieron in fraganti. Aun así, y a pesar de que ante la colosal for­taleza fisica de un gigantesco skinhead de Parla uno de los policías se vio obligado a encañonarlo con su arma, el neonazi continuaba propinando golpes e intentando estrangular al agente. Los dos policías pudieron detener a dos de los agresores. El tercero, un hábil casual, se cambió de cazadora ~ consiguió escapar, llegando hasta el Moai para dar el parte a los líderes del grupo. Allí le esperaban ocha, Alvaro y el Gordo... y también el objetivo de mi cámara oculta. ‑Los han mandado ahora mismo a Orense, ahora mismo... El madero le ha puesto la pistola en la cabeza al Willy y al otro. Les han puesto la pistola en la cabeza, tío... ‑¡Eh!, que les han puesto la pistola... ‑Le decía, sepárate, que... [Ininteligible.] ‑A mí no. A mí me ha dado el alto y yo me he quedado quie­to. Y yo me he escaqueado. Yo he dicho, qué va, yo aquí... qué te pasa chaval, no sé qué... Y me he podido escaquear. Pero a los otros les han encañonado y les han dicho: «¡Al suelo!» ‑Pero no son mendas de los que estaban ahí trabajando, un melenudo... ‑Sí, un melenudo... ‑ ¡traca!, y me la he puesto aquí. Si no también. Los han llevado a la comisaría de Orense, a los dos, al Willy y al de Parla...
Vídirnas: los grandes olvidados
Costó mucho, muchísimo trabajo, convencer a Endika, el joven agredido por los dos skinheads detenidos y por el casual que consi­guió escapar de la policía, para que me narrase su versión de los hechos. Tenía miedo. Como todos los demás agredidos. No impor­taba que ya estuviesen a salvo y a cientos de kilórnetros de Madrid. Continuaban sintiendo pánico al hablar del tema. Y de todos, tan sólo Endika había tenido el valor de presentar una denuncia. Los demás preferían no remover más el asunto por temor a nuevas represalias de los neonazis. El miedo es la tarjeta de crédito, sin límite, de la que disfrutan los skinheads.
‑Fuimos en coche a Madrid, había también autobús pero noso­tros fuimos en coche como la mayoría ‑explica Endika‑. Pasa­mos allí el día y fuimos al campo. Al salir el autobús, que iba escol­tado, ningún problema, pero el resto, las 700 personas que habíamos ido en coche nos quedamos vendidos en la calle. Estaba tomado todo por los nazis, gente normal no quedaba, todo grupos de nazis organizados con móviles, daba miedo aquello y nosotros solos como corderos que nos soltaron allí. Daba miedo aquello...
»Aquello fue... nada más salir empezaron a gritar: «¡Chiss, chiss!, etarra.» La gente empezó a asustarse y a correr. Todo el mundo empezó a correr, todo el mundo del Osasuna; padres con los críos de cuatro años...
»Yo llevaba 40 metros corriendo, cuando al final me alcanzaron. Me tiraron al suelo, ni les vi la cara. Entre cinco o seis me apalearon con las botas de acero. Yo, fisicarnente, no podía levantarme porque entre la carrera que me había pegado y la somanta de hostias que me habían dado no podía levantarme. Pero sabía que tenía que levantarme en ese momento, porque si no, sabía que de aquélla no salía. Les ola gritar: «Es un etarra, ¡mátalo! que es un etarra.» Yo no daba un duro por mi vida. Entonces, cuando llevaba un minuto de paliza, apareció la policía milagrosamente y así se acabó mi historia.
Inmediatamente Endika fue trasladado a un centro hospitalario donde se encontraría con muchos otros agredidos por los hinchas del Real Madrid aquella noche.
‑Yo te puedo decir que cuando estuve en el hospital la gente del Osasuna caía como moscas. Yo vi por lo menos una docena. Vi a uno con la oreja cortada, otro con una brecha en la frente, a gen­te con collarín, dos con muletas... un paseo triunfal de las hazañas de Ultrassur. Yo tenía un traumatismo craneal y golpes por todo el cuerpo, todavía tengo marcas y ya hace un mes de la paliza, una semana de baja laboral... Yo he tenido suerte y salí de allí, pero hay gente que no la ha tenido, como Aitor Zabaleta u otros ¿no?

Aitor Zabaleta, joven hincha de la Real Sociedad asesinado en Madrid a manos de un grupo de neonazis, no fue víctima de los ultras del Real Madrid, sino del Atlético de Madrid. Ricardo Gue­rra, condenado como autor material del homicidio, pertenecía a Bastión, una de las secciones del Frente Atlético. Skinheads y neonazis que leían los mismos libros, escuchaban los mismos discos y votaban a los mismos partidos políticos que Ultrassur. Al margen del fútbol, más allá de los estadios y tras finalizar el partido, unos y otros neonazis profesan la misma ideología. Y en esa ideología, y no en los colores del equipo por el que rebuznan cada domingo en las gradas, está la semilla del odio. Un odio utilizado hábilmente por los cerebros políticos, culturales, discográficos o editoriales que, al final, se benefician económica, política o personalmente del movi­núento sIcinhead.
Endika tuvo suerte. Salió vivo. Corno suerte tuvieron otros muchos agredidos aquella noche de «caza», con los que me reuní posteriormente. Sergio y David U., Gonzalo G. R., Luis M. V., etc. Hasta 5o víctimas cuyo único delito fue cruzarse en el camino de los ultras. Sus informes clínicos y partes hospitalarios resultan estremecedores.
Esa noche tocaban «guarros». Otras noches la «caza» busca espe­cies diferentes para saciar el odio y la sed de violencia: negros (como Didier C., el joven francés agredido meses atrás ante mí), judíos, moros, homosexuales, etc. Y muchos de ellos no pudieron sobrevi­vir. Tal vez la intención de los cabezas rapadas que los agredieron no era matarlos. Quizás sólo querían darles una lección. 0 tal vez intentaban demostrar ante los camaradas su compromiso con la causa. Puede que únicamente intentasen ser consecuentes con su ideologia, o realmente pensasen que apaleando a irurrigrantes con­seguirán una España homogéneamente blanca. Pero creo que hay más.
Éstas son algunas de las agresiones protagonizadas por skin­heads en los últimos años:

‑ 22 de noviembre de 1992. Un bailarín egipcio es atacado por jóvenes skinheads en el Templo de Debod (Madrid), mientras mira­ba por un catalejo. Le fracturaron ambas piernas.
‑ 12 de enero de 1994. Tres sIcinheads alemanes graban una cruz gamada en la cara de una joven rninusválida de 17 años, en silla de ruedas, que se negó a gritar «Heil Hitler!>, y «Mutilados a la cáma­ra de gas».
‑ 15 de junio de 1995. Una turísta brasileña, de raza negra, es vejada, violada y arrojada desnuda a la Castellana, no muy lejos del Santiago Bemabéu, por tres hombres. Uno de ellos skinhead.
‑ 8 de junio de 1998. Durante las fiestas patronales de Getafe (Madrid), tres skinheads prenden fuego a una adolescente de sólo 16 años, con un lanzallarrias de fabricación casera, que le produjo quemaduras graves en cara y brazos.
‑ 23 de junio de 1998. Cuatro jóvenes skinheads, de entre 17 Y 2o años, rocían con gasolina a un mendigo mientras dormía, en una calle de La Coruña, y le prenden fuego...

Éstos son los nobles guerreros arios. (no lo son, pero este parrafo es sensacionalismo puro y duro) Los audaces soldados de asfalto. Los valerosos exponentes de la raza aria. Los herederos de las Waffen SS. La elite de la nación. Los cachorros del Reich. Los caba­lleros blancos. Es fácil entender, ante estas incomprensibles muestras de sadismo, que una sección del movimiento neonazi ‑quizás no tan marginal como pretenden los nazis «éticos y serios»‑ abrace corrientes satánicas, más allá del paganismo indoeuropeo.

Los salvajes y cobardes que cometieron esos actos vestían en las mismas tiendas, escuchaban la misma música, asistían a los mismos conciertos, leían las mismas revistas yfanzines, votaban a los mismos partidos y profesaban la misma devoción a la esvástica y el divinizado Adolf Hitler. Y justificaban sus injustificables acciones gracias a la «metraHa salvífica» ‑como decían mis camaradas del Ku Klux Klan‑ y a los argumentos racistas, históricos y políticos que encuen­tran en los libros y artículos de sus ideólogos.

Tal vez algún día esos ideólogos consigan consolidar las aso­ciaciones neonazis, como el Círculo de Estudios Indocuropeos, o Blood & Honour, que ya han conseguido legalizarse en España. Tal vez algún día partidos políticos como Democracia Nacional o el Movi­miento Social Republicano consigan triunfar en unas elecciones democráticas. Tal vez algún día BataBón de Castigo, Estirpe Imperial o División 25o alcancen las listas de los discos más vendidos. Pero en el camino hacia su triunfo se habrán quedado muchas víc­timas inocentes. A los citados anteriormente les prendieron fuego, violaron, rajaron cruces gamadas en la cara o les dejaron inválidos. Pero «tuvieron suerte». Otros no podrán decir lo mismo.

‑ Federico Rouquier, un hincha del Español ‑tan culpable como los hinchas del Osasuna agredidos por Ultrassur en mí presencia‑, murió apuñalado por un skinhead de los Boixos Nois del Barcelona el 13 de enero de 1991.
‑ Lucrecia Pérez, una inmigrante dominicana, murió el 13 de noviembre de 1992,, asesinada a tiros por un guardia civil neonazi en compañía de varios skinheads.
‑ Hassan Al Yahamí fue asesinado por un skinhead el 14 de noviembre de 1992 en Majadahonda (Madrid), acusado del delito de pisar suelo español sin el permiso de los neonazis.
‑ Guillén Agulló, joven antifa de 18 años, falleció apuñalado por un cabeza rapada el 2 de abril de 1993 en Castellón.
‑ jesús Sánchez Rodríguez, joven toxicómano madrileño, pere­ció a manos de cuatro sIcins que hundieron su cráneo a golpes con barras de hierro, el 12 de noviembre de 1993.
‑ David Furones fue asesinado el 2o de febrero de 1994 en Valla­dolid por un grupo de rapados que pintaron una cruz céltica en el lugar de su muerte.
‑ Gabriel Doblado Sánchez, anciano alcohólico de 6o años, fue asesinado a palos por un grupo de «heroicos y valientes guerreros arios», el 3 de agosto de 1995.

Desgraciadamente, la lista es muy larga. Juan José Rescalvo, Susa­na Ruiz, Aitor Zabaleta, José Herrería Mingriñán, Ricardo Rodríguez García, Eduardo Carcía, David Martín Martín y un largo etcétera. Por no hablar de esa siniestra lista de víctimas sin nombre; los indigentes sin papeles ni identidad asesinados por sknheads «en prácticas». Son los less‑dead («menos muertos»), definidos así por el profesor de justicia Criminal en la Universidad de Illinois Steven A. Egger. Este concepto hace alusión a las víctimas más infravalo­radas por la sociedad; mendigos, prostitutas y otro tipo de indivi­duos marginales, en los que algunos skinheads han concentra
sus agresiones, sabedores de que la policía, los jueces y
dad en general archivarán esos crímenes con mucha maldad. Cruel, siniestro y casi satánico. Pero tan real como la vida misma.
Y como la muerte misma.
Ninguno de ellos sabrá diferenciar si las esvásticas que lucían sus asesinos eran producto de una moda pasajera, de una opción política, de una satánica crueldad, de una creencia religiosa, de una convicción racialista o de una filosofía «ética y seria». Un grupo, casi nunca un individuo aislado, con el cráneo rapado y el cerebro rabioso le quitó la vida a golpes. Y diga lo que diga Hitler, ninguna ideología tiene más valor que una vida humana, Sobre todo si esa ideología es un fraude con el que manipular a unos borregos dis­frazados de lobos.

Wednesday, August 03, 2005

Capítulo 8 : El poder de la ira

Yo detestaba la mezcla de razas que se exhibía en la capital, odiaba aquella abigarrada colección de checos, polacos, húnga­ros, rutenos, servíos, croatas, etc., y, por encima de todo a los judíos, ese fangoso producto presente en todas partes: judíos y siempre judíos.
Adolf Hider, Mi lucha


1 de mayo. Día del Trabajo. El partido político Democracia Nacional había convocado una manifestación‑fiesta‑mitin. en Alcalá de Hena­res y yo, naturalmente, estaría en primera fila. Sentía curiosidad por comprobar si DN, que como todos los partidos políticos de extrema derecha en España había intentado desmarcarse de los skinheads neonazis, pondría algún reparo a mi presencia en la mani­festación. Me calcé las botas, me ajusté la bomber, y le colgué mis parches y pins con esvásticas, cruces gamadas y célticas antes de salir hacia Alcalá.
No sólo nadie me puso ninguna pega sino que, cuando llegué a la plaza de Cervantes, donde habíamos sido convocados, me encon­tré con una enorme cantidad de cabezas rapadas y neonazis, algu­nos de los cuales eran ya viejos conocidos. Allí estaban miembros del Centro de Estudios Indoeuropeos, a los que había conocido poco antes en la reunión del Café *****,, que charlaban anima­damente con alguna de las skingirls que había conocido en La Bode­ga, y en las gradas del Bernabéu... También me encontré a Nando, de Hammerskin, con Javito y otros componentes de Ultrassur, Inclu­so a un grupo de corpulentos cabezas rapadas que había llegado desde Málaga y al que después volvería a encontranne en el Berna­béu, antes de una de las violentas «cacerías» urbanas, que los neo‑
nazis organizan para apalear a quienes no piensan como ellos... Y fue allí, en aquel acto exclusivamente político, donde pude desechar las últimas dudas que aún me quedaban en cuanto a la estrecha relación existente entre nazis, skinheads, ultras y partidos políticos de extrema derecha.
Mi cámara oculta registró las consignas corcadas por todos los manifestantes, mientras recorríamos las calles de Alcalá de Hena­res desde la Plaza de Cervantes hasta el Huerto de los Leones. Allí Delio, militante zaragozano de DN, abrió el turna de exposiciones. Le siguieron Rafael *****,, delegado de DN en Alcalá de Henares, y Manolo*****,, viejo conocido de la extrema derecha patria.
«Las ETT, negocio del PP», «Ni socialistas ni populares dan soluciones», «Trabajo seguro, nación con futuro», «Los españoles queremos trabajar, estamos en contra de la precariedad^ «Ni un paso atrás, Democracia Nacional»... Las arengas de los cabecillas eran coreadas por todos los presentes, mientras banderas españolas y pan­cartas hondeaban por las calles de Alcalá.
Los conferenciantes pretendían presentar una apariencia respe­table y dialogante. Aspiran a obtener el poder en democracia, aun no creyendo en ella. Y saben que los votos de los skinheads serán tan válidos en las umas como los de cualquier otro ciudadano espa­ñol. Por eso los necesitan. Porque cada vez menos españoles, salvo los neonazis, otorgan sus votos a los partidos de extrema derecha... Ahí están las estadísticas electorales, desde 1976 hasta ahora, para demostrarlo.
Pero al margen de su carcasa democrática y su disfraz tolerante, las personas que forman los puestos dirigentes de esos partidos están esculpidos con la misma madera que cualquiera de mis camaradas skinheads. Su agresividad, su forma de entender la autoridad y la pro­piedad, su aceptación de la violencia como una forma de lenguaje, son los mismos. He compartido demasiadas cosas con ellos, y me refiero incluso a delegados provinciales incluidos en las listas elec­torales de esos partidos, y ya no me cabe ninguna duda. Su espíritu nacionalista, sus creencias racistas, sus postulados políticos, etc. son los mismos. Sin embargo, ellos no se afeitan la cabeza, no se tatuan cruces célticas ni calzan botas militares. No sería correcto si lo que intentan es presentar un programa electoral en busca de los votos del pueblo. Aunque muchos sí lucieron cráneos afeitados y cazadoras bomber en su juventud.
En el año 2002, en el que la inmigración se convirtió en uno de los temas más importantes en el ámbito político, partidos como DN o el M SR han conseguido acceder a los grandes medios de comu­nicación de masas, algo que jamás había ocurrido antes.
En la página web de DN todavía puede verse el vídeo del programa de Ana Rosa Quintana, en Antena3, en el que Manuel *****,, miembro de la Mesa Nacional del partido, con el que había com­partido manifestación y mitin en Alcalá de Henares, defendió encen­didamente sus postulados sobre la inmigración. El entusiasmo con que la comunidad neonazi recibió aquella intervención televisiva, comentada hasta la saciedad en revistas, listas de correo y páginas web ultras, sólo es comparable al júbilo con que se recibieron las primeras apariciones del MSR en debates televisivos de Canal 9, TV Almería, etc.
Mi contacto en Málaga era Teodosio, un joven camisa nueva de Patria Libre, escuadra de Falange Española de las juntas Ofensivas Nacional‑sindicalistas, «esto es la gradación que distingue a la elite más comprometida con la causa, dispuestos a sufrir prisión o muer­te por España».
Teodosio era un apasionado del Oí! y del RAC y articulista en revistas ultraderechistas como Ideograma o Tiempos para la Revolu­ción, donde lleva una columna de crítica musical. Además era miern­bro de una sección malagueña de las Brigadas Blanquiazules del Español.
Teodosio era también un admirador radical de Léon Degrelle, el general de las SS que vivió en Málaga hasta su fallecimiento, y me resultó también un pasaporte excelente para acceder a Eduardo *****,.,alias El Duro, líder de Nación joven, abogado de Pedro Varela (pro­pietario de la librería Europa) y uno de los líderes de AUN junto con Ricardo Sáez de Ynestrifias. Eduardo . había participado en varios debates del programa de Tele5 Crónicas marcianas, invitado por Javier Sardá, y allí demostró su temple y lo consecuente de sus ideas. Sin embargo, en uno de los vídeos que llegaron a mi poder aparecía un Eduardo . que tenía poco que ver con el moderado y dialogante abogado que participaba en la mesa de Crónicas marcianas.
El vídeo al que me refiero era entregado a los mandos regiona­les de AUN como «material de campaña» y así llegó hasta mi poder tras afiliarme al partido en Madrid. Su función era ser yectado ante los camaradas de AUN, o los aspirantes a serlo, para transmitir el mensaje nacionalista de esta formación política. En esos documentos videográficos, para mi sorprendentes, no sólo se indu­ye el congreso nacional de AUN, que sirvió como inicio de la campaña electoral de 1996. No sólo se recogen conferencias y discur­sos de Ricardo y Martín Sáez de Ynestrillas, Francisco *****,José*****,, etc. En esos discursos, grabados por núembros de AUN con una videocámara doméstica, lo más interesante no son los pos­tulados de los oradores desde la tribuna, sino los comentarios espon­táneos ‑y brutales‑ que se cuelan por el micrófono de la cámara,y que sin duda están pronunciados por violentos neofascistas afilia­dos a la Alianza de Ynestrillas.l

En esta cinta, destinada, repito, a ser visionada sólo por los cama­radas de confianza, también se incluyen imágenes del secretario general de AUN en su despacho, en su vida familiar y doméstica; sus campañas contra ETA en Euskadi, o momentos más íntimos de las campañas, como las cenas de hermandad, en las que reco­nocí los rostros de algunos neonazis con los que yo mismo he convivido muy estrechamente durante esta investigación.
Pero lo más extraordinario de ese sin par documento son las imágenes de los campamentos paramilitares que AUN, Nación joven y otros grupos neofascistas organizan en la Sierra de *****,.

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Lecciones de artes marciales, rápel, supervivencia, etc. Marchas de jóvenes ataviados con las camisas negras y uniformes militares, juramentos solemnes ante la bandera, formaciones marciales... Esas imágenes profanan la intimidad más secreta de uno de los partidos políticos que, en su propio inicio de campaña, pretendía desmarcarse de los neonazis y de los cabezas rapadas. Sin embargo, en este vídeo, una y otra vez asoman las bombers, las cabezas rapadas y hasta las camisetas con cruces célticas de algunos de los más fervo­rosos seguidores de Ynestrillas, procedentes de grupos skinheads corno Ultrassur...
Y por si todo esto no fuese bastante, algunas de las declaracio­nes recogidas en el vídeo de Eduardo. El Duro, que fue el único lider joven que pudo subir a la tribuna de oradores un 20‑N y hablar a toda la extrema derecha española, desvelan hasta qué punto este tipo de mentalidades asume la violencia como un lenguaje político válido. Transcribo letra a letra las palabras de El Duro recogidas en la cinta de vídeo:
‑Nosotros seríamos partidiarísimos del uso de la violencia si Vas­congadas o Cataluña, en un momento determinado, se les ocurrie­ra declararse independientes. Yo creo que, en esa circunstancia, dificil sería que no hiciésemos el uso de la violencia. Incluso de un modo parecido al que ETA usa en España nosotros posiblemente flegáramos a usarlo contra, pues no sé qué decirte, contra los polí­ficos vascos y catalanes que hubiesen sido responsables de la inde­pendencia...
Supongo que cualquiera podría interpretar estas declaraciones, del abogado de Pedro Varela corno una advertencia de muerte. ¿Si algún político vasco o catalán propicia la independencia de Catalu­ña o Euskadi, se arriesga a ser víctima de un tiro en la nuca o un coche bomba ... ?
Y continúa afirmando el jefe de Nación joven:
‑Yo no voy a negar que evidentemente nosotros nos hemos visto envueltos a veces en acciones violentas. Pero la mayoría de las veces no ha sido porque nosotros las hayamos buscado, sino por­que nos las hemos encontrado. Y lo que sí sucede es que normal­mente, cuando nos las encontramos, normalmente ganamos...
Y si «en la mayoría de las veces» esas acciones violentas no fuer­ron buscadas por los seguidores de Ynestrillas... ¿significa que en una minoría sí fueron ellos los causantes de esa violencia? ¿Y a qué porcentaje de actos violentos buscados por ellos se refiere? ¿Cuál es el porcentaje de violencia que puede justificarse en nombre de una causa? ¿Cuántas palizas pueden considerarse lícitas, en nombre de la ideología nacionalista?
En cuanto a su relación con el neonazismo, el vídeo en cuestión también incluye algunas afirmaciones que hablan por sí mismas:
‑El tema del Holocausto está abultadísimo, abultadísimo en todos los sentidos. Estoy convencido de que aquello que se llamó La Solución Final, jamás existió. Estoy convencido de que el régi­men de Hitler fue muy bueno para los alemanes, como pueblo, hasta antes de empezar la guerra. Y no sé, no sé, si la guerra empe­zó por culpa de Hitler o empezó por culpa de otras naciones euro­peas...
Después de conseguir este vídeo, entendí mejor los comentarios que en infinidad de ocasiones surgían en nuestras conversaciones, cuando los cabezas rapadas nos reuníamos en tomo a unas cerve­zas y debatíamos sobre la situación política de España. Una y otra vez escuché las mismas alabanzas a Ynestrillas y a Eduardo. Para muchos, muchísimos skinheads españoles, ellos son el modelo a seguir. Admiran su valor, admiran que hayan conseguido llegar hasta el liderazgo de sendas formaciones políticas, y sin duda un amplio porcentaje de los votos, por otro lado escasos, obtenidos por AUN y por DN o MSR posterionnente, son los votos de rnis carna­radas los skinheads.
En el caso de Ynestrillas, y eso fue lo que le destruyó como mito, lo que los cabezas rapadas no le perdonan es su debilidad con las drogas.

265 Nazis éticos y nazis estéticos


Es cierto que algunos sIcinheads utilizan la estética como mero ele­mento transgresor y provocador. Les gusta ‑nos gustaba‑ sentir el temor que inspira un grupo de cabezas rapadas. Yo conozco esa sensación y sé que puede resultar embriagadora.
También sentí la fuerza del clan. El poder de la manada. Durante mi vida como neonazi me sentía parte de algo impor­tante. Incluso siendo consciente de que tan sólo era un periodista infiltrado que realizaba una investigación. Pero aun así, la arnis­tad de mis camaradas era sincera. Sabía que, mientras estuviese con ellos, estaría a salvo. Nadie osaría provocarme. No estaría solo.
Incluso, y aunque pueda parecer aberrante, en algún momento me sentía tan profundamente atrapado por Tiger88 que resultaba difi­cil definir la frontera entre el personaje y la persona que lo inter­pretaba. Y llegué a intuir, aunque fuese en la distancia, las sensa­ciones que puede percibir cualquier skinhead convencido de que la revolución nacionalsocialista es una causa trascendente real. Casi llegué a creer, como ellos creen, que éramos una suerte de nuevos templarios, cruzados de una lucha mística, guerreros del asfalto, soldados políticos en una guerra entre la luz del Führer y las tinie­blas del sistema democrático y sionista. Desde esa perspectiva los skinheads no éramos sólo una tribu urbana más. Nuestra estética no es una cuestión de moda, sino el uniforme de nuestro ejército. Un uniforme que todo cabeza rapada luce con orgullo y dignidad. Gritando al mundo con su inconfundible aspecto: soy nazi y me sien­to orgulloso de ello.
¿Y quiénes inculcan estas ideas en las mentes de los cabezas rapa­das? ¿Qué hábiles pensadores pueden dictar las directrices que for­inan este ideario? ¿Qué fuentes sacian la sed de argumentos que secan las gargantas de los violentos? ¿Dónde encuentran los skin­heads la justificación para su forma de vida? ¿Quiénes educan a los más jóvenes componentes del movimiento neonazi? Y lo que es más importante, ¿con qué objetivos?
Durante toda mi investigación un nombre se repetía una y otra vez. El de uno de los fundadores de CEDADE hace más de treinta años: don Ramón B.. Su nombre aparece en todos los libros que han estudiado el fenómeno del neonazismo en España durante los años setenta, ochenta y noventa. Se le ha considerado uno de los pila­res del nazismo español, durante los inicios de CEDADE, allá por los sesenta. Sin embargo, para casi todos los investigadoresÍ Ramón B. era una figura histórica, desligada completamente de resurgir que sufre la España del siglo xxi. Falso.

Me costó mucho tiempo y esfuerzo seguir la pista de Ramón B. hasta Barcelona. Y mucho más aún, conseguir entrevistarlo y que respondiese a mis preguntas. Pero éste era uno de los objetivos más ambiciosos de mi investigación. De esta forma nadie podia decir que mi información estaba viciada por la influencia sionista, la prensa del sistema o los intereses capitalistas, justificaciones habituales de los neonazis para negar toda evidencia incómoda sobre las intimidades de su movimiento. Una vez más yo no añadiré opiniones ni conje­turas personales. Me limitaré a transcribir fielmente las palabras de los propios neonazis. Que ellos carguen con la responsabilidad de sus actos y de sus afirnaciones.
En el número 15 de su publicación interna, los skinheads de Salamanca, antes Imperio Blanco, agradecen expresamente a Rarnón B. su «apoyo a los skins que tenemos una ética diferente a los otros» (Pág‑ 23). Fue una de las primeras referencias que encontré al nombre de Ramón B. en publicaciones restringidas al rnovi­miento de los cabezas rapadas. Era una buena pista y comencé a inte­resarme por aquel personaje histórico en los círculos sIcinheads espa­ñoles, siguiendo el hilo de la madeja hasta dos pisos en la Calle *****,, de Barcelona, y cierto bajo en *****,.
Ramón B. es un hombre muy inteligente. Sabe que los nazis no obtendrán el poder en España, al menos a corto o medio plazo. Pero tampoco lo pretende. Él aboga por la calidad, no por la cantidad. Hace trabajo de fondo. A los 16 años conoció a los que serían sus cama­radas en la organización del movimiento neonazi español y a Jorge M*****, , su ementor». A los 17 participó activamente en la fundación de CEDADE asumiendo muy pronto el cargo de secretario general, donde pasó 12 años. En el 84 dejó CEDADE y comenzó a editar libros y revistas en su editoriales Bausp y Wottan. Ilegó a publicar unos 2oo libros Y 13o números de las dos publicaciones más respetadas e influyentes en todos los colectivos neonazis de habla hispana, inclu­yendo los grupos skinheads: Mundo NS y Bajo la Tiranía.
A principios de los años noventa, cuando se aceptaron sus pro­puestas, volvió a CEDADE, pero las deudas eran demasiadas y muchos abandonaron el ya en declive Círculo de Amigos de Euro­pa, para crear el partido político Democracia Nacional. Desde enton­ces su objetivo fue crear una nueva asociación que tomase el relevo del viejo CEDADE. Y esa nueva organización, impulsada desde las sombras por el fundador de CEDADE, consiguió ingresar en el Regis­tro de Asociaciones por R.M.I. el 17 de junio de 1998, con número 163,841 y CIF n' 96/964.747. Me refiero, naturalmente, al Círculo de Estudios indoeuropeos.
«Debo reconocer una gran virtud en el mundo skin: el valor. Son los únicos capaces de estar en lucha de calle hoy en día», decla­raba Rarnón B. en una entrevista que concedía a la publicación ofi­cial de Blood & Honour, n' 3, pág. 15. Más aún, en Mundo NS, n' 74, Pág. 14, Ramón B. se refiere incluso a las publicaciones de BBAA, conocidos por su irracional violencia callejera, como «revistas muy útiles para enganchar a los jóvenes militantes, pero creemos que deben ir uniéndose a grupos legales para poder trabajar de forma más seria». Y a pesar de su repetido y enérgico rechazo público hacia los skiheads (sospecho que siempre se ha referido más a los ultras del fútbol que al movimiento skin. N S), comentarios como éstos le han valido el respeto de todos los cabezas rapadas, que siguen sus escritos con la misma devoción que los de Miguel Serrano. «Mi propuesta ha sido siempre mantener el ideal NS y abandonar toda relación skin en lo político. Ser NS del todo, no sólo en ideas.» ¿Aban­donar toda relación skin en lo político? ¿Pero mantener a los skins en otras labores?
En relación a los cabezas rapadas espafioles, Ramón B. afirma­ba: «Skin Burgos, ahora Alea jacta Est, es un ejemplo de una acti­tud absolutamente correcta y positiva. la revista Edelweiss en el mis­mo sentido, son una excepción de la regla de grupos skin muy poco preparados.» Luego evidentemente existen grupos de cabezas rapa­das que don Ramón B. considera coorrectos y positivos» para la causa nacionalsocialista «ética y seria» que él intenta representar. Tomemos nota.
Ramón B. aconseja ‑‑desde las páginas de Defensores de España, órgano informativo de Nuevo Rumbo joven, ps 13, págS. 22 a 25‑, a los jóvenes neonazis, con muy buen criterio, que primero se for­men como personas antes que como NS. Que lean a Homero, Cal­derón, Shakespeare, Unarnuno, que escuchen a Wagner o a Mozart, que vayan al teatro de Visen o a exposiciones de pintura o escultu­ra, antes de conocer a Hitler. Y que afronten dos momentos impor­tantes, tener una novia y obtener el primer trabajo. Sabe que esos son los momentos críticos en los que la gran mayoría de los skin­heads, y neonazis en general, comienzan a madurar y abandonan la sed de emociones. Y en este sentido tengo que reconocer que he visto cómo algunos neonazis del CEI, aún con la bomber calada el pelo al uno, acudían al teatro, a exposiciones culturales o a la ópera, intentando formarse con los nazis «serios y éticos» que don Ramón quiere ver en su nuevo CEDADE.
El fundador del CEI conoció personalmente a algunos de los ofi­ciales del III Reich y pilares del neonazismo más importantes en la historia de Espaiía, como Degrelle, Shorzeny, Barbie, Rudel, la fami­lia Hess o Winfred Wagner, y esa relación personal con algunos de los grandes mitos del neofascismo, como la hija de Rudolf Hess, es lo que ha contribuido a mitificar a Ramón B. entre los skinheads españoles. Por eso me parecía tan importante llegar hasta él y con­seguir una entrevista en la que respondiese, con sus propias pala­bras, a mis preguntas.

Debo decir que Ramón B. sabía que yo era un cabeza rapada. Que estaba relacionado ¿? con grupos altamente violentos, como Ultras­sur o Hammerskin, que no son ‑aparentemente‑ santos de su devoción. Y aun así, tras complejas gestiones, no sólo me concedió la entrevista, sino que llegó a facilitarme muchísimo material y documentación... e incluso dinero en efectivo. Y quiero subrayar este punto.

Contacté con Ramón B. en la recta final de esta investigación. Antes ya me había entrevistado personalmente con otros veteranos componentes de CEDADE en Barcelona y Madrid, como Isidro J*****,., Emesto M., etc. Para cuando llegué hasta don Ramón lle­vaba casi un año sumergido en este mundo, que no es el mío, y con mis fuerzas y capacidad de concentración al límite. Aun así conseguí superar los filtros para llegar hasta uno de los máximos ideólogos del neonazismo europeo, quien, además de una entrevis­ta, documentación y material, contribuyó con mi supuesta y ficticia «labor de divulgación del mensaje revolucionario nacionalsocialis­ta», con pequeñas ayudas de dinero en efectivo. ¿Puede colaborar eco­nómicamente Ramón B. con otros grupos skinheads? ¿En el caso de que mi relación con él se hubiese prolongando, las ayudas eco­nómicas serían mayores? ¿Podría llegar el caso de que subvencionase totalmente un grupo skinhead como el que yo teóricamente repre­sentaba? ¿Existen otros colectivos nazis que subvencionen grupos skinheads?
Desgraciadamente la inmoral, vergonzosa y deleznable interven­ción de un jefe de grupo de la Policía española, que delató mi infil­tración a los hammerskins poniendo mi vida en serio peligro, frus­tró la posibilidad de obtener esas respuestas. Aunque para entonces ya había conseguido hurtar algunas al fundador de CEDADE y del CEI. Sus propias palabras creo que son la mejor forma de conocer su pensamiento. Una vez más, yo no afiado ni opino, expongo hechos:
‑Don Ramón, ¿en qué ha cambiado el NS español desde que usted lo conoció hasta hoy?
‑El nacionalsocialismo en los años sesenta y ochenta tenía algu­nas facilidades frente al de hoy, y a la vez muchas más complica­ciones. Facilidades más importantes: la opinión de la gente era mucho mejor. No se odiaba como ahora a los nazis y la gente tenía unos principios éticos mucho más generalizados (lo que no signifi­ca que siempre haya habido miserables, sino que la gente corrien­te, la «buena gente», era más cercana a nuestro estilo). Estas dos cuestiones eran de la mayor importancia, pues evitaban estar apes­tados socialmente. Asimismo era una ventaja la seguridad de empleo; en la época franquista era fácil tener empleo y dificil perderlo, lo que era una ventaja para atreverse a dar los jóvenes la cara mucho más que ahora, el riesgo de despido era mucho menor. Frente a ello había unos problemas muy graves: en el franquismo estaba todo prohibido, podemos reírnos de las leyes antinazis actuales, entonces todo estaba prohibido, y cada vez que publicabas algo era una posibilidad de ir a prisión. La censura era total y cualquier acto público era una invitación a ir a la comisaría. Vivíamos de presta­do, o sea, nos podían cerrar y prohibir cuando querían sin dar expli­caciones, sin juicios ni nada. Los medios técnicos: no había inter­net, editar algo era caro y dificil, no había los medios informáticos baratos para editar y hacer textos... ni imprentas que se atrevieran a hacerlo. No había textos, la formación era de palabra, casi no ha­bían libros nuestros, todo se tuvo que hacer, traducir, editar... Con­clusión: no podemos decir que fuera más fácil ni más dificil, era distinto.
‑¿Cómo definiría el perfil de un verdadero nacionalsocialista? 1
‑El NS actual tiene la fama que se merece... lo siento. Las revistas de jóvenes nazis están muchas llenas de violencia, de dibujos agresivos, calaveras, armas, garrotes, frases de odio, peleas... En CEDADE nuestras revistas hablaban de lo positivo, íba­mos a la montafia, oíamos conciertos, leíamos poesías y escuchába­mos a Beethoven... el NS hasta hace unos años era algo de gente con un estilo pacífico y algo romántico, jamás se nos ocurrió pre­sentar nada con afán de odios y violencia gratuita, era impensable eso de ir con cara de matón de tercera y agredir a un moro u homo­sexual aislado, el fútbol jamás nos interesó como forma de odiar a otros equipos o exhibir porras. El perfil de un NS no es el de alguien especial, esto es lo primero. Es un hombre del pueblo, alguien que vive con el pueblo, sin sectas ni bandas urbanas. Y su ética es la de toda nuestra raza de siempre, ser honrado y ser responsable, decen­te. Nada más. No hay nada especial, lo que hace especial nuestro esti­lo es que la gente ya no lo tiene, que se ha perdido por la influen­cia sionista. Pero no es nada más que ser una buena persona. Me ha parecido superfluo eso de los manuales de ética NS... bueno, como recordatorio, pero es puro sentido común, es la ética que siempre hubo.
‑¿Cuáles fueron las causas de la disolución de CEDADE? ¿Y pue­de continuar su obra en el CEI?
‑Los jóvenes NS actuales podrían tener una organización como CEDADE si lo hicieran... CEDADE se fundó con chicos de 16 años, no con gente mayor ni nada de eso. Lo que falta es voluntad y sacri­ficio. Así pues lo primero es perder el mito y comprender que se pue­da lograr mucho si hay gente con capacidad y voluntad. CEI es un intento de crear una organización nacionalsocialista legal, está aún lejos de lograr un núcleo de gente suficientemente sólido, pero es lo mejor que hoy en día hay dentro del NS. Lo que llegue a ser se verá. CEDADE se hundió cuando no tuvo un grupo dirigente real­mente preparado y dispuesto. Lo que se necesita es que un grupo de jóvenes sean capaces de darlo todo, estar dispuestos a trabajar y luchar constantemente. Tiempo y dinero. Dadme io camaradas con estilo y capacidad, dispuestos a dedicar su vida a mantener el NS y tendremos un nuevo CEDADE. El CEI debe aún lograr que su núcleo central se consolide y crear esa comunidad de camaradas capaz de ser estable muchos años. Lograrlo no es fácil. Pero mientras hacer paquetes todo un sábado, o escribir 8o cartas un domingo, y así días y días, sea un problema, mientras no se encuentre un grupo de camaradas dispuestos a hacerlo, no tendremos una organización sólida y fuerte.
‑¿Considera que los skins, el fútbol o la música 0¡! son una forma de acercarse al NS o son contraproducentes?
‑Para mí son absolutamente contraproducentes, aunque es cier­to que algunos camaradas entran por el tema skin y luego lo dejan y forman parte de la militancia correcta NS. Pero el fenómeno skin ha sido una enorme desgracia para el NS. Sé que esto moles­ta a algunos buenos camaradas que son skins, pues sí hay cama­radas sanos y correctos en ese ambiente, aunque pocos. Pero esta­mos hablando del movimiento skin en general, como ente global ha sido una desgracia tremenda. Lo primero ha roto el carácter popular del NS y lo ha llevado a la marginalidad, a ser algo de gente que se separa de la comunidad y forma tribus o sectas exter­nas a ella. Ha roto el estilo creando una adopción de músicas, for­mas y comportamientos propios del sistema (músicas rítmicas frente a la tradicional, tatuajes y modas violentas, bebidas y fútbol, vestido y peinados propios, etc.). Se ha perdido la imagen del NS corno elemento del pueblo para ser miembro de una banda. Y se ha inducido a creer que los símbolos y las frases hacen al NS en vez de su estilo y sentido socialista y popular. Ahora se es nazi por llevar una esvástica, antes se era nazi por la forma de ser, absolu­tamente divergente de la skin. La brutalidad ha sustituido al romanticismo y la impecable caballerosidad de un Degrelle, y de todos los NS verdaderos que he conocido de los años treinta. Gente que era educada, seria, caballerosa, digna y jamás grosera, agresiva, beoda... Kulifuss era un obrero de las SA que formó CEDADE en su fundación. Trabajador, exiliado, pobre, de las SA pero jarriás hubiera reconocido a los skins como camaradas. Y luego dicen que los skins son las SA de hoy en día, qué poco se conoce del espíritu popular que tenía el NS...
‑¿Hasta qué punto considera importante que fluya la informa­ción cultural sobre el NS, por encima de la formación política?
‑En realidad no he editado muchos textos de cultura como tal, sino de ideología, política, arte, revisionismo, y también cultura... Yo no marco la diferencia entre lo político de actualidad y lo ideo­lógico o estético o cultural. El NS es un global, es una cosmovisión del mundo que tiene todas esas facetas. Precisamente el error actual es que los camaradas se centran mucho en las SS, el racismo o his­terias politiqueras, y se olvidan de la base socialista y vivencial, de lo comunitario, del arte, de la forma de ser. 0 sea, y siendo duros: es peor que tus aficiones sean las del sistema a que tu pensanúen­to político sea el del sistema. Si bebes, bailas, juergueas y orientas tu vida como cualquier persona integrada en el sistema, ¿de qué sirve que pienses políticamente como nazi? Uno de los errores del mundo skin es asumir la música y estilo de ocio del sistema y cubrirlo con el pensamiento y símbolos NS.
‑¿Cree que existe algún partido político español o europeo, al que merezca la peña apoyar con nuestros votos?
‑Todos los grupos o partidos que combaten el sistema de valores actual, o sea el capitalismo y el mercado, y no estén liga­dos a actividades o personas corruptas, o sea que propugnen una ética mínima, merecen nuestro apoyo. He propugnado siempre el apoyo absoluto a la lucha del MSR, PNR y DN. Y ahora también estaría dispuesto al apoyo a AUN (una vez que ha sido relegado del tema Ynestrillas, debido a sus actuaciones extrapolíticas). No importa que las ideas no sean las nuestras, pues lo que apoyamos es la lucha contra la estructura del sistema capitalista. Otra cosa es que no sería nunca miembro de un partido que no asumiera las ideas nacionalsocialistas. 0 sea, una cosa es combatir contra algo y otra a favor de algo que no sea NS. Otro tema es la valora­ción de la lucha electoral; hoy por hoy en Europa se demuestra que es posible lograr ciertos éxitos electorales a base de una dere­cha conservadora, xenófoba y crítica con algunos temas, pero en modo alguno antisistema, revolucionaria, socialista. En este senti­do estos partidos son útiles como barrera contra el pensamiento único absoluto que ha impuesto el sisterria, pero poco más puede esperarse de ellos. Todos acaban iritegrados en las normas demo­capitalistas.
‑Nosotros nos financiamos con pegatinas, pósters, CDs, fanzi­nes, aportaciones, ¿hay otras vías de financiación posibles?
‑La financiación actual de la mayoría de los grupitos no existe. No llamemos financiación a lograr 5o.ooo pesetas al mes (si lle­gan), para hacer cuatro papeles y dos pegadas de adhesivos mal edi­tados. Esto es sólo un ejemplo del desastre en que están los grupi­tos NS/NR con excepción de unos pocos. Hay dos formas de financiarse realmente un grupo NS/NR actualmente: mediante cama­radas dedicados a financiarlo de forma importante o mediante nego­cios organizados por camaradas para ello. CEDADE montó ambos sistemas y el primero no es menor que el segundo. Es muy impor­tante disponer de algún camarada con capacidad económica personal por su trabajo o fortuna y absolutamente integrado en ese núcleo duro de militantes dispuestos a todo. Un abogado, un arquitecto o empresario incluso pequeño que tengan un cierto éxito profesional pueden dar millones al año si lo desean de verdad, o sea si se sacri­fican de verdad por la lucha. Pero es que incluso un empleado con cierta posición holgada económica puede dar mucho dinero si quie­re y se lo ha propuesto como objetivo de lucha. Lo dificil es encon­trar esas personas y que se mantengan constantes con su ayuda. Pero sin duda montar negocios legales y estables es la mejor solución. librería Europa nace como un ejemplo de esto en CEDADE. Hoy en día una wieb como Censura de la Democracia vende mucho. Montar un negocio con ayuda del movimiento es una buena solu­ción, pero tiene el peligro de que el dueño acabe convirtiendo el nego­cio en suyo y no del movirniento.

‑¿Qué opinión tiene sobre la conversión al islam de varios cama­radas NS, tras el 11‑S?
‑Aquí hay cuatro temas distintos. Primero, recordar y honrar a los combatientes islámicos en las WaffenSS y en general en su apoyo a la lucha NS es un deber y un honor que debemos abor­dar. El revisionismo histórico para recordar estos hechos es mag­nífico. Segundo, el islamismo como movimiento social, religioso y político en los países del área racial y cultural islámica es un aliado nuestro en la lucha contra el sionismo y el sistema mate­rialista de mercado. En ese sentido nuestro apoyo es completo. Ter­cero, el terrorismo no es un medio adecuado de lucha y no debe­mos en modo alguno apoyar masacres o atentados gratuitos contra inocentes. Una cosa es la lucha violenta y armada contra la bruta­lidad genocida de Israel y otra el terrorismo como medio indiscri­minado de combate del islamismo contra todo. Cuarto, el islam en Europa como religión es un estorbo y una molestia que no sólo no apoyo sino que rechazo. No me gusta la teocracia y el islam es ajeno a nuestra cultura racial, se opone a nuestra visión del mundo aria.
‑¿Qué opina del paganismo de Miguel Serrano? ¿Puede ser contraproducente para la credibilidad NS?
‑En esta pregunta también hay tres temas mezclados. Uno, el paganismo, que es una actitud espiritual ante el mundo, no una religión como se entiende el cristianismo. Yo me siento pagano, no and‑cristiano. El paganismo es una forma de entender la relación hombre‑naturaleza, y no es por tanto en sí una creencia concreta en dioses o en extrañas ceremonias o histerias anticristianas. Dos, Miguel Serrano, del que me honro en un trato constante desde hace muchos años, es una persona extraordinaria, un ejemplo de luchador y de persona, independiente de sus libros o teorías esoté­ricas. Si leemos sus memorias veremos que su vida es un ejemplo a seguir. Su comportamiento siempre ha sido ejemplar en todo lo que he tratado con él. Y su compromiso con la lucha NS es total y
6w, constante. Tres, el esoterismo y las teorías esotéricas ligadas al NS es un tema que no me interesa demasiado. Conozco el tema pero es preciso entender que el NS no se basa en esoterismo sino en una vivencia comunitaria, socialista, hurriana, estética, ética y artís­tica. El esoterismo es una posición de creencia respetable, pero no es ni fundamental ni de obligada creencia, ni siquiera es política­mente aprovechable. Por eso creo que no se debe involucrar el eso­terismo ni los textos de don Miguel como parte de un combate político, sino de una formación personalista. No hay nada más negativo para mí que mezclar en una revista de lucha NS política temas esotéricos o paganistas... o confesionales de cualquier religión, como si fueran parte de nuestra ideología social y comunitaria.
‑¿Cómo ve el NS en el siglo xxi que ya ha comenzado?
‑El NS tanto en España corno en todo el mundo está en una etapa de mera supervivencia. Se trata de saber si será capaz de sobrevi­vir a condiciones de represión tremendas. Sobrevivir no quiere decir que haya grupitos con sus símbolos, sino sobrevivir en su esencia, que sus seguidores sepan mantener su estilo, su sentido profundo, su metafisica, diríamos. 0 bien será sólo el refugio de patológicos psí­quicos, paranoicos y violentos congénitos, que usarán nuestros sírn­bolos, pero huecos de todo contenido comunitario y profundo. Pero sin duda en este siglo estallará totalmente el problema inmigratorio y racial, las tensiones y los problemas en este terna serán gravísi­mos. Lo que pueda pasar en estas condiciones a medio o largo pla­zo es impredecible. Por ello el NS debe lograr sobrevivir y mantener su presencia revolucionaria y opuesta radicalmente a los plantea­mientos ideológicos dernoprogresistas, como alternativa a los errores del sistema. Así pues, resistir. No pretender grandes logros imposi­bles a corto plazo, sino mantener la existencia, la esencia y el estilo.
Desgraciadamente el idílico nacionalsocialismo de Ramón B. no se corresponde con la cruda realidad cotidiana. La que se vive en las calles y la que afecta a todos los ciudadanos.




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Soldados de asfalto

La contraportada del número 52 (marzo 1988) de la revista Super Hin­cha, dedicada al mundo ultra y con un gran protagonismo de los ultrassur, incluía un anuncio tan terrible como elocuente. La foto­grafia, que pretendía promocionar la marca de ropa utilizada habi­tualmente por los skinheads ‑y cuyo nombre no voy a repetir, porque no me da la gana‑, presentaba a dos niños, que aparentan unos 10 o 12años, con las cabezas rapadas y la vestimenta típica de los skins; tirantes, botas militares, etc. En la imagen los dos meno­res aparecen estrechando sus manos tras haberse producido un corte con la navaja que todavía sostiene uno de ellos, en un pacto de sangre... Pocas fotos pueden expresar tanto con tan poco.
La seña de identidad de los cabezas rapadas no se limita a su apariencia externa. Es fácil, y también pueril, reducir el movimien­to skinhead a una moda pasajera. A una cuestión puramente estéti­ca. Pero es un error. Los skins son ante todo leales.
Como en el pacto de sangre de aquellos dos niños, el compromiso adquirido por los cabezas rapadas, al abrazar el movimiento neona­zi, es con seguridad mucho más sólido que el de la inmensa mayo­ría de los fascistas. Para los componentes del CEI, DN, AUN, MSR, o cualquier otro colectivo neonazi, es fácil pasar desapercibido en su vida diaria. Solo sus más allegados conocerán su tendencia polí­fica y sus opiniones sobre la raza, la patria o la sangre. Pero un skinhead no es un nazi de paisano. Su cráneo rapado, su estética y su comportamiento delatan su ideología 24 horas al día. Y lo que es más importante, sus tatuajes son un sello indeleble que tendrán que soportar sobre su piel durante el resto de su vida. Yo he visto cuerpos totalmente cubiertos por consignas fascistas, cruces gama­das, runas, esvásticas, o las efigies de Hifier, Rudolf Hess, Franco... Evidentemente los portadores de esos tatuajes no se avergüenzan de su identidad NS. Y más les vale, porque cuando un skinhead. aban­dona el movimiento ‑y la mayoría lo hacen entre los 20 Y los 30 años‑ deberá convivir el resto de su vida con aquellas imágenes impresas en su piel.

Los skinheads son la esencia, la base y el pilar del movimiento neonazi internacional. Son soldados políticos. Tropa de a pie. Y como tales, una especie de inocentes huérfanos en busca de un mando, de un líder que guíe sus pasos. En ocasiones he presenciado, mara­villado y aterrado a la vez, conversaciones entre cabezas rapadas que discutían sobre el futuro del movimiento y el nuevo Führer que todos están esperando. Un mesías, un dirigente, un apóstol del IV Reich capaz de unir a todos los neonazis del mundo en busca de la victoria final. Reconozco que en esos casos escuchaba absorto y fascinado cómo unos sugerían nombres como Miguel Serrano, Le Pen, Cerharg Lauck, etc.
‑tú quién crees que puede ser el nuevo Führer ... ?

Mientras, esperan. Generación tras generación. Los cabezas rapa­das continúan aguardando al caudillo que guiará sus pasos, en la batalla final para recuperar las calles de las ciudades blancas, en una revolución contra la Democracia, el Capitalismo y el poder de Sión...
Y mientras los skinheads aguardan, otros intereses se ocupan de renovar su odio, el verdadero motor de este movimiento. Odio con­tra los negros, los judíos o los moros. Odio contra las prostitutas, los homosexuales y los travestidos. Odio contra los burgueses, los capitalistas y los progresistas. Odio contra casi todo lo que no sean ellos mismos. Un combustible tan poderoso y a la vez inestable como un motor alimentado con nitroglicerina.
Sin embargo, esa poderosa energía que alimenta los corazones de los cabezas rapadas y que debe ser renovada periódicamente a través de las conferencias revisionistas, los mítines xenófobos o los rituales paganos que sus ideólogos les ofrecen, es utilizada por unos y otros en beneficio propio. La propaganda siempre ha sido la gran herramienta del nazismo. Ya lo escribió Adolf Hitler: «La pro­paganda no tiene necesidad de analizar el valor de cada uno de sus discípulos en lo tocante a eficiencia, capacidad, intelecto o carácter, al paso que la misión de la propaganda consiste precisamente en separar con mucho cuidado de la muchedumbre a todos aquellos que demuestran poseer condiciones para contribuir al triunfo del movi­miento.» (Mi lucha.)
Mencionaré sólo una de las mil anécdotas que he ido almace­nando durante mi vida con los skinheads. Tuve la primera noticia de José S., de *****, (Huesca), un 21 de junio. Don José, un veterano fascista de buena situación económica, había oído hablar de mí y de mis camaradas. Y mis referencias debieron ser ¡rirnere­cidamente elogiosas porque sólo ocho días después recibía este sor­prendente e‑mafi:

De: Jose S‑ Para: Tiger‑88@eresmas.com Asunto: oferta trabajo
Busco chicos de Madrid entre 25 Y 3o años que estén en buena forma fisica y si es necesario sepan pelear que quieran ganar dinero en trabajos esporádicos.
Mi teléfono es el *****,*****,‑

Naturalmente me quedé perplejo ante tan insólita oferta laboral. El veterano fascista buscaba entre los skinheads jóvenes dispuestos a pelear a sus órdenes. Ante mi demanda de mayor información al respecto, recibí la siguiente respuesta, dos días después:
De: Jose S‑ <*****,*****, @)‑ > Para: Tiger‑88@eresmas.com
Asunto: Re
Consiste en que le deis una pequeña paliza a un par de personas que me molestan.
Ofrezco 2o mil pelas por hacerlo más 30 mil si ganáis.
Por ganar entiendo que la otra persona se rinda y pida de rodillas que paréis de pegarle.
La pelea sería uno contra uno, Contestar.

Naturalmente conservo los originales de estos y otros mensajes, la dirección, teléfono y nombre completo del susodicho, para su vergüenza y escarnio, si ello fuese procedente. Pero es sólo un gra­no de arena en el desierto. Un ejemplo, tan pintoresco como triste, de la utilización que la extrema derecha hace de los cabezas rapa­das. Son la tropa, los guerreros obedientes, los soldados de asalto. Son marionetas fácilmente manipulables a través de sus creencias, sus ideales y sus emociones. No entraré a enjuiciar si erróneas o acer­tadas. No es importante. Porque no es el objeto de este estudio enjuiciar si el fascismo, el nazismo o el socialismo son opciones políticas admisibles o no. Ni tampoco intento analizar si exístió o no el Holocausto, si la mezcla racial es enriquecedora o contrapro­ducente en una sociedad, o si la inmigración es o no un problerna. Mi intención es dejar claro que los skinheads adquieren un com­promiso con el neofascismo, mucho mayor que cualquier otro neo­nazi. Y lo hacen porque sus ideales y sus creencias en tomo a la raza, la sangre, el honor y la patria son tan sólidas y sinceras como los del adepto a una secta. Estoy seguro de que los seguidores de lim Jones (La Iglesia del Pueblo), que murieron en la Guyana; los adeptos de Luc: Jouret (El Templo Solar), que se autoinmolaron en Suiza y Francia, o los devotos de Marshall Applewhite (La Puerta del Cielo), que se suicidaron en San Diego, sentían la misma leal­tad por sus ideales y la misma obediencia a sus líderes que cual­quier skinhead. Y no dudo que muchos de los camaradas, con los que compartí todos esos meses, se sentirían orgullosos de pelear para José S., incluso sin la remuneración económica, si éste tuviese la habilidad de enmascarar su cobarde solicitud con algún ideal nacionalista. Como hacen muchos otros.